Perdedor
Frente al nuevo dise?o de los j¨®venes espa?oles que estudian en las universidades de Europa y Norteam¨¦rica, que viajan por todo el mundo e imponen la evidencia de pertenecer a un pa¨ªs moderno y lleno de vitalidad, existen actitudes castizas, que le dan a Espa?a un aire rancio todav¨ªa. Esa dicotom¨ªa se ha visto muy clara entre los hinchas del equipo nacional en el Mundial de f¨²tbol en Alemania. Esta vez la bandera espa?ola, cuya asta ha servido en muchas ocasiones para aplastar el cr¨¢neo de los dem¨®cratas, ha cohesionado el entusiamo general en los momentos de triunfo. Todos los hinchas sin distinci¨®n de origen, edad e ideolog¨ªa gritaban y bailaban dentro de la misma euforia. Al ver las oleadas de j¨®venes alegres, bravos, ruidosos, bien alimentados, con la cara pintada con los colores de la tribu, uno imaginaba en ellos a las nuevas generaciones de espa?oles, equiparables con ventaja a las del pa¨ªs europeo m¨¢s avanzado. Pero he aqu¨ª que en medio de tanto esplendor en la hierba estaba el ineludible Manolo el del Bombo, como portador de los valores eternos del tocino de la patria. Y para hacer el asunto a¨²n m¨¢s siniestro algunos aficionados al f¨²tbol iban disfrazados de toreros, otros seguidores llevaban puesta la montera y por todas partes se ve¨ªan banderas espa?olas con la figura estampada de un toro negro. Ignoro si ese morlaco representa la bravura de nuestros jugadores o el destino del equipo contrario, al que se espera estoquear. En todo caso conviene recordar que el toro de lidia en Espa?a es un perdedor nato. Para empezar este animal sale a la arena convenientemente manipulado, drogado, afeitado y deslomado. Debido a eso se suele caer muchas veces durante la faena y hay que levantarlo tir¨¢ndole del rabo. Sin duda, el toro es un animal noble y muy bello, que al principio sale a la plaza queriendo comerse al mundo, pero a los diez minutos ya se ha convertido en una piltrafa. Cuando en cualquier manifestaci¨®n pol¨ªtica o deportiva veo banderas espa?olas con la estampa del toro de lidia no pienso en ning¨²n triunfo, en ninguna haza?a, sino en las im¨¢genes que conducen a una inminente derrota, en la suerte de varas, en las sucesivas estocadas y descabellos, en el verduguillo y en el arrastre bajo un clamor de insultos. Hay que sacudirse esa suerte de encima. Si un d¨ªa desaparece el casticismo de Manolo el del Bombo y los s¨ªmbolos taurinos pasan al desv¨¢n de nuestra historia, el equipo nacional alcanzar¨¢ la modernidad, que es la primera gran victoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.