La guerra de EE UU
La ret¨®rica b¨¦lica de Bush
Acabo de regresar a Estados Unidos tras un a?o de ausencia, y me hago esta pregunta: ?Por qu¨¦ este pa¨ªs, que no ha sufrido ning¨²n atentado terrorista en su suelo desde hace m¨¢s de cuatro a?os, cree que est¨¢ en guerra, y el Reino Unido, que sufri¨® un grave atentado hace justo un a?o, no?
La evocaci¨®n de la guerra, aqu¨ª, es omnipresente. Si pongo Fox News, me encuentro con un veterano de guerra que cuenta sus experiencias en la Colina 805 de Vietnam. En un momento dado, dice: "Tuve el privilegio de capturar la ametralladora". El privilegio. Al entrar en la librer¨ªa de la Universidad de Stanford, se ve una muestra especial con este cartel: "Celebremos a nuestros h¨¦roes, 20% de descuento en t¨ªtulos patri¨®ticos". Imag¨ªnense algo as¨ª en cualquier librer¨ªa europea.
Los conservadores estadounidenses est¨¢n m¨¢s cerca del universo mental de los europeos anteriores a 1914 o los antiguos romanos
Muchos de los problemas actuales de Tony Blair proceden de que, despu¨¦s del 11-S, se crey¨® la ret¨®rica guerrera de la Administraci¨®n de Bush
Al contrario que muchos europeos del continente, los brit¨¢nicos, en general, no descartamos la guerra como ¨²ltimo recurso
El martes pasado, para conmemorar el 230? aniversario de la Declaraci¨®n de Independencia del 4 de julio de 1776, el presidente George Bush se dirigi¨® a las tropas en Fort Bragg, Carolina del Norte. Despu¨¦s de insistir en que Estados Unidos "nunca aceptar¨¢ nada que no sea una victoria completa" en Irak, les inform¨® de que "est¨¢is ganando esta guerra". Cont¨® la historia del capit¨¢n Chip Eldridge, que perdi¨® parte de su pierna en Afganist¨¢n, pero se ha recuperado hasta el punto de correr kil¨®metro y medio en menos de siete minutos y poder saltar desde aviones, y declar¨®: "El esp¨ªritu del 76 sigue vivo en el valor que mostr¨¢is vosotros cada d¨ªa". En Fox News, su discurso fue seguido de comentarios del conservador director del Weekly Standard, William Kristol, que dijo que no es posible tener libertad sin luchar por ella y que la Declaraci¨®n de Independencia fue asimismo una declaraci¨®n de guerra.
Palabras de Bush
Para el Gobierno de Bush y sus partidarios conservadores, no hay ninguna duda: Estados Unidos est¨¢ en guerra. ?sas son las palabras exactas con las que el presidente Bush introdujo este a?o la versi¨®n revisada de su estrategia de seguridad nacional: "Americanos, Estados Unidos est¨¢ en guerra". Todo lo dem¨¢s deriva de ah¨ª. De ah¨ª deriva, por ejemplo, que fue "vergonzoso" (la palabra es de Bush) que The New York Times publicara los detalles de una operaci¨®n secreta para tratar de seguir la pista de las transferencias de dinero de los terroristas a trav¨¦s del sistema de compensaciones Swift, que tiene su centro en B¨¦lgica. "La tradici¨®n es que en este pa¨ªs, en tiempos de guerra", dijo el Secretario del Tesoro estadounidense, John Snow, "los miembros de la prensa siempre han reconocido que el comandante en jefe, en el ejercicio de sus poderes, a veces tiene que hacer algunas cosas en secreto para proteger a la poblaci¨®n".
Uno puede estar totalmente en desacuerdo con este an¨¢lisis. Puede pensar que la afirmaci¨®n de que "est¨¢is ganando esta guerra" (la de Irak) es casi como decir que lo negro es blanco. Puede ver que el ataque al New York Times es una c¨ªnica forma de apartar la atenci¨®n de los numerosos problemas que tiene el Gobierno de Bush, sobre todo en Irak. Pero tambi¨¦n hay que comprender que estas declaraciones reflejan algo aut¨¦ntico y profundamente arraigado en la parte m¨¢s conservadora de la cultura pol¨ªtica estadounidense. Sea verdad o no, tenga raz¨®n o no, ¨¦sta es la interpretaci¨®n que el sector conservador de Estados Unidos ha decidido dar al reto del 11 de septiembre de 2001 y a su respuesta ante ¨¦l. Hasta cierto punto, es en ese sentido en el que la frase parece encajar mejor: en la sencilla historia de una lucha entre buenos y malos, en un llamamiento a las viejas virtudes del valor y el honor.
