?Por qu¨¦ viniste, Arrigo?
Hace dos d¨ªas compr¨¦ La Gazzetta dello Sport. En portada, dos entrevistas. En una, el ultimo t¨¦cnico campe¨®n: Enzo Bearzot. En la otra, el ¨²ltimo t¨¦cnico finalista: Arrigo Sacchi. El campe¨®n dec¨ªa: "Giocare bene conta poco". El finalista dec¨ªa: "Giocare bene ¨¨ la medicina". La misma historia. El mismo debate. Aqu¨ª y en todas partes del mundo. ?Por qu¨¦ narices tuvo que aparecer Sacchi en un sitio donde nadie le hab¨ªa citado? ?No hab¨ªan ganado sin ¨¦l tres Mundiales? ?No eran felices sin debate? Con esa cultura cattenaccistica, ?por qu¨¦ vino un contracultural a romper esa cultura?
Tuve la suerte de ser entrenado por Fabio Capello. Un d¨ªa nos dijo que en un mundo donde nadie se atreve a tomar decisiones ¨¦l las toma.Y que eso era lo que mejor sab¨ªa hacer. Y las tomaba en funci¨®n de lo que sent¨ªa. De c¨®mo entend¨ªa su f¨²tbol. Recuerdo mis primeros d¨ªas de vida con ¨¦l. Los equipos italianos, en Europa esos a?os, no ganaban nada. Eran los espa?oles (Real Madrid) los que se llevaba la orejuda. Y varias veces. Pues en mis primeros d¨ªas o¨ªa que el entrenador italiano repet¨ªa una y otra vez que o se dejaba de lanzar pelotazos y se empezaba a jugar como lo hac¨ªan los espa?oles o nunca m¨¢s el pa¨ªs de la pizza y hoy de Moggi volver¨ªa a ganar nada. Fue en las primeras semanas. Y en las siguientes. Pero no m¨¢s. ?Hasta cu¨¢ndo dur¨® el mensaje? Hasta las primeras derrotas. El lugar donde se ponen a prueba las convicciones. No hay otro. En ese momento, Fabio Capello empez¨® a tomar decisiones (lo hace como nadie) y a tomarlas como ¨¦l las siente. Como ¨¦l siente el f¨²tbol. A la manera que le ha convertido en el entrenador que m¨¢s ha ganado en Italia. El entrenador vincente. A la italiana. A la que todos conocemos. A la de los tres Mundiales. Carletto Mazzone, mi entrenador en Brescia y mi padre italiano, un d¨ªa hablando sobre el f¨²tbol espa?ol y el italiano, hablando de miserias y maravillas de uno y otro, de repente me suelta: "Ao, Pepe, a ver si nos entendemos: ?cu¨¢ntos Mundiales tiene Espa?a? Nosotros, tres. Y vosotros? Ante tal irrefutable argumento num¨¦rico, me levant¨¦, le abrac¨¦, le felicit¨¦ y me fui a hacer no s¨¦ qu¨¦. ?Qu¨¦ quer¨ªa? Ingenuo de m¨ª. ?Convencerle para que jugara como a m¨ª me gusta? Ao, Pepe, dejemos que los italianos jueguen a la italiana.
Han ganado todo de esta manera. Con el "palla lunga e pedalare" (pelotazo y a correr). As¨ª de tranquilos viv¨ªan y ganaban y ganaban y ganaban hasta que lleg¨® Sacchi y... empezaron a discutir.
Ayer volvieron a ganar. Y ya est¨¢n en cuartos. Se juntaron en su ¨¢rea con maravillosos defensores. Lo hicieron cuando estaban todos. Lo hicieron m¨¢s cuando no estuvieron todos. Esperaron que alguien les atacara. Y Australia, un poco, lo hizo. Hasta que, llegado el momento, su jugador franquicia, ayer fue Totti (grabar v¨ªdeo para ense?ar c¨®mo se lanza un penalti con presi¨®n), ordenara el contraataque y, obedientes y ordenados, siguiendo las instrucciones, golpearon donde m¨¢s duele. Esperando que el se?or salga de casa para que el ladr¨®n entre a robar. Hiriendo para acabar matando. As¨ª viven y as¨ª ganan. Y no hay discusi¨®n. Ya no hay debate.
Hasta que un d¨ªa pierden. Aunque no lo parezca. Y es all¨ª donde Sacchi vuelve a aparecer. Le dejan. Y empieza el discurso que ¨¦l siente. Y dice cosas como: "De la posible uni¨®n de las virtudes de los espa?oles y los italianos saldr¨ªa la selecci¨®n invencible". Y se lo consienten. No por generosidad. No por amistad. Solo porque Sacchi, un d¨ªa, tambi¨¦n gan¨®. ?Y c¨®mo! ?Uf!
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