Landis, un patr¨®n a lo Indurain
El norteamericano recupera el liderato en Alpe d'Huez, donde gan¨® Schleck, y aventaja por 10 segundos a Pereiro en la general
El 18 de julio de 2005, d¨ªa de descanso, Denis Menchov alquil¨® un coche en Pau y, sin decir nada a nadie, se baj¨® a Pamplona a comerse un chulet¨®n con sus amigos. "Necesitaba salir de la depresi¨®n de alguna manera", cuenta Menchov, quien no pod¨ªa acostumbrarse a terminar todas las etapas de monta?a en el autob¨²s de los retrasados, rodeado de sprinters, rodadores y gregarios exhaustos. El inusual tratamiento antidepresivo no pareci¨® ayudarle mucho a mejorar -el ruso sigui¨® a la deriva el resto del Tour-, pero por lo menos comi¨® bien, un d¨ªa sin pasta, aleluya, pas¨® el rato con los colegas y se olvid¨® del Tour por un d¨ªa. Ayer, 18 de julio de 2006, Menchov, dorsal 51, no tuvo precisamente su mejor d¨ªa en la ascensi¨®n a Alpe d'Huez, las 21 curvas, la meta en la que todos los grandes quieren dejar su sello. Termin¨® mordiendo el aire, mordiendo el polvo. Buscando, gran boca abierta, ox¨ªgeno. Solo, por detr¨¢s de los mejores. Motivos ten¨ªa para comerse el coco, ¨¦l, uno que no para de interrogarse. Sin embargo, terminado el control antidopaje, sonr¨ªe. "No he perdido la moral y eso es una buena se?al", dice. "Otros a?os, habr¨ªa levantado el pie. Me habr¨ªa dejado ir. Y ¨¦ste he luchado para perder lo menos posible".
Pereiro, a la defensiva en la m¨ªtica ascensi¨®n, cedi¨® el 'maillot' amarillo pero no perdi¨® la moral
Los siete primeros de la clasificaci¨®n est¨¢n en menos de tres minutos y tienen esperanzas
Misterio: ?tom¨® Menchov otro chulet¨®n? ?Encontr¨® fuerza mental en su victoria en la Vuelta?
Soluci¨®n: no. Eso y algo m¨¢s.
Menchov perdi¨® 2m 21s con el ganador y 1m 11s con el patr¨®n del Tour y acab¨® sonriente. ?scar Pereiro, a la defensiva en su hermoso maillot amarillo los 14 kil¨®metros de la ascensi¨®n final, perdi¨® el liderato por 10s y no lloraba como una magdalena. Kloden, Evans, Sastre, los dem¨¢s favoritos, que tambi¨¦n, de una u otra manera, sucumbieron en la primera jornada alpina, tampoco daban el Tour por perdido, tampoco perdieron la moral. Nadie lloraba en la meta de Alpe d'Huez, azotada por el viento. No hab¨ªa nadie que hiciera llorar a nadie. Lance Armstrong, detr¨¢s de ¨¦l el abismo, es el pasado, y como tal se present¨® ayer, un turista, un aficionado que teme que muera el ciclismo de los esc¨¢ndalos, en el Tour. El presente se llama Floyd Landis, un patr¨®n que no deprime, que no hunde en la miseria a sus rivales, que no les deja perplejos pensando que no valen para nada. Y, sin embargo, se muestra tan superior a ellos, tan inalcanzable como Armstrong. La diferencia es que en vez de sacar 10 minutos al segundo, le saca 10 segundos. "No necesito m¨¢s", dice Landis, un ciclista que no puede cruzar la pierna derecha sobre la rodilla izquierda porque la cadera no le da juego, que por el mismo motivo s¨®lo puede montar sobre el sill¨ªn desde el lado derecho de la bicicleta, un hombre que cuando acabe el Tour se colocar¨¢ una pr¨®tesis de titanio para sustituir su necrosado juego de cabeza de f¨¦mur y anca, un corredor sin apenas escaladores en su equipo, un deportista, por tanto, consciente de sus limitaciones, en las ant¨ªpodas de Armstrong aunque mamara de su compatriota el ciclismo, aunque tienda a imitar sus poses, aunque pueda envidiar su prestancia y su estilo. Un patr¨®n, entonces, a lo Indurain. Habla m¨¢s, es m¨¢s expresivo, pero acaba diciendo lo mismo que el navarro. "Ganar etapas no me interesa. Lo importante es ganar el Tour con el menor gasto posible. El ciclismo es, sobre todo, un juego t¨¢ctico", dijo el norteamericano, que por 8s alcanz¨® el maillot amarillo en los Pirineos, que se lo regal¨® a Pereiro en una etapa de transici¨®n por poco m¨¢s de minuto y medio y que ayer lo recuper¨® por 10s. "Se trata de que mi equipo ahorre lo m¨¢ximo posible".
Ahorr¨® energ¨ªas el Phonak de Landis -s¨®lo Axel Merckx, en la fuga matinal, fue necesario para echarle una mano- y trabaj¨® gustosamente el Caisse d'Epargne, el equipo de Pereiro, que control¨® la etapa para que la multitudinaria fuga formada en el Izoard -modalidad full-pack: viajaban potenciales ganadores de etapa y sus gregarios- no alcanzara ventajas insoportables. Luego, en Alpe d'Huez, cada uno a su ritmo. Por delante, Schleck, luxemburgu¨¦s de ligera pedalada y magn¨ªfico estilo, derrotaba a Cunego en la lucha por el triunfo. Por detr¨¢s, a un par de minutos, Landis se peg¨® a la rueda de Kloden, el alem¨¢n que hab¨ªa pasado su mal d¨ªa en los Pirineos y ayer quer¨ªa reventar al pelot¨®n. M¨¢s atr¨¢s, a menos de un minuto, todos subieron a su ritmo, sin desesperar, sin quemarse, Sastre, Leipheimer, Menchov, Pereiro (a quien gui¨® en los ¨²ltimos kil¨®metros su compa?ero Arroyo), Zubeldia...Fue un juego de apariencias excesivas y diferencias escasas. Los siete primeros de la general est¨¢n comprimidos en menos de tres minutos. Todos mantienen su esperanza para los dos tremendos d¨ªas de Alpes que quedan -hoy Galibier y Croix de Fer, ma?ana el Joux Plane-, todos conservan la moral. Todos deben agradecer su estado de ¨¢nimo a Landis, el patr¨®n que quiere ganar el Tour por la m¨ªnima. Como Indurain, mismamente.
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