Uno de los "t¨ªtulos patri¨®ticos escogidos" en la librer¨ªa de la Universidad de Stanford es Faith of my fathers, las apasionantes memorias de John McCain, el actual favorito para ser el candidato republicano a las elecciones presidenciales en 2008. Cuenta la historia de su padre y de su abuelo, ambos almirantes, y relata su propia experiencia de c¨¢rcel y tortura valientemente soportadas en Vietnam. En la ¨²ltima p¨¢gina recuerda c¨®mo su padre le transmiti¨® lo que m¨¢s le hab¨ªa impresionado del ¨²ltimo mensaje que su propio padre le hab¨ªa transmitido a ¨¦l: "Hijo, no hay nada m¨¢s grande que morir por nuestros principios, por tu pa¨ªs y los principios en los que crees". ?sa, dice McCain, es la fe de sus mayores, por la que ha intentado guiarse, "y, cuando m¨¢s lo necesit¨¦, encontr¨¦ mi libertad en ella". Es una concepci¨®n heroica del honor del guerrero que habr¨ªa podido encontrarse en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos antes de 1914, pero que se oye muy poco en los discursos europeos convencionales desde 1945.
Cuando escrib¨ª, hace unas semanas, sobre el enigma de los terroristas suicidas, el destacado historiador militar brit¨¢nico Michael Howard me envi¨® un mensaje para recordarme que en la Primera Guerra Mundial se enviaba a los soldados europeos al combate con el mensaje de que no hab¨ªa honor m¨¢s grande que el de morir por la patria. No vivir, luchar, matar por la patria, sino morir por ella. Dulce et decorum est pro patria mori. En este sentido, los conservadores estadounidenses est¨¢n m¨¢s cerca del universo mental de los europeos anteriores a 1914 o los antiguos romanos que del de la mayor¨ªa de los europeos contempor¨¢neos.
Los estadounidenses progresistas son otra cuesti¨®n. En vez de hablar de la guerra contra el terror, prefieren hablar de la "guerra contra los medios" de Bush. Seguramente est¨¢n m¨¢s pr¨®ximos a la mayor¨ªa de los europeos, y, desde luego, a la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos, los m¨¢s belicosos de los europeos y precursores del lenguaje empleado por Bush y McCain. Muchos de los problemas actuales de Tony Blair proceden de que, despu¨¦s del 11 de septiembre de 2001, se crey¨® -casi el ¨²nico que lo hizo en Gran Breta?a- la ret¨®rica guerrera de la Administraci¨®n de Bush. Ni siquiera los conservadores brit¨¢nicos se le unieron. Resulta dif¨ªcil imaginar al l¨ªder conservador, David Cameron, hablando como McCain sobre la gloria y el honor de morir por la patria. Es m¨¢s f¨¢cil imaginar un gatito rugiendo como un le¨®n. Observar lo distinta que es la reacci¨®n de la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos ante el terrorismo es una forma de medir el excepcionalismo conservador estadounidense de hoy.
Musulmanes brit¨¢nicos
Al cumplirse el primer aniversario de los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres, lo cierto es que el Reino Unido tiene, al menos, tantas posibilidades como Estados Unidos de ser blanco de otro gran atentado. Tal vez incluso m¨¢s, dado el enfado de algunos sectores de la comunidad musulmana brit¨¢nica; un enfado exacerbado, aunque no causado, por la guerra de Irak y el fracaso en la b¨²squeda de una soluci¨®n para Palestina. Lord Carlile, el bien informado vigilante de la legislaci¨®n antiterrorista del Gobierno, dice que "existe un peligro real e inminente de nuevos actos de terrorismo en este pa¨ªs", sobre todo porque es "extremadamente dif¨ªcil encontrar a yihadistas aut¨®nomos entre la poblaci¨®n ind¨ªgena del Reino Unido". Pero esa amenaza real no hace que los pol¨ªticos y comentaristas brit¨¢nicos -con la excepci¨®n parcial de nuestro extrovertido primer ministro- hablen de guerra. Tenemos una cultura pol¨ªtica diferente y preferimos ver las cosas de otra forma.
Al contrario que muchos europeos del continente, los brit¨¢nicos, en general, no descartamos la guerra como ¨²ltimo recurso. Creemos que, a veces, uno tiene que luchar para defender su forma de vida, pero que hay que luchar de manera inteligente, con la cabeza fr¨ªa, una comprensi¨®n clara de la realidad y cierto sentido de la proporci¨®n. Hemos vivido con el terrorismo muchos a?os y sabemos que es posible derrotarlo, sobre todo si no se reacciona de manera exagerada ni se sacrifican de forma innecesaria las libertades en nombre de la seguridad, porque la libertad es la mejor defensora de s¨ª misma. Entre los monos derrotistas aficionados al queso y los tragafuegos obsesionados con la guerra, los brit¨¢nicos, pragm¨¢ticos, buscan una v¨ªa intermedia. Los estadounidenses tienen todos los motivos para estar orgullosos del 4 de julio. El 7 de julio, yo me siento orgulloso de ser brit¨¢nico.
www.timothygartonash.com. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
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