"Debemos volver a conectar con la sociedad"
Su casa de Majadahonda, en la que viven Luc¨ªa Cano y Jos¨¦ Selgas (Madrid, 1965) con sus dos hijos, tiene un pie en el pasado y otro en el futuro. Podr¨ªa parecer un platillo volante aterrizado en el jard¨ªn, pues tiene una doble planta cercana a un c¨ªrculo y puede caminarse por sus cubiertas, pero tambi¨¦n recuerda a las viviendas mediterr¨¢neas de los sesenta, cuando la vida quer¨ªa ser relajada, din¨¢mica y desenfadada. No hay simetr¨ªa ni uniformidad. El orden parece azaroso, pero todo est¨¢ en su sitio. Dentro se respira comodidad, verdad -si es que eso se puede respirar en una casa- y un marcado gusto personal. Jos¨¦ comenta que cualquier cosa puede inspirar una decisi¨®n y cita a Thomas Bernhard recordando un teatro familiar en el jard¨ªn de su casa. Todo es sencillo, pero no es una arquitectura de m¨ªnimos. Adem¨¢s resulta espectacular. Antes de convivir y trabajar juntos, Luc¨ªa comparti¨® con sus cuatro hermanos arquitectos el estudio de su padre, Julio Cano Lasso. Jos¨¦ trabaj¨® con Francesco Venezia, "el arquitecto que m¨¢s me interesaba entonces, luego me di cuenta de que sus claves estaban en N¨¢poles". Su primer grupo de viviendas les vali¨® el Premio de la Comunidad de Madrid en el a?o 2001. Y ahora los pacenses se han rendido ante su nuevo auditorio.
"La mejor manera de relacionarte con el pasado es d¨¢ndole uso, haciendo posible nueva vida", dice Jos¨¦ Selgas
PREGUNTA. El Palacio de Congresos de Badajoz est¨¢ construido en la antigua plaza de toros de la ciudad. Un lugar con una fuerte carga de historia en el que 1.200 republicanos fueron fusilados una noche del mes de agosto. ?C¨®mo se aborda ese contexto invisible?
JOS? SELGAS. Ese tipo de contexto es, efectivamente, latente, porque la gente habla poco de ¨¦l. Part¨ªamos de una plaza de toros, que ven¨ªa de otra plaza, que a su vez proced¨ªa de otra. Y as¨ª hasta la original de madera, que se remonta al siglo XIX. Eso deja una huella clara: un c¨ªrculo excavado en el basti¨®n. Y ese c¨ªrculo encierra una, o muchas vidas. Lo tratamos con respeto.
P. ?C¨®mo se materializa arquitect¨®nicamente el respeto?
J. S. Formalmente manteniendo el c¨ªrculo sin m¨¢s. Es un proyecto muy simple: hab¨ªa un c¨ªrculo y mantuvimos el c¨ªrculo. La idea est¨¢ en una frase de Leopardi: "El mayor saber estaba en haberte dado cuenta de que lo que estabas buscando ya exist¨ªa". Era in¨²til seguir buscando.
P. ??se es un problema de la arquitectura actual? ?No se aprecia suficientemente lo que existe?
J. S. No lo creo. Ahora hay una generaci¨®n de gente bastante sensible con lo que hay. Claro que hay otros grupos a quienes llaman para que dejen su huella por encima de cualquier otra cosa.
P. ?De qu¨¦ generaci¨®n habla?
J. S. No estamos al d¨ªa de grupos ni generaciones. Nuestro problema es que nos mezclamos poco. Estamos aqu¨ª. No damos clase, nos escabullimos de conferencias porque no creemos que seamos buenos d¨¢ndolas.
LUC?A CANO. Se necesita mucho tiempo para hacer bien tantas cosas. No puedes dedicarte a un estudio, a dirigir una revista y rendir en todos los campos. Preferimos la obra.
J. S. La obra es lo que nos gusta: colocar un ladrillo, podar el jard¨ªn. Acabar materialmente los proyectos. A pie de obra puedes pedir que te echen grava veinte cent¨ªmetros m¨¢s all¨¢.
P. Es una manera de entender la arquitectura a la antigua. Definida m¨¢s en el lugar de ejecuci¨®n que sobre el plano.
L. C. Como yo voy menos a la obra tengo tal vez m¨¢s libertad. Doy menos la cara y cuando voy, voy como esp¨ªa, puedo sacar m¨¢s defectos.
P. Hay muchas maneras de lidiar con el pasado de los lugares. Peter Eisenman hizo de su monumento al Holocausto un lugar est¨¦ril, las Torres Gemelas han dejado un vac¨ªo y levantar¨¢n un rascacielos m¨¢s alto. ?Cu¨¢l es el mejor tributo para la historia?
J. S. Un nuevo uso. La mejor manera de relacionarte con el pasado es d¨¢ndole uso, haciendo posible nueva vida. Pero ¨¦sa no fue nuestra decisi¨®n. Badajoz tiene una orquesta sin sede, y el Palacio de Congresos es tambi¨¦n un auditorio y, por supuesto, un lugar de encuentro para la gente de Badajoz que crecer¨¢ donde hubo desencuentro. La mayor¨ªa de los palacios de congresos que estamos haciendo ahora son, en realidad, auditorios para lugares donde no hab¨ªa.
