Ebrios y civilizados
Bebida es civilizaci¨®n, viene a decir Tom Standage. Interesado en c¨®mo el consumo de ciertas bebidas ha provocado cambios importantes en las costumbres sociales y hasta pol¨ªticas de la humanidad, se decidi¨® a emprender una investigaci¨®n que va de lo hist¨®rico y cient¨ªfico a lo anecd¨®tico y curioso.
Empieza con la primitiva fabricaci¨®n de cerveza en los albores de la agricultura en Mesopotamia y Egipto, donde no s¨®lo sirvi¨® para embriagar agradablemente sino como alternativa al agua, que sol¨ªa contaminarse con facilidad. La cerveza, junto al pan, se convirti¨® pronto en salario, y el recuento de estas existencias figura en las m¨¢s antiguas tablillas de escritura cuneiforme que se han encontrado.
LA HISTORIA DEL MUNDO EN SEIS TRAGOS
Tom Standage
Traducci¨®n de Gabriel Dols G.
Debate. Barcelona, 2006
280 p¨¢ginas. 17,30 euros
Grecia y, despu¨¦s, Roma se mojaron en vino. Y tambi¨¦n las disquisiciones filos¨®ficas y pol¨ªticas vigentes hasta hoy d¨ªa. Los simposia eran grandes reuniones en torno a recipientes de vino diluido donde se hablaba de pol¨ªtica, econom¨ªa o poes¨ªa. Los romanos tuvieron en el vino uno de los pilares de su civilizaci¨®n. Desarrollaron distintas variedades de acuerdo con la escala social y encargaron al c¨¦lebre m¨¦dico Galeno que hiciera la primera cata universal para determinar el mejor vino del mundo.
M¨¢s adelante, en la ¨¦poca de los descubrimientos mar¨ªtimos, los alcoholes destilados como el ron, el brandy o el whisky sirvieron tambi¨¦n como moneda de cambio para comprar esclavos. Un asunto que tuvo efectos determinantes en la formaci¨®n de Estados Unidos como naci¨®n.
El caf¨¦, la bebida de la raz¨®n,
lleg¨® como s¨ªmbolo de la lucidez de pensamiento en la ¨¦poca de la Ilustraci¨®n. Se distinguieron claramente los caf¨¦s de las tabernas, si bien la proliferaci¨®n de aquellos fue vista por las autoridades como la de sitios peligrosos por ser lugares de conspiraciones y hasta de revoluciones.
El t¨¦, venido principalmente de China, se convirti¨® en h¨¢bito en Inglaterra gracias a la afici¨®n de Catalina de Braganza, casada con Carlos II. La bebida se puso de moda tanto como las tazas de porcelana del servicio, hasta asumir el estatus de una colaci¨®n m¨¢s. Fue tambi¨¦n la bebida de las mujeres. Ya que no se les permit¨ªa ir a los caf¨¦s, se crearon tiendas y establecimientos especiales para el consumo de las damas.
Por ¨²ltimo, Standage coloca a Coca-cola como una de las bebidas m¨¢s influyentes y s¨ªmbolo de la actual globalizaci¨®n. Fue creada por un farmac¨¦utico en busca de uno de esos brebajes curalotodo que los charlatanes vend¨ªan a los ilusos en Estados Unidos a finales del XIX. La historia de esta bebida carbonatada y su difusi¨®n hasta en los lugares m¨¢s remotos del planeta ocupa la parte final del libro, en el que se presenta un ap¨¦ndice sobre la preparaci¨®n primitiva de todas estas bebidas, en general muy poco agradables a los paladares contempor¨¢neos.
Tal vez no sea un ensayo que arroje demasiadas luces sobre la historia, pero tiene la virtud de referirse a bebidas tan cotidianas y familiares que es como acercarse a la genealog¨ªa de nuestros gustos. La historia del mundo en seis tragos se bebe y se degusta como una buena taza de caf¨¦, de t¨¦ o incluso como una refrescante bebida carbonatada. No embriaga ni alegra, pero ciertamente puede dar burbujeante contenido a tertulias relajadas y entretenidas donde relatar las llamativas curiosidades hist¨®ricas que este libro re¨²ne, en plan: "?Sab¨ªas que...".
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