El rey y los labradores

Se ha dicho famosamente que ni el rey comer¨ªa si el labrador no labrase. Eso acaece en el mundo del toro. Para que las llamadas figuras del toreo pervivan hace falta que existan los toreros que apechugan con las corridas duras, como la que se lidi¨® ayer en Pamplona.

Los labradores (toreros) de ayer no pudieron con los toros de Dolores Aguirre. Estuvieron por debajo de la corrida enviada por la ganadera bilba¨ªna. Por tanto, el comentario merece inclinarse por el juego de los toros. Y as¨ª el primer toro era grande, con bella estampa, con dos perchas en la cabeza. Sali¨® huido del primer encuentro con el picador. Apret¨® la segunda vara. Le dieron una tercera vara. La segunda fue tremenda. En banderillas los peones no estuvieron en profesionales. Toro con peligro si se le toreaba mal. Hab¨ªa que ponerse y consentir, porque el toro embest¨ªa aunque no acabara de humillar del todo. Un buen toro. Muri¨® en los medios.

El segundo de la tarde tambi¨¦n luc¨ªa unas hermosas garrochas por pitones. Se le peg¨® mucho en varas. Med¨ªa al torero. Ped¨ªa el carnet de profesional. Muri¨® en los medios. Un toro duro y con poder.

El tercero fue lidiado espantosamente mal. Entr¨® seis veces al caballo, le pegaron muy duro. No se entreg¨®, y dobl¨® las manos en dos ocasiones.

El cuarto recibi¨® dos varas largu¨ªsimas. Muri¨® en los medios. El quinto, con 600 kilos de peso, exhib¨ªa un trap¨ªo arm¨®nico. Un bello toro. Le dieron cuatro varas, tres de ellas fort¨ªsimas. El toro embest¨ªa; y tan embest¨ªa que el torero se dio cuenta a ¨²ltima hora de que pod¨ªa haber hecho una faena muy apa?adita.

El sexto era toro corraleado, puesto que el a?o pasado vino como sobrero. Le dieron una vara muy fuerte y una segunda vara no menos fuerte. Toro andar¨ªn, en continuo bamboleo de cabeza, gazap¨®n. Con poca clase, basto. Embest¨ªa con la cara alta. El torero no supo dominarlo en ning¨²n instante.

De los toreros, poco que hablar. Uceda Leal en su primero estuvo valiente aunque le falt¨® mando. La cuarta tanda y ¨²ltima de derechazos fue la mejor. Destacamos dos buenos muletazos. Como hab¨ªa empezado con pase de rodillas en el centro del ruedo, el toro le arroll¨®. En ese toro dej¨® a la vista demasiadas precauciones y muchas dudas. Acab¨® machete¨¢ndolo y aqu¨ª acab¨® su actuaci¨®n.

D¨¢vila Miura dej¨® la impronta de su toreo campero; pero sin acabar de cruzarse. En el quinto toro se fue dando cuenta, muy tarde, de que pod¨ªa haberle sacado partido. Mientras el torero iba creyendo que el toro iba a servirle, junt¨® demasiadas dudas y aquello acab¨® de esfumarse por completo.

Fernando Roble?o dej¨® una tarjeta con demasiados medios pases. Derechazos y naturales, pero sin cruzarse nunca y la mayor¨ªa de los pases con una carencia total de mando. Sin calidad alguna. En el sexto no supo dominar al toro. La franela fue un manojo de tropiezos por falta de dominio. El torero puso voluntad y poco m¨¢s.

Vale repetir que los toros estuvieron por encima de los toreros. ?Qu¨¦ ser¨ªa del rey sin los labradores!