El zorro y el erizo
Por fin nos acercamos a la anhelada conclusi¨®n de la campa?a electoral mexicana. Despu¨¦s de todos estos meses de promesas, descalificaciones, cr¨ªticas, filtraciones, acusaciones, debates, posdebates, encuestas, temores e intolerable saturaci¨®n medi¨¢tica, ha llegado el momento de elegir. Seg¨²n la antigua f¨¢bula griega, retomada por Isaiah Berlin, algunas personas son como los zorros, que saben muchas cosas, y otras, como los erizos, que saben una sola, pero muy grande.
En la campa?a electoral mexicana no cabe duda de que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador es el erizo (lo ¨²nico que sabe es que M¨¦xico necesita mayor justicia social), mientras que Felipe Calder¨®n se comporta como zorro (considera que son muchos los problemas del pa¨ªs y que hay que resolverlos en conjunto). Desde luego cada quien es libre de dejarse llevar por la empat¨ªa o animadversi¨®n, pero quiz¨¢ valga la pena tomar este punto de partida para recordar algunas caracter¨ªsticas esenciales de los candidatos punteros (Roberto Madrazo, del PRI, no parece tener ya ninguna oportunidad de ganar la elecci¨®n).
L¨®pez Obrador, el erizo. Militante del PRI hasta 1988, abandon¨® este partido para unirse a la Corriente Democr¨¢tica. Luego se convirti¨® en fundador y en presidente del Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD). Es licenciado en Ciencia Pol¨ªtica por la UNAM, pero la academia nunca ha sido una de sus prioridades, aunque es autor de varios libros de calidad diversa (el ¨²ltimo, Un proyecto alternativo de naci¨®n, suena a veces como una fantas¨ªa). Contendi¨® dos veces al Gobierno de Tabasco; las irregularidades en el proceso (en especial contra Roberto Madrazo) lo llevaron a emprender sendas marchas de protesta hacia la Ciudad de M¨¦xico. Se convirti¨® en jefe de Gobierno del Distrito Federal en el 2000.
Al principio su Gobierno se caracteriz¨® por su moderaci¨®n y por los pactos que suscribi¨® con distintos factores reales de poder (en especial con empresarios como Carlos Slim), as¨ª como por medidas concretas, como las subvenciones a ancianos, que le concedieron un enorme apoyo popular (sigue siendo incre¨ªble que m¨¢s del 70% de los habitantes de una de las ciudades m¨¢s conflictivas del mundo apruebe su gesti¨®n). Sus conflictos con el presidente Fox fueron constantes, as¨ª como con distintos sectores del PRD (como Rosario Robles e incluso Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas).
Carism¨¢tico, con innegables tintes autoritarios, taimado, astuto, posee un poderoso estilo personal de gobernar que ha marcado todas las acciones de su Gobierno. En dos ocasiones ha sido puesto a prueba al m¨¢ximo por sus adversarios: cuando una serie de v¨ªdeos demostr¨® la corrupci¨®n de algunos de sus allegados (y frente a la cual no fue capaz de reaccionar) y cuando el Gobierno federal y el PRI animaron una moci¨®n para perseguirlo por la v¨ªa penal (que se vio frustrada dada la arbitrariedad de la moci¨®n y el apoyo popular que concit¨® su causa, incluso entre muchos de sus cr¨ªticos). A veces puede ser sereno y agudo, pero cuando sale de los temas que conoce o le interesan puede demostrar tanto desconocimiento como indiferencia.
Su preocupaci¨®n por los sectores m¨¢s desfavorecidos es leg¨ªtima y en ella basa su campa?a y su prestigio, pero en cambio no ha sabido articular las medidas que le permitir¨ªan combatir la desigualdad. Su mayor baza es su lucha por los pobres (la mitad de la poblaci¨®n del pa¨ªs), y su mayor defecto, su intemperancia y su desprecio hacia la transparencia y la legalidad.
Felipe Calder¨®n, el zorro. Miembro de una familia panista (aunque su padre sali¨® del partido por diferencias con sus dirigentes), se afili¨® al Partido Acci¨®n Nacional (PAN) desde muy joven, realizando una mete¨®rica carrera en su interior hasta convertirse en secretario general (con Carlos Castillo Peraza) y luego en presidente del PAN a los 34 a?os. Es abogado por la conservadora Escuela Libre de Derecho, y luego realiz¨® una maestr¨ªa en administraci¨®n p¨²blica en la Universidad de Harvard (muy publicitada pero sin demasiado peso acad¨¦mico). Posee una amplia trayectoria legislativa, al haber sido representante en la Asamblea del DF y coordinador de los diputados federales del PAN, aunque tambi¨¦n conoci¨® la derrota electoral cuando intent¨® ser gobernador del Estado de Michoac¨¢n. En cambio, su experiencia de gobierno es casi nula, pues tuvo en el Gobierno federal un paso tan fugaz como irrelevante: fungi¨® como director general de Banobras por menos de un a?o, casi el mismo tiempo que fue secretario de Energ¨ªa. Renunci¨® a este puesto en protesta a la reprimenda que recibi¨® del presidente Fox al anunciar sus intenciones de contender por la presidencia.
Concit¨® la simpat¨ªa general al triunfar en la elecci¨®n interna del PAN contra Santiago Creel, el candidato de Fox y de la estructura del partido, lo cual le confiri¨® un aura de riesgo y br¨ªo que hasta entonces no ten¨ªa. Serio, profesional, sin sentido del humor, firme y cuidadoso, parece dispuesto a desarrollar sus propios proyectos y a aprender de sus errores, si bien se halla cercado por los sectores m¨¢s reaccionarios de su propio partido (en especial por Manuel Espino) y entrampado en los intereses del establishment. Al sancionar la campa?a del PAN contra L¨®pez Obrador basada en el miedo, perdi¨® la oportunidad de ser elegido como un candidato capaz de corregir el rumbo de la err¨¢tica Administraci¨®n foxista y pas¨® a ser visto como el pol¨ªtico capaz de garantizar el mantenimiento del statu quo y los privilegios de las ¨¦lites (en especial luego de que el PAN apoyara la llamada Ley Televisa).
Su actuaci¨®n despierta confianza en los inversores y se le considera el ¨²nico capaz de mantener la estabilidad macroecon¨®mica, pero en cambio no ha sabido hablarle a esa mitad del pa¨ªs que carece de lo indispensable. Su mayor m¨¦rito es su solidez y su institucionalidad, y tiene en contra su falta de libertad frente a los grandes intereses econ¨®micos.
Jorge Volpi es escritor mexicano
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