Cajales y 'Programa I3'
En EL PA?S del domingo d¨ªa 18 se public¨® recuadrada una carta al director en la que se me atribuyen opiniones sobre los investigadores del Programa Ram¨®n y Cajal que no son ciertas. Tambi¨¦n se vierten informaciones sobre mi curr¨ªculum vitae que, adem¨¢s de impertinentes, son igualmente falsas.
El Programa Ram¨®n y Cajal fue una iniciativa interesante, puesta en marcha el a?o 2001, para facilitar la incorporaci¨®n a Espa?a de j¨®venes investigadores que est¨¢n trabajando en otros pa¨ªses, ofreciendo fondos para que las universidades o centros de investigaci¨®n espa?oles puedan contratarlos durante un periodo de cinco a?os. Una vez terminado este periodo se supon¨ªa que esos investigadores habr¨ªan tenido oportunidades suficientes para incorporarse a plazas con contrato estable. No obstante, ante las dificultades que se han detectado para conseguir este objetivo, el Gobierno actual ha puesto en marcha un nuevo programa complementario, conocido como I3, para dotar nuevas plazas.
El Programa I3 ha permitido en 2005 la estabilizaci¨®n de m¨¢s de 300 contratos, de los que 199 eran de investigadores acogidos al Programa Ram¨®n y Cajal. En los pr¨®ximos a?os esperamos tener cifras similares.
Pero, naturalmente, que cada investigador en concreto obtenga o no una de esas plazas ya no depende del Gobierno, que no puede obligar a ninguna universidad o centro de investigaci¨®n a contratar a nadie al margen de las normas y procedimientos establecidos para ello.
Seguramente ha habido incomprensiones y problemas de gesti¨®n en algunos casos. En ocasiones yo mismo he tenido la oportunidad de ayudar a solucionar algunos de estos problemas, cosa que he hecho con mucho gusto, como muy bien saben algunos investigadores de Ram¨®n y Cajal que me conocen. Personalmente, opino que es una pena que algunos j¨®venes y valiosos investigadores se vayan a otros pa¨ªses porque encuentran plazas m¨¢s interesantes que las que se les ofrecen aqu¨ª, o porque aqu¨ª simplemente no consiguen una plaza estable. Pero tambi¨¦n creo que este tipo de situaciones son frecuentes en la comunidad cient¨ªfica internacional, donde se da una alta movilidad en un mercado laboral muy competitivo. El mayor problema que tenemos a este respecto es el escaso atractivo que nuestro pa¨ªs todav¨ªa tiene para los investigadores extranjeros y la excesiva rigidez de los cauces de contrataci¨®n y selecci¨®n de profesores e investigadores que usamos en nuestras universidades, situaci¨®n que esperamos contribuir a cambiar con la reforma legal en marcha.
Como ve, se?or director, estas cifras y opiniones pueden ser contrastables, discutibles o controvertidas, pero no tienen nada que ver con actitudes de menosprecio como las que me atribuye el autor de la carta mencionada.
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