P. El edificio de Badajoz tiene planta circular como el MEIAC (Museo Extreme?o e Iberoamericano de Arte Contempor¨¢neo), y ambos eran solares con pasado, una plaza de toros o la c¨¢rcel de la ciudad. ?Se puede ser importante sin ser monumental?
J. S. Nuestro edificio busca integrarse con la ciudad. Si algo nos caracteriza es esa voluntad de evitar la presencia de la arquitectura. Cuanto menos se note mejor. Las ciudades est¨¢n colmadas de arquitectura. Lo ideal es que se note lo justo. Lo que quer¨ªamos era un punto de luz. Lo que hicimos con la plaza fue hacerle un peque?o velo y abrirla a la ciudad. Le hemos dado a la ciudad un espacio mucho mayor del que ten¨ªa. En lugar de lo contrario.
P. ?C¨®mo se esconde un edificio de 15.000 metros cuadrados?
L. C. En realidad s¨ª tiene mucha presencia. Pero es una presencia variable que, por ejemplo, aumenta por la noche, cuando el auditorio se ilumina. El edificio tiene fuerza porque en ¨¦l confluyen decisiones claras. Como la de fundirse con la geometr¨ªa del lugar por una cuesti¨®n de escala. Est¨¢ en medio de la muralla y quedar¨ªa rid¨ªculo hacer un edificio grande en una muralla peque?a.
J. S. El edificio tiene presencia por la despresencia. Est¨¢ como hilado. La obra nueva, los materiales nuevos son sutiles como hilos, pueden estar o no estar. Tiene un aire ef¨ªmero. El edificio es como una luz que puedes apagar, pop, y te la llevas. Una arquitectura que se desenchufa.
P. En los auditorios en los que trabajan han elegido dar un paso atr¨¢s.
J. S. Si lo puedes dar atr¨¢s mucho mejor que adelante. Nuestros edificios tienen presencia, pero eligen ceder el protagonismo, enchufarse cuando hacen falta y desaparecer despu¨¦s.
P. ?C¨®mo se enchufa y se desenchufa un edificio?
L. C. Nuestros edificios respiran mucho. Son muy permeables, muy perforables, muy ligeros. Parecen flotar. Est¨¢n envueltos en telas transl¨²cidas o materiales como el ETFE -una tela pl¨¢stica- que se modifican mucho con la luz.
P. Tambi¨¦n los entierran mucho.
L. C. Cada sitio pide un tipo de arquitectura. Si quieres mantener el car¨¢cter de un puerto, frente al mar, no parece natural levantar una barrera. Para hacer el auditorio de Cartagena nos inspiraron los cargueros, los contenedores de colores que transportan los barcos. El edificio es bajo y plano por esa voluntad. Un puerto es eso: una acumulaci¨®n de objetos.
P. ?Esa voluntad de no destacar es su reacci¨®n frente a la arquitectura espect¨¢culo?
J. S. Es la opci¨®n que nos convence. Yo entiendo que las estrellas medi¨¢ticas no pueden hacer esto. Pero a nosotros s¨ª nos gusta. A medida que avanzamos en una obra menos se ve. Eso, en un momento, nos preocup¨® con vistas al pol¨ªtico y al promotor. Pero luego ellos tambi¨¦n han sabido ver que las cosas que se ven sin cegar son como lo que se escucha sin ruidos: se ve y se escucha mejor. El espect¨¢culo tiene un l¨ªmite. Y el arquitecto despreocupado de la sociedad, el p¨²blico y el uso de los edificios tambi¨¦n.
P. ?C¨®mo se mide el ¨¦xito de un edificio?
J. S. Con la ilusi¨®n de la gente. El medi¨¢tico es otra cosa, seguramente necesario, pero menos real. Hubo un tiempo en el que una sociedad alabase un edificio era sin¨®nimo de fracaso, de mala arquitectura. Se consideraba que la buena arquitectura estaba por encima del conocimiento de la gente. La arquitectura medi¨¢tica ha ayudado a corregir esa aberraci¨®n. Pero no se ha puesto al nivel de la gente. La buena arquitectura s¨®lo es buena si sirve a la gente.
P. ?El logro de que la sociedad hable y valore la arquitectura es de los edificios espect¨¢culo?
J. S. Indudablemente. Ha ocurrido tambi¨¦n con la m¨²sica. Uno no puede alejarse tanto de la sociedad. Has de saber volver. Si te preparas puedes hacer cualquier cosa, pero hoy es casi imposible que alguien se trague seis horas escuchando a Morton Feldman. Es importante volver a conectar con la sociedad.
P. ?Y eso se vive como un compromiso o como una autocr¨ªtica?
J. S. Toda relaci¨®n es un compromiso. Si haces arquitectura para alguien, para la sociedad, no la haces s¨®lo para ti.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.