La teor¨ªa (relativa) de la seducci¨®n de Einstein
El f¨ªsico tuvo dos esposas y decenas de amantes, a las que amarg¨® la vida con sus man¨ªas
Si Einstein estuviera vivo me encantar¨ªa invitarle a una cerveza..., aunque no tengo claro si se lo presentar¨ªa a mi hermana", afirma Dennis Overbye, un periodista que en el a?o 2000 public¨® la biograf¨ªa Las pasiones de Einstein, en la que aborda aspectos de la vida privada del f¨ªsico alem¨¢n, un campo que hasta entonces era relativamente desconocido.
El pasado 8 de julio, la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, que alberga en sus archivos todos los documentos del f¨ªsico alem¨¢n, hizo p¨²blica una serie de 1.300 cartas entre Albert, su segunda esposa y prima hermana, Elsa Einstein, y la hijastra de ella, Margot. Los documentos estaban en poder de Margot, quien dej¨® instrucciones en su testamento para que la correspondencia se hiciese p¨²blica dos d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte, que ocurri¨® el 8 de julio de 1986. "El nuevo lote de cartas a?ade detalles para crear una imagen de alta resoluci¨®n de Einstein, m¨¢s all¨¢ de lo que se sab¨ªa de su vida personal", seg¨²n Barbara Wolff, archivera de la Universidad Hebrea. En ellas relata a su hijastra y esposa sus relaciones con otras mujeres.
"La mitad superior del cuerpo] piensa y hace planes, pero la mitad inferior determina nuestro destino" escribi¨® Einstein de su amigo Peter Bucky
Los bi¨®grafos de Albert Einstein debaten sobre el papel que desempe?aron las mujeres en su obra cient¨ªfica. En su libro, Overbye muestra que su relaci¨®n con el sexo opuesto estaba correlacionada con su productividad cient¨ªfica: cuando las relaciones con sus esposas, amantes o madre iban mal, se refugiaba en su trabajo cient¨ªfico y pod¨ªa pasar semanas trabajando, abstra¨ªdo del mundo exterior.
En las cartas dadas a conocer ahora, Ethel Michanowski es una de las amantes de las que les habla a su esposa e hijastra. Michanowski, amiga de Margot y 15 a?os menor que ¨¦l, aparece en tres de ellas. En una, de 1931, le confiesa a su hijastra: "Es verdad que la se?orita M. me sigui¨® [hasta Inglaterra] y que su persecuci¨®n est¨¢ saliendo de control".
En otra misiva, a su esposa, Ethel Michanowski vuelve a ser protagonista: "La se?orita M. definitivamente actu¨® de acuerdo con la mejor ¨¦tica judeocristiana: 1) debes hacer lo que te brinda placer, sin hacer da?o a nadie, y 2) no debes hacer cosas que producen malestar y que afectan a otras personas. Debido al punto 1, vino conmigo, y por el punto 2, no te dijo a ti ni palabra. ?No es eso irreprochable?", pregunta Einstein.
Estas cartas, escritas entre 1912 y 1955 (a?o en que muere Einstein), hacen referencia a varias mujeres: Margarita, Estella y dos m¨¢s llamadas Toni y Ethel, con las que comparti¨® conciertos, lecturas y paseos en velero. El n¨²mero de amantes, seg¨²n sus bi¨®grafos, super¨® la decena.
Margarita Konenkova, una esp¨ªa sovi¨¦tica casada, fue otro nombre en la vida del f¨ªsico. Se conocieron en 1935, poco despu¨¦s de que el matrimonio Einstein se mudase a Princeton (Nueva Jersey, Estados Unidos), aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la fecha en que iniciaron su romance, que pudo ser despu¨¦s de la muerte de Elsa, en 1936. Margot fue la cartera entre ambos: "Te adjunto una peque?a carta para que se la des a Margarita, y evitar darle golosinas a los ojos curiosos", escribi¨® Einstein.
Konenkova cumpli¨® parte de la misi¨®n que le encomendaron en el Kremlin: que ¨¦l conociera al vicec¨®nsul sovi¨¦tico en Nueva York, P¨¢vel Mij¨¢ilov. Esta reuni¨®n, entre otras cosas, hizo que el FBI de Edgar J. Hoover le espiara para probar que era comunista, acumulando un expediente de 1.500 folios.
El poder de seducci¨®n de Einstein era notable, seg¨²n el retrato de Overbye. Gozaba de la admiraci¨®n de muchas mujeres, a las que entreten¨ªa tocando el viol¨ªn o contando an¨¦cdotas. Junto a la faceta seductora, sin embargo, conviv¨ªa un lado oscuro y cruel. A su primera esposa, Mileva Maric, una f¨ªsica serbia a la que conoci¨® en la Universidad Polit¨¦cnica de Z¨²rich, le destroz¨® la vida. "Trato a mi esposa como a un empleado al que no puedo despedir", explicaba en una misiva a Elsa en 1913. Su actitud le produc¨ªa remordimientos en algunas ocasiones: "Me da pena mi mujer, y creo que sus dif¨ªciles experiencias conmigo son, al menos en parte, culpables de su grave enfermedad", confi¨® a un amigo en 1916.
Poco antes de que comunicara a Mileva su intenci¨®n de divorciarse, en 1916 (tras cuatro a?os de romance con Elsa), el matrimonio intent¨® reconciliarse. Para ello, Einstein le env¨ªo una nota en la que expon¨ªa, crudamente, sus condiciones para volver: "Te obligar¨¢s expl¨ªcitamente a observar los siguientes puntos en tu interacci¨®n conmigo: 1) No esperar¨¢s ternura de m¨ª ni me har¨¢s ninguna acusaci¨®n. 2) Cuando me dirijas la palabra, deber¨¢s desistir al instante si yo te lo pido. 3) Cuando yo te lo pida, debes salir inmediatamente de mi alcoba o de mi despacho sin oposici¨®n". Maric accedi¨®, aunque al poco tiempo se separaron.
Poco despu¨¦s de su matrimonio con Elsa, Einstein se enamor¨® de la sobrina de un amigo, y la contrat¨® como secretaria para poder mantener el idilio. Elsa lo permiti¨®, limitando los encuentros entre los amantes un par de veces a la semana bajo la promesa de que mantendr¨ªan un bajo perfil.
"El matrimonio es el intento fallido de hacer que un accidente se convierta en algo duradero", explic¨® Einstein a un amigo. Su comportamiento en el plano sentimental, sin embargo, se engloba en un poema que escribi¨® en 1946: "La moraleja de la historia es que la mitad superior [del cuerpo] piensa y hace planes, pero la mitad inferior determina nuestro destino".
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