El lanzador no se equivoc¨®
Tercer triunfo al 'sprint' de McEwen en una etapa calcada a todas las llanas disputadas hasta ahora
Pese a sus aires de tipo duro, su cabeza angulosa, su barba de tres d¨ªas, Txente Garc¨ªa Acosta, navarro de Tafalla, es uno al que le gusta pedir mimos, un poquito de cari?o, de vez en cuando. Se transforma entonces en osito de peluche y da un tono ligeramente lastimero a su voz. El ¨²ltimo d¨ªa del Tour del a?o pasado, bajo el sol inclemente de la plaza de la Concordia, en Par¨ªs, ni una sombra posible en 100 metros a la redonda, se dio uno de esos momentos. "El abuelo lo deja", prometi¨®; "el abuelo lleva ya nueve Tours y est¨¢ cansado. El abuelo no vuelve. Se va a comprar un abono para los sanfermines y ah¨ª os las den todas. Ni me voy a acordar de poner el Tour por la tele".
Ayer, bajo la inevitable lluvia normanda que calaba todo Lisieux, donde Santa Teresita, a las 12 de la ma?ana, al pie del autob¨²s del equipo, el abuelo Txente, de 33 a?os, proced¨ªa al mismo ritual, en la misma situaci¨®n, de los nueve a?os anteriores: se anudaba el pa?uelo rojo sobre el maillot, se hac¨ªa la foto, posaba para la tele, hablaba de los encierros que un a?o m¨¢s no iba a poder ver, part¨ªa para correr la etapa del Tour. "Pero, Txente", le dicen, "?qu¨¦ has hecho con el abono de los toros? ?Lo has vendido? ?No dec¨ªas que el abuelo no volv¨ªa?". "Ya, ya", responde oso de peluche; "yo no quer¨ªa, pero lleg¨® Valverde y le dijo al director que yo era imprescindible, que no hab¨ªa ninguno que le quitara el viento como yo, ni ninguno tan divertido y tan majo. As¨ª que no pude decir que no. Pero ahora Valverde se ha ido a casa con la clav¨ªcula rota y yo aqu¨ª sigo..."
Hay tantos equipos que creen tener al futuro ganador que no quieren desgastarse
La tremenda lista de aspirantes sufrir¨¢ un proceso de filtrado en la contrarreloj de hoy
Dicho esto, se quit¨® el pa?uelo rojo, que desti?e y estropea el maillot, se puso el chaleco, los manguitos, el casco y se lanz¨® a la faena. Adi¨®s sanfermines. Bienvenido Tour. Ya en la etapa, pastor de un reba?o de chavalillos, comprob¨® r¨¢pidamente en sus carnes, en sus magros brazos, que por la boca muere el pez. Le hab¨ªa bastado con comentar antes de la salida que este a?o era diferente a los dem¨¢s, que en el ¨²ltimo decenio m¨¢gico la primera hora de las etapas era una locura de ataques y contraataques a 70 kil¨®metros por hora y sin parar, pero que en este 2006 todo era m¨¢s tranquilo, que al primer intento se hac¨ªa el corte y que despu¨¦s todo era calma hasta la inevitable captura de los fugados a cuatro kil¨®metros de la meta y el inevitable sprint. Pues bien, precisamente el d¨ªa en que ¨¦l, el abuelo, se met¨ªa en un corte de salida, toda la teor¨ªa y la pr¨¢ctica del Tour de 2006 se fue al garete, aunque no del todo: hubo corte de tres (aunque se form¨® tras muchas aventuras en el kil¨®metro 70), hubo captura a cuatro kil¨®metros de la meta, hubo sprint, hubo victoria de McEwen, su tercera (Steegmans, el lanzador que la v¨ªspera confundi¨® el cartel de 500 metros con el de 200 y le dej¨® cara al viento a 300, cuando Freire sali¨® a sus espaldas, no se equivoc¨® ayer y le pilot¨® a la perfecci¨®n hasta la victoria), e inevitable derrota de Boonen. Lo cual no quita que, en teor¨ªa, ¨¦l, Txente, tuviera toda la raz¨®n.
"No es esto, no es esto", dec¨ªa Txente, orteguiano, cuando le contaban que Bernaudeau, el director del Bouygues, hab¨ªa declarado que la calma espectacular de las etapas llanas de este a?o era debida a los efectos limpiadores de la Operaci¨®n Puerto. "No es eso", repiti¨® Txente, perito en fugas; "se me ocurren, desde mi experiencia de escapado habitual y de cazador de escapadas, varias razones m¨¢s claras. La primera es que los franceses ya han ganado una etapa y est¨¢n por eso m¨¢s tranquilos. Y la segunda, y m¨¢s importante, es que este a?o, sobre todo sin Armstrong, pero tambi¨¦n sin Valverde, sin Basso, sin Ullrich, sin Mancebo..., hay tantos equipos que creen que tienen en sus filas al futuro ganador del Tour que, entonces, en estas etapas no van a desgastarse, ni se van a lanzar a atacar desaforados ni van a abortar todos los intentos a todo meter, no sea que luego se necesiten frescos para defender el liderato".
Esta teor¨ªa, en la que coinciden todos los t¨¦cnicos y muchos corredores m¨¢s, pasar¨¢ su prueba del nueve hoy en la contrarreloj llana de 52 kil¨®metros alrededor de la h¨²meda y bretona Rennes. La tremenda lista de aspirantes, tan larga como la gu¨ªa de tel¨¦fonos, a los varios premios que se juegan (la victoria de etapa, el maillot amarillo, la posibilidad de dejar una impronta indeleble sobre la carrera) en la contrarreloj sufrir¨¢ un proceso de filtrado, de binado. El Tour se aclarar¨¢, los aficionados empezar¨¢n a enterarse de qui¨¦n puede hacer algo y las aguas, quiz¨¢s, volver¨¢n al cauce por el que han discurrido siempre en los a?os en los que Txente, el abuelo, lleva corriendo el Tour.
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