La ley no es para m¨ª
ME ENTRETENGO VIENDO, cerca de casa, en una plaza dura, c¨®mo unos chavales juegan al f¨²tbol alrededor de un cartel con la leyenda: prohibido jugar a la pelota. La pr¨¢ctica es doblemente educativa para los chavales: a las virtudes del deporte se suma la iniciaci¨®n en el principio hispano-espa?ol, quiz¨¢ mediterr¨¢neo, de que la ley es orientativa.
Estoy haciendo tiempo para ir al hospital. Una cura menor: iba en bici por la acera y se me echaron encima dos se?oras. (Peor es cuando vas por el carril bici: se te echan encima las motos). Mi plan era colarme en el metro, pero al final cojo el coche. Lo tengo en una plaza de parking fantasma. No est¨¢ declarada. Es un s¨®tano. Con la tonter¨ªa de haberme entretenido medio llego tarde, y aparco en doble fila. Es un momentito, pero para ganar tiempo me salto la cola de informaci¨®n.
Cartel: se ruega no usar el m¨®vil. Muchas opinan que el ruego se circunscribe al ¨¢rea que ocupa el cartel
Cartel: se ruega no usar el m¨®vil. Bastantes personas opinan que el ruego se circunscribe al ¨¢rea que ocupa el cartel. Tambi¨¦n hay quien piensa que, si no ves, no cuenta. Basta hablar de espaldas al cartel. Me uno a estos ¨²ltimos, porque tengo gestiones urgentes que hacer.
La gr¨²a se ha llevado el coche. Siempre pagamos los mismos. Robo un peri¨®dico aprovechando un descuido del quiosquero y paro un taxi. No lleva cinturones traseros. Precisamente habla el peri¨®dico del endurecimiento de las sanciones a los conductores. Lo comento con el taxista, que fuma mientras me lleva a 150 kil¨®metros por hora por una v¨ªa de circunvalaci¨®n, donde el l¨ªmite est¨¢ en 90. La conversaci¨®n se interrumpe porque le telefonean, y atiende el m¨®vil, sin m¨¢s sobresalto que un volantazo para cambiar de carril y reducir a 60 en cinco segundos. Qui¨¦n dijo miedo. El taxista se coloca el m¨®vil entre la oreja y la clav¨ªcula, y busca en la guantera un cuaderno y un boli para anotar un servicio. La llamada es de un cliente que desea que le recojan a las cinco de la madrugada. El taxista toma nota de la direcci¨®n, apoyando el cuaderno en la rodilla derecha, para lo que ha tenido que levantar el pedal del freno. S¨®lo le falta sacar un tromb¨®n y tocar de o¨ªdo La del manojo de rosas. Si llegamos vivos le pido un aut¨®grafo. Nos saltamos dos ceda el paso, arrollamos un par de pasos de peatones, y llegamos al destino: la sede de un notario. Tengo que comprar un piso, mitad en blanco, mitad en negro. Ser¨¢ cosa r¨¢pida. El notario ya est¨¢ al corriente, y se levantar¨¢ cuando llegue el momento.
L¨®gicamente estoy nervioso. Quieras que no, el piso nuevo traer¨¢ gastos. Lo primero, una reforma, que pagar¨¦ sin IVA. Ya tengo localizado al reformista. Un t¨ªo sin t¨ªtulo que hace de arquitecto, y que dice que no hace falta pedir licencia de obras. Tiene contratados a dos o tres sin papeles que le hacen el trabajo duro, y apenas pide comisi¨®n. Para limpiar el piso ya he pedido a un amigo que me preste a la chica que tiene sin asegurar, y en dos meses calculo entrar en mi nueva casa, con la satisfacci¨®n de ser un ciudadano honrado en un pa¨ªs civilizado.
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