Destruir Gaza
La ofensiva israel¨ª por tierra, mar y aire que machaca diariamente Gaza tras el secuestro por terroristas de Ham¨¢s de un cabo israel¨ª el pasado 25 de junio -y que el primer ministro Olmert orden¨® ayer intensificar- no puede considerarse como un medio l¨ªcito ni proporcionado para obtener la liberaci¨®n del soldado. El objetivo israel¨ª, pese a afirmar que no se busca una crisis humanitaria, parece m¨¢s bien la destrucci¨®n material de la Autoridad Palestina, de sus l¨ªderes y de sus ya escasos medios materiales. S¨®lo eso explica el bombardeo de una central el¨¦ctrica, de una escuela, de la oficina del primer ministro -el l¨ªder de Ham¨¢s, Ismael Haniye- y, en general, de objetivos b¨¢sicamente civiles. Entre ellos est¨¢n la mitad del Gabinete y la veintena de legisladores palestinos detenidos.
Esa devastaci¨®n por tiempos es una espiral que reclama m¨¢s y m¨¢s violencia. As¨ª, Ham¨¢s y el Gobierno israel¨ª rechazaban ayer, con una coincidencia que no les honra, la tentativa egipcia de mediaci¨®n. El Cairo propone la liberaci¨®n del joven secuestrado, Gilad Shalit, a cambio de la de un n¨²mero indeterminado de presos palestinos en las c¨¢rceles de Israel. Ham¨¢s reclama, en cambio, la libertad de 1.200 presos -en primer lugar, las mujeres y menores de edad- e ignora la iniciativa egipcia precisamente por su inconcreci¨®n. Y su brazo armado advert¨ªa ayer a Israel de que si no cesa en su ofensiva atacar¨ªa tambi¨¦n objetivos civiles en territorio del ocupante; como si eso no hubiera sido ya moneda corriente de su acci¨®n terrorista, al menos hasta que declar¨® la tregua en febrero de 2005, que hab¨ªa venido cumpliendo con bastante rigor hasta el secuestro.
El soldado debe ser liberado; Israel debe cesar no ya en su ofensiva, sino en el permanente hostigamiento, bajo el argumento perverso de los asesinatos selectivos, con el que diezma las filas palestinas; el Gobierno de Haniye, tras cinco decepcionantes meses en el poder, debe mostrarse dispuesto al reconocimiento mutuo con Israel, as¨ª como renunciar al terrorismo; y, finalmente, el Estado jud¨ªo debe iniciar negociaciones con la Autoridad Palestina -sin excluir al Gobierno de Ham¨¢s- para una retirada libremente pactada bajo supervisi¨®n internacional de los territorios ocupados, que permita la creaci¨®n de un Estado palestino. Todo ello es hoy utop¨ªa, pero casi nadie ignora que ¨¦se es el ¨²nico camino hacia la paz.
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