Cuando el dolor de cabeza oculta maltrato
El 90% de las v¨ªctimas de la violencia dom¨¦stica acude a los m¨¦dicos, pero ¨¦stos s¨®lo identifican el 10% de los casos
Hay un 10% de espa?olas que acude a los centros de atenci¨®n primaria con mayor frecuencia que el resto, casi seis o siete veces m¨¢s al a?o. Las razones pueden ser m¨²ltiples, pero en muchas ocasiones hay un com¨²n denominador: son v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica.
La mayor¨ªa acuden al m¨¦dico a causa de un deterioro progresivo de su salud, tanto f¨ªsica como psicol¨®gica. Pero por diversas razones, entre ellas la verg¨¹enza, el deseo de que todo cambie o el sentimiento de culpa, s¨®lo entre un 5% y un 10% se siente con fuerzas para denunciar la situaci¨®n de maltrato.
Los m¨¦dicos de cabecera son en muchas ocasiones la primera y ¨²nica persona fuera del entorno familiar a la que la mujer maltratada pide ayuda antes de que su vida entre en una espiral de violencia de la que resulta muy dif¨ªcil salir. Por la posici¨®n que ocupa y la cercan¨ªa a la paciente, el m¨¦dico de cabecera tiene una posici¨®n inmejorable para identificar y prevenir los casos de violencia. As¨ª lo reconoce un reciente estudio publicado en la revista Annals of Epidemiology, que indica que los m¨¦dicos de familia, con formaci¨®n y recursos adecuados, podr¨ªan desempe?ar un papel esencial en la identificaci¨®n de las mujeres que sufren o han sufrido alg¨²n tipo de violencia a lo largo de su vida y ayudarlas mediante asesoramiento.
La sobrecarga en los centros de salud hace muy complicado iniciar un buen tratamiento
600.000 mujeres visitan cada d¨ªa en Espa?a las consultas de atenci¨®n primaria
"El papel del m¨¦dico de cabecera y de los servicios de atenci¨®n primaria es fundamental; pero para ello hay que formarlos y sensibilizarlos", asegura Isabel Ruiz-P¨¦rez, de la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica.
En Espa?a, seg¨²n datos de la Sociedad Espa?ola de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), un mill¨®n de personas acude cada d¨ªa a las consultas de atenci¨®n primaria; el 60% son mujeres y de ¨¦stas, unas 60.000 han sufrido alg¨²n tipo de violencia a lo largo de su vida, pero no lo menciona directamente a su m¨¦dico. Una encuesta del Instituto de la Mujer ha revelado que m¨¢s del 12% de las mujeres est¨¢ en situaci¨®n objetiva de violencia en el entorno familiar, lo que significar¨ªa que casi dos millones pueden sufrirla a lo largo de su vida.
Tras la aprobaci¨®n de la ley integral contra la violencia de g¨¦nero, los poderes p¨²blicos buscan estrategias para atajar un problema que en lo que llevamos de a?o ya ha causado la muerte de 32 mujeres. Y una de ella pasa por los servicios de atenci¨®n primaria, pues, como reconoce Asensio L¨®pez-Santiago, vicepresidente de la Semfyc, el m¨¦dico de cabecera est¨¢ en condiciones de identificar precozmente los casos de violencia ya que el 90% de las mujeres maltratadas han acudido a las consultas de atenci¨®n primaria el mismo a?o en el que se produjeron las agresiones.
Sin embargo, son muchas las razones por las que estos casos pueden pasar inadvertidos para un profesional sanitario: miedo a "abrir la caja de Pandora" y no saber manejar una situaci¨®n que le parece imprevisible, falta de tiempo o de preparaci¨®n, desconfianza, etc¨¦tera.
De todos ellos, el m¨¢s determinante es que las propias v¨ªctimas no reconocen estar siendo agredidas. "S¨®lo un tercio de las mujeres se considera a s¨ª misma v¨ªctima del maltrato cuando se le pregunta", se?ala L¨®pez-Santiago.
La mejor herramienta para "abrir la caja de Pandora" es la entrevista cl¨ªnica. "Una entrevista que asegure la confidencialidad, utilizando el tiempo necesario, favoreciendo la expresi¨®n de sentimientos, diciendo claramente que la violencia nunca est¨¢ justificada y que no se es culpable por sufrirla, no emitir juicios, respetando las decisiones de las mujeres y, en ¨²ltima instancia, ayudar a tomar decisiones", indica el vicepresidente de Semfyc.
Empat¨ªa y confianza en el m¨¦dico resultan imprescindibles para poder asumir esta responsabilidad teniendo en cuenta que, como se?ala la Asociaci¨®n Medica Americana (AMA) en su Gu¨ªa para el diagn¨®stico y tratamiento de la violencia dom¨¦stica, el m¨¦dico de atenci¨®n primaria puede ser la ¨²nica persona fuera de la familia a la que una mujer pida ayuda.
?C¨®mo hacerlo? "El cribado universal mediante cuestionarios podr¨ªa ser una buena opci¨®n, pero no est¨¢ validado", se?ala L¨®pez-Santiago. "La mejor opci¨®n es la entrevista personal". Seg¨²n Mar¨ªa del Carmen Fern¨¢ndez Alonso, m¨¦dico de familia del Centro de Salud del Barco, en Valladolid, "debemos aprovechar que preguntamos sobre otros problemas de salud para realizar una intervenci¨®n encaminada a identificar los posibles signos de alerta y los factores de riesgo".
