Un lugar de tr¨¢nsito
La estructura urbana de esta zona de Villaverde la convierte en una isla segregada del resto del distrito y de la capital
"?ste es un barrio de tr¨¢nsito. Quien ha venido ¨²ltimamente es porque no ten¨ªa m¨¢s remedio o porque no sab¨ªa lo que iba a encontrarse", explica un inmigrante ecuatoriano que lleva en San Crist¨®bal de los ?ngeles cinco a?os. "Aqu¨ª s¨®lo se quedan los abuelos o los que no tienen dinero para marcharse", cuenta un vecino espa?ol, hijo de inmigrantes extreme?os, que atribuye a la inmigraci¨®n de los ¨²ltimos cinco a?os los problemas de la zona.
Para muchos de sus habitantes, San Crist¨®bal es como una caracola de mar en la que se refugian los cangrejos ermita?os. Cuando su cuerpo se endurece, se marchan y dejan el hueco para otro crust¨¢ceo. Pero la caracola cada vez est¨¢ m¨¢s deteriorada y termina siendo inservible. El barrio se construy¨® para que inmigrantes, principalmente andaluces y extreme?os, viviesen cerca de las f¨¢bricas donde trabajaban. Un dormitorio al lado de las factor¨ªas. Casas con cimientos endebles sobre terrenos arcillosos. Lo funcional las sosten¨ªa en su momento. Hoy ya ni siquiera.
El metro cuadrado en el barrio cuesta unos 2.300 euros, frente a los 5.200 del centro
San Crist¨®bal, si lo fuera, no ser¨ªa un gueto porque su porcentaje de inmigraci¨®n sea el m¨¢s alto de Madrid. Ni tampoco porque convivan casi 40 culturas en una superficie de 1.000 kil¨®metros cuadrados. Ni porque tenga un ¨ªndice de fracaso escolar que supera el 40%. Lo ser¨ªa porque est¨¢ aislado de la capital y del resto del distrito de Villaverde. Est¨¢ encajonado entre la v¨ªa del tren, la avenida de Andaluc¨ªa y una peque?a colina. El metro ni lo huelen. Aunque te¨®ricamente en 2007 llegar¨¢ al barrio. "No se puede estigmatizar al inmigrante. Ellos no son los causantes de los problemas. En San Crist¨®bal no se hizo una remodelaci¨®n integral, como por ejemplo en Orcasitas, y ha sufrido los problemas de la reconversi¨®n industrial", explica Carlos Lles, profesor de sociolog¨ªa urbana de la Universidad Carlos III. "Desde el punto de vista urban¨ªstico, el barrio est¨¢ segregado. Es una isla", a?ade.
Seg¨²n este profesor, la alta densidad de inmigrantes en el barrio se debe fundamentalmente al precio de la vivienda y al efecto llamada. El metro cuadrado est¨¢ en unos 2.300 euros (frente a los 5.200 en el centro). Un piso en San Crist¨®bal puede costar unos 180.000 euros. Suelen tener tres habitaciones y un ba?o. Unos 70 metros cuadrados. De alquiler se pagan unos 700 euros. "Cuantas m¨¢s habitaciones tengan, mejor. As¨ª se pueden meter 15", dice despectivamente Juani, que trabaja en una inmobiliaria de la zona y que se fue a vivir a otro sitio hace cinco a?os.
Ministerio de Fomento, Comunidad y Ayuntamiento acordaron en 1999 declarar ¨¢rea de rehabilitaci¨®n integrada todo el barrio, lo que implicaba subvencionar las obras de reforma de 4.313 viviendas. Pero a principios de este a?o s¨®lo estaban terminadas o en proceso de reforma 482 casas (el 11%).
La tasa de paro es casi de un 10% (casi el doble de la media en la capital). Sus habitantes tienen una renta per c¨¢pita de 7.422 euros, un 60% del resto de la ciudad.
Pero San Crist¨®bal tiene un valor muy positivo del que carecen otros barrios y que permite pensar en una regeneraci¨®n: la acci¨®n ciudadana. Asociaciones como Cultura y Solidaridad o la propia asociaci¨®n de vecinos del barrio La Unidad realizan actividades permanentemente. "Existe un movimiento de vecinos activo. La Administraci¨®n puede apoyarse en ¨¦l para aplicar los planes. Cuando no se cuenta con ello, todo queda en proyectos paternalistas que no funcionan", explica F¨¦lix Arias, concejal de Urbanismo del PSOE.
Tras la revuelta juvenil de los suburbios parisienses, los medios de comunicaci¨®n trataron de encontrar en Villaverde el ejemplo espa?ol de aquel polvor¨ªn. Los vecinos terminaron fritos. "Francia no es Espa?a", dicen. La inmigraci¨®n es distinta: en procedencia, en cultura, en generaci¨®n y en derechos. La estructura urbana de la ciudad es otra. La infravivienda no se encuentra s¨®lo en la periferia.
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