La transitividad de los derechos

Mi admirado Fran de Waal mostraba, en una reciente entrevista a este diario, su escepticismo ante el reconocimiento de derechos para los grandes simios. El motivo para este escepticismo reside en el temor de que el otorgamiento de estos derechos por la similitud (gen¨¦tica, evolutiva, cultural) entre estos primates y los seres humanos conlleve una serie de otorgamiento de derechos en cadena a otras especies, por el parecido, a su vez, con los grandes simios. Y as¨ª hasta un abismal y absurdo regreso ad infinitum.

Este miedo a la transitividad de los derechos se genera por una incorrecta comprensi¨®n del concepto de derecho y, por tanto tambi¨¦n, del concepto de igualdad o equivalencia jur¨ªdica. Un derecho es la protecci¨®n de un bien que puede ser lesionado. No tiene ning¨²n sentido proteger un bien que no puede ser lesionado, ora porque es inaccesible, ora porque no existe. No tiene sentido reconocer el derecho de los hombres a la interrupci¨®n voluntaria del embarazo porque, sencillamente, los hombres no pueden quedarse embarazados (?hasta el momento!). Por esta misma raz¨®n, nadie pretende otorgar libertad de voto a los chimpanc¨¦s.

Con esta limitaci¨®n ontol¨®gica a la extensi¨®n de los derechos, no existe posibilidad alguna de incurrir en el temido regreso ad infintum. De este concepto de derecho se deduce un concepto difuso de igualdad, que no implica identidad, y que, por tanto, no permite transitividad alguna entre especies.

?Qu¨¦ podemos proteger a los animales? Aquello que podemos da?ar. A saber: la vida, el bienestar, la existencia como especie, el dolor. No tiene sentido hablar del sufrimiento ps¨ªquico de una ameba, pero s¨ª de un gorila, de un perro o de un delf¨ªn. Los grandes simios tienen una cultura compleja, una autoconciencia individual n¨ªtida y aut¨®noma, un universo sensitivo y emocional muy rico, que no poseen los esturiones o la famosa mosca del vinagre. Por eso, no podemos construir una identidad conmutativa ni transitiva entre especies diferentes. En el reconocimiento de derechos a los animales s¨®lo protegemos aquellos bienes que est¨¢n en el telos evolutivo del animal, como gusta decir Jorge Riechmann. ?D¨®nde est¨¢ el absurdo.