Pero en la pr¨¢ctica diaria de un centro de salud, con el nivel de sobrecarga actual en la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas, resulta muy complicado identificar las se?ales de maltrato y no confundirlas con otros problemas. Sin embargo, los signos son claros: si el maltrato es f¨ªsico, la mujer puede presentar heridas, se?ales de golpes o hematomas.
Muchas veces los atribuye a un accidente. Cuando es as¨ª, hay que cotejar el relato de la mujer con el tipo de herida o se?al que presente para ver si es congruente. Sin son ps¨ªquicos, la paciente puede presentar cuadros de ansiedad, depresi¨®n, agitaci¨®n, tristeza profunda e incluso tendencias suicidas. Pero a veces las v¨ªctimas tambi¨¦n somatizan su situaci¨®n con m¨²ltiples alteraciones, como dolores de cabeza o insomnio.
"La violencia no es ¨²nicamente f¨ªsica", advierte Ruiz-P¨¦rez. "En nuestro trabajo y en otro publicado recientemente en Gaceta Sanitaria hemos visto que del 28% de mujeres que sufr¨ªa maltrato, en el 14% era v¨ªctima de violencia emocional. Y m¨¢s de la mitad llevaba sufriendo malos tratos de cualquier tipo -sexual, f¨ªsico y emocional- desde hac¨ªa m¨¢s de cinco a?os".
Para ayudar a los profesionales de atenci¨®n primaria -m¨¦dicos, trabajadores sociales, enfermeras- existen una serie de protocolos de actuaci¨®n ante la violencia de g¨¦nero donde se dan algunas claves sobre los s¨ªntomas o signos que pueden alertar al m¨¦dico de atenci¨®n primaria.
En la gu¨ªa elaborada conjuntamente por Semfyc y el Ministerio de Sanidad y Consumo se apuntan algunos de los factores de riesgo y vulnerabilidad de la mujer maltratada: vivencia de violencia dom¨¦stica en su lugar de origen, bajo nivel cultural y socioecon¨®mico, aislamiento psicol¨®gico y social, baja autoestima, sumisi¨®n y dependencia, desempleo, consumo de alcohol o drogas, entre otros.
"Ante una sospecha de violencia el m¨¦dico debe iniciar una estrategia de intervenci¨®n en la que la entrevista cl¨ªnica es esencial", se?ala L¨®pez-Santiago. ?Est¨¢ usted preocupada?, ?c¨®mo van las cosas en casa?, ?tiene problemas con su esposo o sus hijos?, ?se siente segura?, ?y maltratada?, ?ha sentido miedo?, ?le ha amenazado alguna vez?, son algunas de las preguntas que se pueden ir haciendo poco a poco, "esperando una respuesta, gan¨¢ndonos su confianza, antes de continuar", explica L¨®pez-Santiago.
Conocer la prevalencia de la violencia y sus factores asociados es, seg¨²n Ruiz-P¨¦rez, otra manera de mejorar la prevenci¨®n. Los datos del citado estudio desvelan que una de cada tres mujeres que acude a las consultas de primaria ha sufrido alg¨²n tipo de violencia a lo largo de su vida. "Es un buen punto de partida para que los profesionales sanitarios tomen conciencia de la magnitud del problema; adem¨¢s, pueden jugar un papel fundamental para identificar las posibles poblaciones de riesgo", reconoce Ruiz-P¨¦rez.
La investigaci¨®n coordinada por Ruiz-P¨¦rez analiz¨® a m¨¢s de 1.400 mujeres procedentes de tres comunidades aut¨®nomas y constat¨® que la identificaci¨®n de los factores asociados resultan esenciales para la prevenci¨®n y el tratamiento. La paradoja es que, a pesar de que la gran mayor¨ªa de las mujeres que han sufrido o sufren alg¨²n tipo de violencia estar¨ªan dispuestas a hablar de ello con su m¨¦dico, en las consultas de atenci¨®n primaria apenas se identifican ahora el 10% de los casos.
Tratar tambi¨¦n al agresor
En muchas ocasiones la v¨ªctima y el agresor comparten m¨¦dico. Y esta circunstancia es una oportunidad para el m¨¦dico. "Atraer al agresor con cualquier excusa es una oportunidad para que el m¨¦dico de atenci¨®n primaria explore la situaci¨®n de violencia y para que, de alguna manera, intervenga", reconoce Asensio L¨®pez-Santiago, vicepresidente de la Sociedad Espa?ola de Familia y Comunitaria (Semfyc).
"El tratamiento global de la violencia dom¨¦stica debe incluir, adem¨¢s de la atenci¨®n a la v¨ªctima, a los hijos y a la pareja o esposo maltratador. De hecho, se sabe que el 30% de las mujeres maltratadas contin¨²a viviendo con su agresor. Tratar s¨®lo a la v¨ªctima no ser¨ªa suficiente", explica L¨®pez-Santiago.
Tratar y hacer un seguimiento del agresor puede ayudar a romper el ciclo de la violencia en la familia. Seg¨²n L¨®pez-Santiago, en muchos casos la mujer se separa de su pareja violenta, pero ¨¦ste termina por tener una nueva pareja con la que, muy probablemente, reproducir¨¢ la conducta anterior. "La responsabilidad del m¨¦dico de familia consiste sobre todo en identificar la situaci¨®n y dar orientaci¨®n, ya que el tratamiento del agresor es complejo y exige la colaboraci¨®n de profesionales especializados en terapias espec¨ªficas, como los psic¨®logos", afirma Mar¨ªa del Carmen Fern¨¢ndez Alonso, m¨¦dico de familia del Centro de Salud del Barco, en Valladolid.
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