El bello ganador
Lippi incluso ha logrado que Del Piero asuma su suplencia
Le llaman el Paul Newman de Viareggio, poblaci¨®n donde naci¨® el 12 de abril de 1948. Tan coqueto que la pasada semana no quiso posar para el fotografo de La Gazzetta porque no se hab¨ªa afeitado, Marcello Lippi pasa por ser un entrenador guapo, refinado y culto que confiesa tener dos pasiones: Su familia y el mar. Lippi tratar¨¢ de llevar a la escuadra azzurra a un inesperado cuarto t¨ªtulo mundial. S¨®lo Francia le separa del sorprendente ¨¦xito. "Nos vamos a sentar a una mesa llena de manjares. Veremos qui¨¦n tiene m¨¢s hambre. Quien demuestre m¨¢s apetito ser¨¢ el campe¨®n", asegur¨® ayer Lippi, que termina su contrato el pr¨®ximo 15 de julio.
Elegante l¨ªbero en el Sampdoria de los a?os 70, el curr¨ªculo de Lippi es m¨¢s largo como entrenador que como futbolista, pues apenas jug¨® en el conjunto de G¨¦nova. Como t¨¦cnico, debut¨® en el Pontedera en 1985 y pas¨® despu¨¦s por los banquillos de Siena, Pistoiese, Carrarese, Cesena, Lucchese, Atalanta, N¨¢poles, Juventus, Inter -s¨®lo lo dirigi¨® un partido- para volver de nuevo al Juventus. Al t¨¦rmino de la campa?a 2003-04 se retir¨®. "S¨®lo volver¨¦ a trabajar si es en la selecci¨®n", dijo. Un mes despu¨¦s, el 25 de julio de 2004, sustitu¨ªa a Giovanni Trapattoni. "Comparados con ¨¦l, todos los entrenadores somos Bela Luggosi", asegura Alex Fergusson en sus memorias. Por algo ser¨¢.
Lippi, que nunca ha trabajado fuera de Italia, se ha visto salpicado por el esc¨¢ndalo de Luciano Moggi. Acusado de colaborar con Moggi para pactar con la federaci¨®n las convocatorias de jugadores para la selecci¨®n. Su hijo, Davide, trabaja en GEA, la empresa del acusado por la fiscal¨ªa de ama?ar el calcio. Debido a ello, muchas voces se alzaron en contra de la conveniencia de que Lippi estuviera al frente en Alemania. Guido Rossi, comisario extraordinario de la Federaci¨®n Italiana, sali¨® en su defensa. "Tiene todo nuestro respaldo", zanj¨®.
"Es el culpable de que estemos rindiendo al 120% en este Mundial", dice el portero, Buffon, imbatido desde el minuto 27 del segundo partido de la primera fase, contra Estados Unidos, y que si hoy no recibe un gol superar¨¢ el r¨¦cord de Zenga en 1990 (517 minutos). La solidez defensiva de Italia es tan evidente que Buffon, en seis partidos, s¨®lo ha tenido que parar 23 disparos.
Tenido por t¨¦cnico que no ha comulgado nunca con las ideas del catenaccio, a Lippi se le ilumin¨® la cara cuando, tras eliminar a Alemania de la final, se le record¨® que su equipo termin¨® con Iaquinta, Del Piero, Totti, Pirlo y Gilardino: "Sab¨ªamos que iba a decidir la calidad y apostamos para no llegar a los penaltis". Viendo a Buffon perder tiempo, hay otra versi¨®n: sac¨® a los buenos para tirar los penaltis.
Lippi tiene felices a sus jugadores -ha dado minutos a todos los convocados- y ha logrado que Del Piero asuma su suplencia. Listo, trat¨® de rebajar ayer la euforia y dijo: "Podemos perder. Pero nadie le quitar¨¢ a este equipo el orgullo de haber devuelto a los italianos la ilusi¨®n".
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