Traj¨ªn de anuncios
Me fascina la disposici¨®n de los peque?os anuncios, en relaci¨®n con las noticias que los rodean. Es obvio que la mano de las avispadas agencias est¨¢ detr¨¢s, pero tambi¨¦n existe el azar, para fortuna de quienes, como yo, disfrutamos con la investigaci¨®n de lo f¨²til y el hallazgo de lo chocante cotidiano. As¨ª es como puedes encontrarte con una oferta de alargamiento de pene, debajo de la entrevista a un eurodiputado.
Desde que mi amado Google ha inaugurado su agencia intern¨¢utica AdWords, con publicidad de sitios online, voy de b¨®lido. Para empezar, dos aclaraciones. Una, he escrito amado Google pero estoy abierta a amar cualquier otro sistema m¨¢s r¨¢pido y eficaz en cuanto me lo presenten. Y dos, lo de la responsabilidad de AdWords lo s¨¦ no s¨®lo porque este mismo peri¨®dico, en su versi¨®n digital, lo advierte; sino porque he tratado de convertirme en anunciante entrando en la p¨¢gina de la agencia, y te proporcionan un men¨² tan completo que lo raro es que el azar pueda intervenir en la introducci¨®n de un producto o sujeto.
Con todo, ocurre. Y deseo compartir con ustedes algunos casos simp¨¢ticos, cazados en las p¨¢ginas en la Red de algunos peri¨®dicos muy principales. En el londinense y sin embargo universal Timesonline, la noticia: "Por qu¨¦ la Stasi espi¨® al futuro Papa"; publicidad situada al pie: "La Biblia prueba que el Papa no es el Anticristo". En El Pa¨ªs: "Sony recortar¨¢ 10.000 empleos"; publicidad: "Apartamentos en Madrid", "Casas y Chollos". Otro: "Aterrizaje forzoso por televisi¨®n"; anuncios: "Oferta vuelos", "Billetes de avi¨®n" y "Ofertas a Buenos Aires". Otra publicidad, insertada en la web del Sunday Times, me vuelve especialmente loca, por lo aperturista. La noticia explica c¨®mo el ministro brit¨¢nico de Trabajo y Pensiones, laborista, le pidi¨® a un amigo que le organizara una cita a ciegas con una chica guapa? que result¨® ser una contrincante pol¨ªtica del partido conservador. Anuncios al pie: "Encuentra diversi¨®n y romance", "Endereza tu relaci¨®n sentimental" y "Chat Gay".
La paradoja m¨¢s escandalosa se produce cuando The Nation, la prestigiosa revista estadounidense de oposici¨®n a la que estamos suscritos, entre otros, Paul Newman y yo, publica un importante dossier sobre las ma?as de los laboratorios farmac¨¦uticos para inventar p¨ªldoras que curan enfermedades no menos inventadas. ?Sospechan o temen o barruntan de qu¨¦ pueden ir los peque?os anuncios situados junto a la interesant¨ªsima informaci¨®n? De p¨ªldoras contra la ansiedad. Por otra parte, avisos sobre tratamientos de la depresi¨®n acompa?an casi siempre lo que se publica acerca del ciudadano brasile?o asesinado por error por la polic¨ªa brit¨¢nica; tiene su explicaci¨®n, ?no creen?
El repaso a la publicidad en los online sirve tambi¨¦n para comprender cu¨¢l es el negocio m¨¢s floreciente, a nivel planetario, en este momento: todo lo que tenga que ver con la seguridad, ya sea personal, ya de la casa, de las propiedades o de la empresa. Las firmas especializadas, y las que fabrican artilugios para asegurar / defender vidas y haciendas, se ofrecen lo mismo al final de una noticia sobre huelga de hambre en Guant¨¢namo que al pie de otra que habla de inmigrantes en modalidad patera o verja, y hasta debajo del recurso del PP contra las bodas de homosexuales (aunque no s¨¦ si para protegernos del Partido Popular o de los gay). La inseguridad est¨¢ en el aire y da dinero.
Por fin, una nota de agencia publicada en este diario y titulada "Detenido un hombre en el aeropuerto de Manchester tras encontrarse un artefacto sospechoso", mereci¨® tres insertos que me desorientaron: una de una revista de ciencia-ficci¨®n, otra para estudiar Periodismo y Humanidades, y una tercera para hacerse con un kit de algo. Todav¨ªa estoy pregunt¨¢ndome: a) si la noticia parec¨ªa de marcianos; b) si su redacci¨®n pod¨ªa despertar el ansia de realizarse estudiando materias nobles, y c) si era un anuncio dirigido a los terroristas, para que se equipen bien antes de meterse en un aeropuerto.
Es un sinvivir. Online, naturalmente.
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