Casualidades y causalidades
Ayer visit¨¦ el blog personal que el alcalde de Sevilla tiene colgado en Internet. Comenta que, durante la campa?a a las municipales de 2003 su lema fue el del "urbanismo bajo sospecha". Al hilo de este comentario destaca, siempre bajo la afirmaci¨®n de la presunci¨®n de inocencia, que Arenal 2000, cuyo propietario est¨¢ imputado como consecuencia de la Operaci¨®n Malaya aunque en libertad bajo fianza, es el mismo que gan¨® en instancia un pleito sobre la expropiaci¨®n de la Dehesa de Tablada, que ha recurrido el Ayuntamiento de Sevilla. Termina afirmando que no se trata de acusaciones sino de sospechas: hay causalidades y casualidades.
Realmente no he encontrado nada nuevo en este comentario. No est¨¢n los tiempos para alarmarse en los temas urban¨ªsticos. Tampoco para pensar que el mar de ladrillos vecinos al mar y a parques naturales motivado por recalificaciones de un d¨ªa -el de la venta- a otro -el de la compra-, se generan por casualidad. Es como la llama Greenpeace, la marbellizaci¨®n del Estado. T¨¦rmino que, con la que est¨¢ cayendo en Marbella, ya ven¨ªa avisando de donde y por donde van los ladrillos. Tampoco hay que ir muy lejos para ver como est¨¢n las cosas en esta clase de urbanismo. Si en Marbella se sigue la Operaci¨®n Malaya, en Manilva la Operaci¨®n Ballena blanca. Tan blanca que en el a?o 2003 la empresa Royal Marbella Estates compr¨® una finca en poco m¨¢s de nueve millones de euros y en 2004 la vendi¨® en m¨¢s de 100 millones, eso s¨ª previa firma de un convenio urban¨ªstico por el que se remov¨ªa la suspensi¨®n urban¨ªstica y se aumentaba la edificabilidad. Total 20.000 millones de pesetas de beneficio.
Son casualidades, que no causalidades, a las que parece referirse el alcalde de Sevilla. Claro que no se si en realidad se destacan en este momento por casualidad o por causalidad. Tal vez lo segundo a la vista del pacto que en cierta medida anuncian PP y PA, si la suma resultara suficiente para la gobernabilidad municipal.
En cualquier caso es un tema que est¨¢ empezando a dejar de preocuparme. No ya porque haya dejado de darse sino porque se ha decidido ponerle coto. El panal de rica miel al que todos se han acercado buscando ese tonto al que "robar" el solar, como dice Roca, y esos pol¨ªticos que tambi¨¦n se aproximaban para repartirse las plusval¨ªas de sus convenios, puede haber llegado a su agotamiento por la actuaci¨®n judicial y la toma de conciencia de los grupos pol¨ªticos. La tolerancia, pues, empieza a dejar de existir en un pa¨ªs que puede morir por lapidaci¨®n.
Es cierto, que hay que respetar la presunci¨®n de inocencia, sin embargo hay que empezar a saber ver y a distinguir entre las casualidades y las causalidades. No es dif¨ªcil. La causalidad tiene un origen y un efecto. La casualidad es un conjunto de circunstancias que no se pueden prever y son inevitables. Si es as¨ª no es muy dif¨ªcil saber si en los Ayuntamientos de Marbella y Manilva, por colocar dos ejemplos, se dieron un conjunto de circunstancias que han determinado que se construya encima de las olas o se ha construido encima de las olas porque se decidi¨® hacerlo y adem¨¢s dejaba una panoja a los becerros, como gusta decir a los obispos de quienes no comulgan con ellos, de este poder hacer de lo ecol¨®gico y de lo p¨²blico un mar de recalificaciones y dinero.
De todas formas, con Tablada o sin ella, deber¨ªa rechazarse la sospecha de los grupos pol¨ªticos y no traer campa?as del pasado. Los delitos los cometen las personas. Las sospechas cuando las hay, y Tablada es un mar de ellas, no se extienden a los grupos pol¨ªticos sino a las personas. As¨ª es que mejor ser¨ªa abandonar este camino. Lo contrario lleva al absurdo de ampliar los delitos a terceros y entrar, al igual que est¨¢n haciendo algunos pol¨ªticos del PP, en un juego en el que la decencia pol¨ªtica e institucional se ti?an de delincuencia por el comportamiento de unos indeseables, cualquiera que sea su afiliaci¨®n.
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