El 'graffiti' vuelve a Nueva York
Se abre una muestra en el museo de Brooklyn aunque las pintadas est¨¢n prohibidas
La nostalgia por un Nueva York que ya no existe, donde los trenes del metro circulaban por los puentes elevados cargados de colores y los muros de algunos barrios eran una explosi¨®n de creatividad, volvieron a ser recordados el pasado fin de semana en el Museo de Brooklyn con motivo de la inauguraci¨®n de la exposici¨®n Graffiti. Bajo este t¨ªtulo se han reunido 22 lienzos de la colecci¨®n privada de Sidney Janis, uno de los primeros galeristas que se atrevi¨® a invitar a artistas callejeros como Basquiat, Crash, Daze o Lady Pink a pintar sobre lienzos para exhibir sus obras en salas de arte. Janis pose¨ªa una importante colecci¨®n de arte moderno en la que brillaban Picasso, Mondrian o Brancusi entre otros pero eso no le impidi¨® ver en el arte callejero que inundaba Nueva York una nueva forma de expresi¨®n art¨ªstica para la que busc¨® el reconocimiento atreviendose a desafiar al establishment del arte y organizando en 1982 la ya m¨ªtica muestra Post-Graffiti, que permiti¨® a los mismos artistas que hoy cuelgan de las paredes del Museo de Brooklyn, mostrar su obra en una sala por primera vez.
A finales de los setenta j¨®venes como Jean Michel Basquiat hab¨ªan tomado los muros de barrios como el East Village para expresar ideas y dejar constancia de su presencia a trav¨¦s de lo que The New York Times bautiz¨® como graffiti, una f¨®rmula pict¨®rica que se apoyaba en el uso del aerosol, en dejar la marca (firma) del artista en grandes letras de colores y que a trav¨¦s de im¨¢genes cercanas al c¨®mic servir¨ªan tambi¨¦n como forma de protesta. Basquiat y su amigo Al Diaz fueron de los primeros en utilizar su nombre de guerra, SAMO, para llenar de mensajes subversivos las calles del East Village. Pero la f¨®rmula de marcar manzanas enteras con un nombre hab¨ªa arrancado en Filadelfia en los a?os sesenta y cuando lleg¨® a Nueva York en los setenta no s¨®lo fue utilizado por artistas sino tambi¨¦n por bandas callejeras que marcaban su territorio a trav¨¦s de lo que ellos defin¨ªan como tags (firmas) y por la cultura del hip hop, que quedar¨ªa para siempre unida a la cultura del graffiti. Toda superficie era susceptible de convertirse en lienzo urbano, como cont¨® el propio Crash el s¨¢bado durante un encuentro con el p¨²blico en el Museo de Brooklyn. Pero todo cambia. La alcald¨ªa de Nueva York se puso dura con los graffiteros, limpi¨® la cara de los trenes y del East Village, la polic¨ªa cre¨® un escuadr¨®n antigraffiti y hoy si alguien es cazado en acci¨®n, acaba con sus huesos en la c¨¢rcel.
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