Los cient¨ªficos predicen una explosi¨®n de medusas en el mar Mediterr¨¢neo
La desaparici¨®n de los grandes peces y el calentamiento del agua favorecen la proliferaci¨®n
Despu¨¦s de m¨¢s de 4.000 millones de a?os, las medusas se preparan para una segunda explosi¨®n. La pesca abusiva de especies depredadoras -como atunes, caballas y tortugas marinas-, el calentamiento y la contaminaci¨®n del agua son el caldo de cultivo ideal para que estos primitivos animales de aspecto gelatinoso y punzantes tent¨¢culos proliferen. El Mediterr¨¢neo, un mar cerrado donde estos factores se dan todos a la vez y concentrados, puede convertirse en un espacio de aguas viscosas y urticantes, seg¨²n advierte la Agencia Europea para el Medio Ambiente.
En el verano de 2005, los ba?istas de M¨¢laga, Granada y hasta Catalu?a detectaron un n¨²mero anormalmente alto de medusas. Lo mismo ocurri¨® en otras partes del Mediterr¨¢neo. Y aunque estos episodios son impredecibles, el investigador de Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas Francesc Pag¨¦s no duda de que se repetir¨¢n, y cada vez con m¨¢s frecuencia.
Las causas para esta proliferaci¨®n son variadas y, en todas ellas ha intervenido el ser humano. Las medusas tienen, de momento, escaso valor econ¨®mico, y su efecto m¨¢s inmediato es negativo: afectan a una industria b¨¢sica del Mediterr¨¢neo, el turismo. Pero ya han causado otros da?os.
La Agencia Europea para el Medio Ambiente les atribuye la desaparici¨®n de los bancos de anchoas en el Mar Negro. Pese a su aspecto fr¨¢gil, las medusas son carn¨ªvoras: se alimentan de plancton, lo que incluye las larvas y huevos de muchas de las especies con inter¨¦s comercial.
Precisamente esta fuente de alimento hace que el Mediterr¨¢neo sea uno de sus h¨¢bitats preferidos. Las orillas del mar, densamente pobladas, son una continua fuente de nutrientes (nitr¨®geno, compuestos fosforados, basura al fin y al cabo) que est¨¢ en el origen de la alimentaci¨®n de las microalgas y las diminutas especies marinas del plancton. Una apetitosa sopa que no hay medusa que desprecie.
Menos agua dulce
El aumento de la temperatura del agua (0,6 grados desde el siglo XIX) ha hecho que estos animales encuentren cada vez m¨¢s zonas aptas para reproducirse. A este factor se une la urbanizaci¨®n de la costa y la construcci¨®n de presas en el interior. La Agencia Europea del Medio Ambiente alerta en un informe publicado ayer de la "degradaci¨®n continua" de la costa , de la que un 85% tiene ya car¨¢cter de "riesgo". El informe denuncia el alto nivel de urbanizaci¨®n de la orilla del mar en pa¨ªses como Espa?a, Francia o Italia y aboga por una mayor control urban¨ªstico.
Llueve menos y cada vez m¨¢s personas viven cerca del mar. El resultado es que los r¨ªos aportan menos agua dulce al mar. Eso beneficia a las medusas, que necesitan la concentraci¨®n de sal del agua para mantener un equilibrio entre los l¨ªquidos de dentro de sus membranas y el exterior (si hay mucha diferencia, la ¨®smosis las llenar¨ªa de agua hasta hacerlas reventar o las vaciar¨ªa).
La mano del hombre est¨¢ detr¨¢s de otro de los factores clave para que las medusas se multipliquen. La captura de grandes peces, como atunes, caballas, o la m¨¢s accidental de tortugas marinas -se calcula que unas 25.000 caen cada a?o atrapadas en las redes de los grandes pesqueros- han dejado a las medusas sin enemigos.
Estos cuatro factores (temperatura del agua, contaminaci¨®n, sobrepesca y aumento de la salinidad) hacen que las medusas est¨¦n a punto de convertir en suyo el Mare Nostrum. El ambiente es tan agradable que, aparte de las especies end¨¦micas del Mediterr¨¢neo, otras medusas de otros or¨ªgenes hayan empezado a reproducirse en algunos rincones del mar. De nuevo, el hombre ha jugado un papel crucial en esta expansi¨®n de especies extranjeras.
A la apertura artificial del Canal de Suez se une la llegada de nuevas medusas arrastradas por los cascos de los nav¨ªos que entran a trav¨¦s de Gibraltar. Hasta ahora, muchas de esas especies no sobreviv¨ªan al viaje, pero el calentamiento del agua hace que puedan cruzar el Atl¨¢ntico desde zonas subtropicales hasta la enorme ba?era que comparten el sur de Europa y el norte de ?frica.
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