El triunfo del valor

Ayer en Pamplona se gestaron todos los ingredientes que conforman un retazo de la Espa?a negra, dicho en t¨¦rminos taur¨®macos. Se lidiaron toros de Victorino Mart¨ªn, para tres toreros de los llamados valientes. De los tres s¨®lo uno mereci¨® ese apelativo. ?l es Antonio Ferrera.

Los dos primeros toros salieron con malas ideas, peligrosos, recortaban. El tercero puso mucho picante en el embestir y cogi¨® a Antonio Ferrera. Pas¨® a la enfermer¨ªa. Los toros cuarto y quinto tuvieron mucha calidad. Dulce y noble el cuarto y un buen toro el quinto. Pues bien, ni Pep¨ªn Liria ni Luis Miguel Encabo estuvieron en toreros. Se dejaron escapar dos toros de triunfo. Imperdonable. S¨®lo destac¨® un buen espadazo al cuarto de Pep¨ªn Liria. De acuerdo con el buen juego de esos toros hubiera sido especialmente oportuno rescatar un divertido y contundente t¨ªtulo de una cr¨®nica de nuestro Joaqu¨ªn Vidal. Aquel t¨ªtulo que dec¨ªa "?Qu¨¦ 'quedr¨¢n!". Fue en el sexto donde se acentu¨® la negrura.

Sali¨® de la enfermer¨ªa Antonio Ferrera a matar su toro. El toro le arroll¨® mand¨¢ndole por los aires. P¨²blico y compa?eros insist¨ªan en que fuera a la enfermer¨ªa. El torero se resisti¨®. Se quit¨® la casaquilla y se qued¨® con el chaleco, la camisa y el corbat¨ªn. El torero tore¨® con las dos manos. Destacaron varias series de naturales largos, muy intensos. A falta de esencias exquisitas entr¨® en escena la emotividad de un p¨²blico entregado. Los aplausos surg¨ªan como m¨²ltiples banderas de alegr¨ªa. La presidencia se convirti¨® en p¨²blico enfervorizado y le otorg¨® las dos orejas y el rabo, adem¨¢s de pedir que el toro diera una vuelta al ruedo en el arrastre.