La Barraca vuelve a la carretera
Cuatro grupos de teatro universitario recuperan el proyecto itinerante de la Rep¨²blica
Montar el tablado de madera en la plaza del pueblo; establecer las conexiones el¨¦ctricas; colocar las cortinas y los decorados; comer en la fonda; vestirse para la actuaci¨®n y desga?itarse para que "todo el pueblo se enterase bien de la escena", antes de acometer el desmontaje del "tinglado de la antigua farsa" y poner rumbo a la siguiente plaza.
Esta rutina llena de polvo y nervios, descrita por Luis Sa¨¦nz de la Calzada en su libro La Barraca Teatro Universitario, ha sido retomada este verano por cuatro grupos de teatro universitario que recuperan aquel innovador proyecto que Federico Garc¨ªa Lorca emprendi¨® a principios de los a?os treinta. Tirso, Cervantes y Lope de Vega vuelven as¨ª a los escenarios de peque?os pueblos y ciudades espa?olas de la mano de j¨®venes actores aficionados, que hoy, gracias a los micr¨®fonos, se ahorran parte del griter¨ªo.
Lorca quiso entonces "poder colaborar con esta hermosa hora de la nueva Espa?a"
Las rutas de La Barraca (www.lasrutasdelabarraca.es) integra las aulas de teatro de las universidades de Valencia, Murcia y Santiago, junto al grupo teatral de la Carlos III de Madrid. Las obras representadas -El burlador de Sevilla, Fuenteovejuna, El Caballero de Olmedo y de varios entremeses cervantinos, respectivamente- pertenecen al repertorio original de la compa?¨ªa lorquiana. Y el homenaje al gran proyecto de difusi¨®n cultural republicano, organizado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), incluye desde la recuperaci¨®n del atuendo obrero-cultural hasta la representaci¨®n de las piezas en muchas de las plazas hist¨®ricas como Arag¨®n, Soria, Burgos, A Coru?a, Alicante, Rioja o Valencia, incluidas en las cuatro rutas que hasta finales de julio recorrer¨¢n Espa?a.
La Barraca hist¨®rica pein¨® durante cuatro temporadas el pa¨ªs en su empe?o de "hacer al p¨²blico en el camino", seg¨²n explic¨® entonces su fundador y director: ..."ser¨¢ montable y desmontable, ir¨¢ por villas y lugares, sobre todos los caminos del mundo, porque el p¨²blico est¨¢ en cualquier camino, al final de cualquier jornada de camino".
En el verano de 1932 estrenaron su uniforme de mono azul con el anagrama de la compa?¨ªa dise?ado por Benjam¨ªn Palencia: una m¨¢scara sobre una rueda de carro. Fue aquel primer a?o cuando Gonzalo Men¨¦ndez Pidal, adem¨¢s de atender la iluminaci¨®n del escenario desmontable de madera, a¨²n tuvo fuerzas para cargar con un pesado equipo de cine y rodar en 35 mil¨ªmetros la primera salida. "Trabaj¨¢bamos con alargadores de 30 y 40 metros y con unos focos enormes que al iluminar el fondo negro de la escena produc¨ªan un efecto nuevo", recordaba el veterano "barraco" que a¨²n lamenta entre risas no haber sabido dar la luz negra que en una ocasi¨®n le pidi¨® el director, Lorca. La proyecci¨®n de su documental la semana pasada en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde la hist¨®rica compa?¨ªa ensayaba, inaugur¨® la resurrecci¨®n del proyecto.
La localidad leonesa de Villablino, un enclave minero estrechamente ligado a la Instituci¨®n Libre de Ense?anza no recibi¨® la visita de la compa?¨ªa lorquiana, y sin embargo acogi¨® la tarde del pasado jueves el d¨¦but de los estudiantes del centro madrile?o. Despojados ya de los monos azules que luc¨ªan la tarde anterior, reivindicaban el Encuentro Universitario Itinerante de Artes Esc¨¦nicas (Unit¨ªnere) en el que se enmarca su propuesta. "Llevamos tres a?os con este proyecto y La Barraca nos ha permitido ampliar la ruta y representar en m¨¢s plazas", explicaba su director Domingo Ortega.
Un pasacalles infantil reclut¨® a un buen n¨²mero de ni?os como p¨²blico para las nuevas versiones de La cueva de Salamanca y La guarda cuidadosa, de Cervantes, que esa tarde ocuparon la escena. Las fuerzas del orden, que anta?o protegieron a los barracos en alguna ocasi¨®n de la furia reaccionaria, se encargaron esta vez de impedir que los ni?os jugaran con balones en la plaza.
Lorca declamaba antes de cada actuaci¨®n que su objetivo era "poder colaborar con esta hermosa hora de la nueva Espa?a". El grito de "queremos teatro", entonado por los miembros de la compa?¨ªa de la Universidad Carlos III, sustituy¨® las palabras del poeta y dio paso a su representaci¨®n, que incluy¨® ritmos de pasadoble y danzas folcl¨®ricas de la regi¨®n.
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