?C¨®mo trata Madrid a uno de sus 6 millones de visitantes?
La capital ofrece una 'web', quioscos informativos y una sede en obras. Una periodista de EL PA?S pone a prueba los servicios municipales
El Centro de Turismo est¨¢ en obras. El servicio se ofrece bajo los soportales de la Plaza Mayor en un pasillo de unos 12 metros que parece un despacho de la pel¨ªcula Brazil. No hay colorines ni logos, s¨ª muchos papeles. Una sola mesa mira al p¨²blico, su due?o lee el peri¨®dico y habla por tel¨¦fono, al fondo seis funcionarios charlan. Los simp¨¢ticos chicos de naranja que atienden fuera explican que hay que apuntarse dentro a la ruta guiada Madrilian uses, en ingl¨¦s, para que los extranjeros conozcan nuestras costumbres.
El Ayuntamiento de Madrid se gastar¨¢ este a?o 20 millones en turismo. Un 840% m¨¢s que en 2002. Nueve millones se destinan a vender la marca Madrid. La directora de Turismo, Carmen Caram¨¦ dice que "resulta vital atender al visitante una vez est¨¢ aqu¨ª". ?C¨®mo trata la ciudad a uno de esos seis millones de turistas que Madrid recibe al a?o?
"El buen 'marketing' es accesibilidad, algo debe fallar aqu¨ª", dice un viajero
El grupo comenta que la hospitalidad compensa los atascos, las obras y el mal ingl¨¦s
Diez minutos despu¨¦s de entrar, con un "te dejo que tengo un poco de l¨ªo", el hombre del tel¨¦fono atiende a la turista en cuesti¨®n, una periodista de EL PA?S. Para ver juntos el folleto hay que acuclillarse a su lado, con el trasero ocupando la ¨²nica v¨ªa de paso. Le acerca una silla y se arrejuntan para no estorbar. ?Qu¨¦ ventajas tiene la Madrid Card?, pregunta ella, a sabiendas de que la tarjeta gestionada por una empresa privada incluye, por 36 euros al d¨ªa, las rutas guiadas, entradas a museos, el bus tur¨ªstico o la entrada al zoo. "Buf... la tarjeta... si vas a ver muchas cosas... t¨² dime qu¨¦ excursiones quieres". "P¨®ngame tres. ?Qu¨¦ le debo?" [Son 13,50 euros]. "Nada, te invito yo". "?Por paciente?, ?por espa?ola?, ?por mona?". "Porque de todas formas, con la tarjeta te iban a salir gratis...", responde el enigm¨¢tico funcionario. La turista sale con la impresi¨®n de que si fuera guiri, ya habr¨ªa aprendido un par de madrilian uses.
"Promocionamos la tarjeta porque es una oferta interesante", dice Caram¨¦, "pero la recomendaci¨®n depende del caso, si la empuj¨¢semos demasiado, nos acusar¨ªan de intentar colocarla". ?A qu¨¦ vino la invitaci¨®n del funcionario? "Hemos dado orden de que extremen el celo y las atenciones. Las obras son inc¨®modas... hay que ser cuidadoso para que el visitante no quede descontento". Es innegable que el turista que no paga es un turista contento, pero ?no ser¨ªa mejor no hacer obra en verano? La directora defiende que la estacionalidad del turismo en Madrid es m¨¢s oto?al que en el resto de Espa?a, as¨ª que hasta el 15 de septiembre, la oficina seguir¨¢ siendo un pasillo.
La primera visita de todo turista moderno es Google. Basta con teclear las palabras "Madrid" y "turismo" en casi cualquier idioma para dar con www.esmadrid.com, la p¨¢gina del ayuntamiento. Si se teclea s¨®lo "Madrid", o "visita Madrid", la web municipal se pierde entre gu¨ªas comerciales de la ciudad, homenajes al Real Madrid, y alg¨²n competidor, como el sitio municipal de Madrid, Iowa. La web de Madrid, Espa?a, recibi¨® 275.336 usuarios ¨²nicos s¨®lo en junio (el centro de Turismo en seis meses de 2005 atendi¨® a 205.418 personas). La p¨¢gina es vistosa, f¨¢cil de usar y est¨¢ en seis idiomas. Naomi y Rafael Tzoubari, m¨¦dica e ingeniero de 52 a?os, han venido desde Montreal con folios impresos de esta web bajo el brazo. "La informaci¨®n ven¨ªa muy bien detallada, aunque la web oficial me sali¨® como s¨¦ptima opci¨®n, despu¨¦s de varias compa?¨ªas privadas". En la web cuesta encontrar un tel¨¦fono. El del centro de turismo (91 588 16 36) comunica. Mejor llamar al 010. Si se prueba en ingl¨¦s (el 44,16 % de los turistas son extranjeros, el mayor grupo, estadounidenses), ponen en espera, pero al final se da con lo que suena como un entusiasta chico de naranja. Estos j¨®venes tienen cinco quioscos: dos en la T4, y tres en Cibeles, Callao y Felipe II. Al m¨¢s visitado, el de Callao, de junio a diciembre de 2005 se asomaron 44.632 personas. La turista tipo pide planes para dos d¨ªas. Tres chicas la cargan de folletos y propuestas. No se achantan con las cuestiones intrincadas: ?un japon¨¦s rom¨¢ntico? Recomiendan y buscan los tel¨¦fonos en la Gu¨ªa del ocio. Se acerca una inglesa preguntando por una peluquer¨ªa baratita y discuten si Spejo's es mejor que Marco Aldani. Todo es turismo.
