Las dos caras de la India
La India que en unos d¨ªas visitar¨¢ oficialmente el presidente Rodr¨ªguez Zapatero es multifac¨¦tica. No es s¨®lo la que ha registrado en los ¨²ltimos a?os un crecimiento econ¨®mico sobresaliente y la que tiene perspectivas muy favorables de desarrollo a largo plazo. Es igualmente un pa¨ªs cuya econom¨ªa est¨¢ sujeta a riesgos importantes a corto y medio plazo, relacionados sobre todo con una creciente vulnerabilidad financiera y una escasa creaci¨®n de empleo. La India es tambi¨¦n un pa¨ªs todav¨ªa muy pobre, en el que m¨¢s de 800 millones de personas tienen unos ingresos diarios inferiores a dos d¨®lares y en el que una de cada dos mujeres adultas es analfabeta.
Es verdad que, desde 2003, el crecimiento anual medio del PIB ha rondado el 8%, una tasa s¨®lo superada, en todo el mundo, por China. Ese auge se ha debido a varios factores. En primer lugar, al crecimiento del consumo de una pujante clase media, cuyo tama?o se ha cuadruplicado en el ¨²ltimo decenio hasta alcanzar los 100 millones de personas. En segundo t¨¦rmino, al aumento de la inversi¨®n, en un contexto de bajos tipos de inter¨¦s y de importante entrada de capital extranjero. En tercer lugar, al incremento de las exportaciones, especialmente de servicios de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n subcontratados por empresas estadounidenses y europeas.
Tambi¨¦n es cierto que ese crecimiento se ha manifestado en un aumento considerable de la renta por habitante, en una reducci¨®n apreciable de la incidencia de la pobreza y en la mejora de otros indicadores sociales. Ha aumentado, sin embargo, la desigualdad y, en algunas zonas, el desempleo.
Es igualmente verdad que la India tiene ventajas sustanciales, que podr¨ªan permitirle crecer a tasas elevadas en los pr¨®ximos decenios: una mano de obra bien formada y angl¨®fona, una numerosa y cada vez m¨¢s pr¨®spera clase media, una poblaci¨®n joven, unas reformas econ¨®micas que van por buen camino y, lo que no es menos importante, un sistema pol¨ªtico democr¨¢tico, con un poder judicial independiente. As¨ª, algunas previsiones apuntan a que podr¨ªa convertirse en la cuarta mayor econom¨ªa del mundo en 2025 y en la tercera hacia 2030. Hoy es la duod¨¦cima.
Con todo, existen riesgos importantes a corto plazo. No cabe ignorarlos pese a que haya que confiar en que finalmente no se materialicen. Adem¨¢s del relacionado con el boom de cr¨¦dito bancario y de los precios de algunos activos, como los burs¨¢tiles (hasta la correcci¨®n reciente) e inmobiliarios, el riesgo principal reside en el empeoramiento del saldo exterior, provocado por el fuerte incremento de las importaciones. El d¨¦ficit corriente ronda ya el 3% del PIB. Lo grave del asunto es que hab¨ªa super¨¢vit hasta hace apenas dos a?os. Tambi¨¦n que el desequilibrio exterior se sustenta en un muy alto, aunque decreciente, d¨¦ficit presupuestario. Y, sobre todo, que ese desajuste corriente se financia principalmente con capital extranjero vol¨¢til, como la inversi¨®n en cartera y los cr¨¦ditos a corto plazo.
Confiemos en que no ocurra nada, pero la situaci¨®n actual de la India se asemeja en buena medida a la de algunos pa¨ªses de Asia oriental antes de las crisis de 1997-98. No obstante, la India ha acumulado una gran cantidad de reservas en divisas, tiene margen para depreciar gradualmente la rupia si fuera preciso y sus exportaciones se han diversificado mucho en los ¨²ltimos a?os (han alcanzado 100.000 millones de d¨®lares en mercanc¨ªas y la mitad de esa cantidad en servicios).
En cualquier caso, es muy posible que la econom¨ªa crezca algo menos r¨¢pido en los pr¨®ximos a?os. Hasta ahora, el consumo y la inversi¨®n se han beneficiado de unos bajos tipos de inter¨¦s. ?stos est¨¢n aumentando y lo seguir¨¢n haciendo en los pr¨®ximos meses, como consecuencia de las presiones inflacionarias, del aumento del precio del petr¨®leo (cuyas importaciones suponen el 70% del consumo) y del incremento de los tipos en EE UU, la UE y, pr¨®ximamente, Jap¨®n.
En otro orden de cosas, el futuro esplendoroso de la India que se nos anuncia para el medio y largo plazo no est¨¢ del todo garantizado. Depender¨¢ en gran medida de que haya un aumento sustancial de las inversiones en infraestructuras, cuya insuficiencia y mala calidad explican, por ejemplo, que la inversi¨®n directa extranjera sea tan baja, apenas una d¨¦cima parte de la que recibe China. Tambi¨¦n de que se genere masivamente empleo. India tiene que sacar provecho de su dividendo demogr¨¢fico, esto es, del hecho de que su poblaci¨®n es joven y de que la mano de obra aumentar¨¢, en proporci¨®n de la poblaci¨®n total, hasta 2035. Para tal fin tiene que crear un amplio sector manufacturero intensivo en trabajo, algo que de momento no tiene en absoluto. La industria supone el 27% del PIB pero genera s¨®lo el 19% del empleo, mientras que los sobredimensionados servicios representan el 54% del PIB y apenas el 28% del empleo. El tan admirado sector de servicios de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n ocupa por ahora a un mill¨®n de personas, una gota de agua en un pa¨ªs con m¨¢s de 1.100 millones de habitantes en total y con 400 millones de empleados. El crecimiento industrial, a su vez, debe asemejarse m¨¢s al de China, es decir, ha de orientarse m¨¢s a la exportaci¨®n y atraer m¨¢s inversi¨®n directa extranjera.
Por ¨²ltimo, es preciso recordar que la mayor parte de la India no se parece en absoluto a la que rodea al exitoso sector inform¨¢tico de Bangalore o a la pujante clase media de Mumbai, Delhi, Kolkata o Chennai. Seg¨²n el Banco Mundial, en 2001 el pa¨ªs ten¨ªa 360 millones de personas con unos ingresos diarios inferiores a un d¨®lar (el 35% de la poblaci¨®n) y nada menos que 825 millones con una renta diaria menor a los dos d¨®lares (el 80% de la poblaci¨®n). Esto es, tambi¨¦n en este aspecto India es muy diferente de China. La tasa de mortalidad infantil (64 por mil) es quince veces mayor que la de Espa?a. Una tercera parte de los reci¨¦n nacidos tiene un peso inferior al normal, cifra que llega a la mitad en los ni?os y ni?as de tres a?os. La tasa de analfabetismo de adultos es del 39% para ambos g¨¦neros y del 52% para las mujeres.
En suma, no hay que dejarse impresionar ¨²nicamente por la India moderna y din¨¢mica, aunque ¨¦sta merece sin duda los mejores elogios. Tambi¨¦n debe causarnos impresi¨®n una gran econom¨ªa que tiene fragilidades importantes y, sobre todo, presenta manifestaciones extremas de subdesarrollo. Al fin y al cabo, la India, en donde vive uno de cada seis habitantes del planeta, est¨¢ llena de contrastes.
Pablo Bustelo es profesor titular de Econom¨ªa Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid e investigador principal para Asia-Pac¨ªfico del Real Instituto Elcano.
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