"De aqu¨ª no se baja ni Dios hasta comisar¨ªa"

Domiciano Garc¨ªa hizo una locura el pasado 10 de junio que "pod¨ªa haber acabado mal", admite. A las tres y cuarto de la ma?ana, un grupo de siete j¨®venes suramericanos subi¨® a uno de los autobuses de la empresa Llorente que conduc¨ªa. Quer¨ªan ir a Pozuelo. Pero uno de ellos, por la cara. "Me lo f¨ªas, ya te lo pagar¨¦", le dijo el chaval a Domiciano, que tiene 42 a?os y lleva 12 trabajando en la empresa. "Aqu¨ª pagan todos", le respondi¨® ¨¦l segundos antes de terminar recibiendo del chico el importe. Entonces los siete pasajeros comenzaron a insultar a Domiciano. "Me llamaban racista e hijo de puta", cuenta.

Cuando llegaron a Pozuelo los chichos marcaron la parada con el pulsador, pero no se bajaron. Se fueron hacia la puerta y se quedaron obstaculiz¨¢ndola en actitud intimidatoria. "Me baj¨¦ para apartarlos de la puerta, y tal cual como sal¨ª empezaron los golpes". Recibi¨® pu?etazos y patadas de siete chavales borrachos. Tras la refriega, Domiciano consigui¨® meterse de nuevo en el autob¨²s y arrastr¨® con ¨¦l a tres de los agresores. "De aqu¨ª no se baja ni Dios hasta la comisar¨ªa". Arranc¨® el veh¨ªculo y puso rumbo a hacia la comisar¨ªa m¨¢s cercana.

En el autob¨²s hab¨ªa dos pasajeros m¨¢s que contemplaban la secuencia con absoluto asombro. Domiciano empu?¨® con fuerza el volante y pis¨® el acelerador. "Ahora lo pienso y quiz¨¢ comet¨ª una locura. Me pod¨ªan haber apu?alado o haber tenido un accidente", se lamentaba ayer rememorando el incidente.

Cuando vio la comisar¨ªa del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa de Pozuelo, en la calle del Camino de los Huertos, Domiciano se fue directo hacia ella con su autob¨²s oruga, los que son art¨ªculados. "C¨®mo es tan largo, me cost¨® dar la vuelta a la rotonda a esa velocidad", relata. Cuando vio el efificio, se meti¨® hasta la cocina con el autob¨²s. "Lo met¨ª hasta que un seto no me dej¨® entrar m¨¢s y sal¨ª gritando y pidiendo auxilio", rememora.

El conductor pill¨® por el cuello a dos de los agresores, "pero me qued¨¦ con la gorra de uno y la chaqueta del otro". Salieron corriendo y consiguieron hu¨ªr. Sin embargo, la polic¨ªa los localiz¨® un rato m¨¢s tarde a una distancia de un kil¨®metro de la comisar¨ªa y los detuvo. Los otros dos pasajeros bajaron. Uno de ellos ser¨¢ testigo en el juicio.

Ya m¨¢s sereno, Domiciano se lamenta de la situaci¨®n a la que han llegado los conductores. "Situaciones as¨ª no las hab¨ªamos visto nunca. Desde hace a?o y medio esto ha empeorado much¨ªsimo. Primero tiraban los asientos por las ventanillas, luego romp¨ªan los cristales, no pagaban, fumaban... Pero esto ya no se puede aguantar".