El d¨ªa termina probando las famosas rutas de Descubre Madrid. En dos de ellas, repiten los mismos cinco turistas. La pareja de Montreal, otra de Los ?ngeles y la periodista. Los grupos no pasan de ocho personas. "En la de Londres o Par¨ªs", comenta Rafael Tzoubari, "se llegan a juntar 50. El buen marketing es visibilidad y accesibilidad, algo debe fallar en Madrid". Con las rutas no hay queja, si acaso el nivel de ingl¨¦s de los gu¨ªas, comprensible pero algo prosaico. Ejemplo: Alfonso XIII pasa a ser el XXX, thirtieth, en vez de thirteenth.
Las rutas son uno de los orgullos del Patronato, junto a las nuevas placas informativas en japon¨¦s. "Queremos un turismo para todos", dice Caram¨¦, esgrimando que hay rutas en cinco idiomas, para discapacitados f¨ªsicos, ciegos y personas sordas. Estas ¨²ltimas se ofrecen en no m¨¢s de siete fechas al a?o y en ning¨²n caso despu¨¦s del 24 de junio. ?Porque no en verano? Respuesta surrealista del 010: por el calor.
La ruta Madrilian uses hace turismo de lo cotidiano. Entra en la cocina de Bot¨ªn y en la bodega de Casa Labra, "donde Hemingway se emborrachaba con Luis Miguel Domingu¨ªn", dice el gu¨ªa. Virginia y Casey, de Los ?ngeles, se lo han pasado pipa tras dos horas de pateo: "?Y qu¨¦ barato!" (3,20 euros). Antes de despedirse el grupo compara ampollas y comenta que la hospitalidad de los madrile?os compensa los atascos, las obras y el bajo nivel de ingl¨¦s general. "La bienvenida a los turistas es una labor integral, del Ayuntamiento pero tambi¨¦n de los hoteleros, los taxistas y la gente de a pie", dice Carmen Caram¨¦. "En una ciudad donde los visitantes procuran el 10 % del PIB, dar una buena imagen nos conviene a todos". Resulta que no s¨®lo todo es turismo, adem¨¢s Turismo somos todos.
Circo en el estadio Bernab¨¦u
A juzgar por la parada de la Puerta del Sol, los autobuses tur¨ªsticos Madrid Visi¨®n, propiedad de una empresa privada, est¨¢n haciendo su agosto en julio. Cuando llega el veh¨ªculo, m¨¢s de 30 japoneses con gorras a juego se quedan fuera, esperando otros veinte minutos al siguiente en una parada no se?alizada. El se?or del quiosco de prensa que vende los billetes dice que es "m¨¢s o menos delante del McDonald's".
En el segundo piso, la vista es chula, aunque rota por las obras y atronada por los atascos. El sol asesina. En los cascos, incluidos en el precio (14,50 euros por un d¨ªa), suena la Verbena de la Paloma mezclada con frases como "Madrid es sus gentes", o "los monumentos marcan la historia de la ciudad y la de toda Espa?a". Llegando a Atocha, unos mexicanos se preguntan si ser¨¢ all¨ª donde estallaron las bombas el 11 de marzo. La grabaci¨®n en ocho idiomas responde que el AVE tarda dos horas y media en hacer Madrid- Sevilla.
Asad y Said Mokhtari, primos, iran¨ªes de 27 y 28 a?os, llevan dos d¨ªas viajando por Madrid en este autob¨²s. Se enteraron de su existencia en uno de los puntos de informaci¨®n del Ayuntamiento: "Nos ofrecieron tambi¨¦n el bono turista del metro y el autob¨²s normal (un d¨ªa, 3,50), pero nos hac¨ªa m¨¢s ilusi¨®n ver la calle". Antes de viajar a Barcelona a firmar un contrato de exportaci¨®n del "mejor langostino del mundo", quer¨ªan hacer compras en Madrid, en Turismo tambi¨¦n les informaron de las tiendas, "de lo m¨¢s barato a lo m¨¢s superfashion". "La gente es simpatiqu¨ªsima; compensa el hecho de que la mayor¨ªa no habla ingl¨¦s. En Gran Breta?a, todos hablan ingl¨¦s pero son muy antip¨¢ticos", dice Said.
No todo el mundo pregunta. Hay muchos viajeros que prefieren ir por libre. El nuevo tour nocturno del estadio Santiago Bernab¨¦u, que incluye copa y espect¨¢culo flamenco circense de casi una hora, por 30 euros, se promociona en la web y en los folletos del patronato de Turismo, pero Bruno Galvao se enter¨® en la misma puerta. "Como todos los brasile?os, soy futbolero, ten¨ªa que ver d¨®nde juegan Ronaldo y Cecinho. Es caro, pero merece la pena", explica. Estudia medicina, tiene 22 a?os y acaba de hacerse una foto con dos compa?eros como si fuesen jugadores saliendo al campo desde el vestuario. Dentro, la pieza estrella del "mira c¨®mo viven los futbolistas" es un jacuzzi redondo donde por lo menos caben cinco.
En el banquillo, Dani, un ni?o madrile?o cuya ilusi¨®n es ver d¨®nde se cambia Guti, comenta la comodidad de los sillones. "No s¨¦ c¨®mo la gente se queja de no jugar", dice su padre.
Un panel informa de que adem¨¢s de blanditos, cuando hay partido, los sillones est¨¢n "calefactados". La entrada, sin copa ni show, cuesta 15 euros, pero se hace en solitario, siguiendo un recorrido marcado. "Lo suyo es que hubiese un gu¨ªa", dicen David y Alberto, unos getafenses a los que les han tocado las entradas en Radio Marca. "Por lo menos los seguratas son enrollados", dicen, refiri¨¦ndose a los guardias de seguridad que terminan haciendo doblete como gu¨ªas y respondiendo a las dudas de los visitantes.
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