Otro h¨¦roe estadounidense
Floyd Landis revela que, tras la carrera, en la que no renuncia al triunfo, le implantar¨¢n una pr¨®tesis en la cadera y que compite con mucho dolor
Se fue Armstrong y la televisi¨®n estadounidense buscaba otro h¨¦roe para recuperar las audiencias en las ma?anas de julio. Las cuatro primeras etapas del Tour fueron seguidas en la cadena OLN, propietaria de los derechos desde 2001, por 207.000 espectadores en vez de los 403.000 del a?o pasado. Le fallaron Hincapi¨¦, que se desplom¨® en la contrarreloj de Rennes, y Julich, que abandon¨® por una ca¨ªda, pero ayer les cay¨® un regalo del cielo. Floyd Landis, el l¨ªder del Phonak, revel¨® que, tras la carrera, le ser¨¢ implantada una pr¨®tesis en su cadera derecha para acabar con los dolores que le castigan desde hace dos a?os. Nada mejor que una historia de superaci¨®n en tiempos de sequ¨ªa. Al principio, Armstrong, la lucha contra el c¨¢ncer, la viva imagen del triunfo americano; luego, Hamilton, que corri¨® hace dos a?os con una fisura en una clav¨ªcula, y ahora, Landis. Quiz¨¢, s¨ª, suban las audiencias.
El calvario para Landis comenz¨® en octubre de 2002 entren¨¢ndose cerca de su casa, en California. Una ca¨ªda le llev¨® al quir¨®fano con una fractura en la cadera derecha. Los m¨¦dicos le implantaron tres meses despu¨¦s tres clavos para cerrar la herida y afront¨® un duro proceso de recuperaci¨®n. Parec¨ªa recobrado, listo para su tarea de gregario de Armstrong en el US Postal. Pero los dolores nunca le abandonaron y nuevas radiograf¨ªas confirmaron lo peor: una necrosis en la cabeza del f¨¦mur imped¨ªa la irrigaci¨®n de la sangre y amenazaba su carrera. Landis mantuvo en secreto el diagn¨®stico aguantando el dolor. As¨ª, seg¨²n admiti¨® ayer, ha vivido los dos ¨²ltimos a?os. "Es el dolor m¨¢s terrible que he experimentado nunca", dijo. Nadie, salvo unos pocos -su entrenador, su agente, su esposa y algunos amigos, no su madre, que se enter¨® la semana pasada-, conoc¨ªa la gravedad de su caso. Nadie se dio cuenta de que siempre sub¨ªa a la bicicleta pasando primero su pierna derecha para dejar el peso sobre la izquierda: "Si lo hac¨ªa al rev¨¦s, me ca¨ªa de dolor".
En 2004 firm¨® un contrato de tres a?os con el Phonak a raz¨®n de 700.000 d¨®lares por cada uno. En 2005 rod¨® 250 d¨ªas a una media de cinco horas, lo que supone 6,7 millones de movimientos de la cadera. Y ayer explic¨® que ning¨²n medicamento le alivia los pinchazos que siente sobre todo cuando realiza grandes esfuerzos, como en las contrarreloj o en los puertos. "Es dif¨ªcil medir cu¨¢nto dolor siento. Va y viene. Nunca desaparece del todo. Pienso: 'Ojal¨¢ no volviera m¨¢s'. Pero al d¨ªa siguiente vuelve", confes¨® emocionado.
A sus 30 a?os, se niega a poner fin a sus pedaladas y pidi¨® a los m¨¦dicos disputar el Tour, el cuarto que corre, como l¨ªder del Phonak. La ausencia de los favoritos ha aumentado sus posibilidades y su tragedia personal le ha garantizado el apoyo de los aficionados. "No lo digo ahora para hacer terapia personal", asegur¨®.
Su m¨¦dico, Brent Kay, afirm¨® que Landis tiene "una gran tolerancia al dolor" y que ha aguantado sin una pr¨®tesis gracias a que la cadera no recibe una carga excesiva en el caso de un ciclista. Un atleta, en cambio, no podr¨ªa soportarlo. "La gente alucinar¨¢ al saber que est¨¢ compitiendo en estas circunstancias. Yo les digo que deber¨ªan conocer a Floyd. La ¨²nica forma de detenerle es atarle a la cama. Y, a¨²n as¨ª, no creo que se quedara sin hacer deporte", coment¨® Kay, doctor en el Centro M¨¦dico Deportivo de California. "He visto muchas lesiones, mucha gente jugando con dolor. Pero, viendo las radiograf¨ªas de Landis, me habr¨ªa apostado mi casa a que no podr¨ªa correr el Tour. No entiendo c¨®mo lo consigue. Cualquier persona tendr¨ªa problemas para hacer incluso una vida normal", a?adi¨® David Chao, cirujano ortop¨¦dico del corredor.
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