Si fuese ignorancia...
A lo largo de esta semana se han ido cumpliendo 70 a?os de aquella cadena de acontecimientos -la sublevaci¨®n del ej¨¦rcito de ?frica el 17 de julio, la extensi¨®n del levantamiento a Andaluc¨ªa el 18, el estallido del golpe militar en el resto de la Pen¨ªnsula el 19, su fracaso parcial, el colapso del aparato estatal republicano y el subsiguiente arranque de una revoluci¨®n convulsa y sangrienta a partir del 20 de julio...- que, en 1936, arrastraron a Espa?a a una guerra civil de 34 meses y a una dictadura de cuatro d¨¦cadas. La efem¨¦ride se ha visto precedida o acompa?ada de diversas iniciativas de car¨¢cter conmemorativo o recordatorio -desde la condena del franquismo por parte del Parlamento europeo el pasado d¨ªa 4, hasta la declaraci¨®n institucional del Gobierno catal¨¢n en el mismo sentido-, iniciativas y gestos entre los cuales me tomo la libertad de colocar tambi¨¦n las palabras que pronunci¨® el presidente del Partido Popular de Catalu?a, Josep Piqu¨¦, en una reciente entrevista televisiva a cargo de Josep Cun¨ª: seg¨²n ¨¦l, "el franquismo no era un r¨¦gimen fascista", sino "un autoritarismo de derechas", y la Segunda Rep¨²blica fue un periodo "muy lamentable", en el que predominaron "planteamientos profundamente sectarios".
La duraci¨®n del r¨¦gimen franquista evidencia que ¨¦ste posey¨® una camale¨®nica capacidad de adaptaci¨®n a los cambios del mundo
Vayamos por partes. En primer lugar, que un alto dirigente del PP trate de exonerar al r¨¦gimen de Franco, minimice sus desmanes e incluso lo compare con la democracia cristiana, no constituye en rigor una novedad: antes que Piqu¨¦, Mercedes de la Merced, Jaime Mayor Oreja y Manuel Fraga Iribarne -entre otros- ya hab¨ªan dicho o escrito cosas parecidas. Bien es cierto que, trat¨¢ndose del de Vilanova, su paso por la Universidad catalana de las d¨¦cadas de 1960-1970, su socializaci¨®n en un ambiente antifranquista y m¨¢s o menos progre, su curr¨ªculo anterior a 1996 permit¨ªan esperar otra cosa. Pero, visto el balance de aquel "giro catalanista" que deb¨ªa imprimir al PPC, visto su apoyo a la exclusi¨®n del catal¨¢n en el Parlamento europeo, etc¨¦tera, no cabe sino concluir que el de Piqu¨¦ i Camps es un caso mod¨¦lico del llamado "fervor del converso". Lo cual no impide someter a una cr¨ªtica profesional sus dos asertos: que el franquismo no fue fascista, y que la Segunda Rep¨²blica fue un desastre.
La naturaleza del franquismo es objeto desde hace d¨¦cadas, entre los especialistas, de un encendido debate que no cabe resumir aqu¨ª. Con todo, la mera duraci¨®n temporal del r¨¦gimen -tres veces m¨¢s que el Reich de Hitler, por ejemplo- evidencia que ¨¦ste posey¨® una notable, una camale¨®nica capacidad de adaptaci¨®n a los cambios del mundo: es obvio que el franquismo de correajes y pistolas encarnado por un Ram¨®n Serrano Su?er en 1940 era, en sus formas externas, distinto del franquismo desarrollista de portafolios y PIB representado por Laureano L¨®pez Rod¨® en 1970. Sin embargo, la fuente de todo el poder -el Caudillo- y la base legitimadora del sistema -la Victoria- fueron siempre las mismas.
De cualquier modo, que al menos en sus primeros dos o tres lustros la dictadura de Franco tuvo un car¨¢cter fascista ofrece pocas dudas. Basta leer, por ejemplo, el ¨²ltimo libro de la profesora Carme Molinero (La captaci¨®n de las masas. Pol¨ªtica social y propaganda en el r¨¦gimen franquista, C¨¢tedra, 2005) para recordar en qu¨¦ modelos se inspiraban algunas de sus estructuras m¨¢s emblem¨¢ticas, como el Auxilio Social (en la Winterhilfe nazi) o la Obra Sindical de Educaci¨®n y Descanso (en la Opera Nazionale Dopolavoro mussoliniana); para apreciar la sustancia totalitaria tras los afanes falangistas por encuadrar y controlar a la poblaci¨®n trabajadora, tras los cantos al "principio del caudillaje" (una mala copia del F¨¹hrerprinzip hitleriano) o tras el discurso de la "tercera v¨ªa" (ni liberalismo, ni marxismo: nacionalsindicalismo). Autoritario de derechas, se?or Piqu¨¦, fue el general Primo de Rivera, no Franco.
En cuanto a la descripci¨®n de la Segunda Rep¨²blica como una etapa "muy lamentable" y dominada por el sectarismo -tesis abanderada por la conspicua escuela historiogr¨¢fica de los P¨ªo Moa, C¨¦sar Vidal y otros honoris causa por la Cope-, la r¨¦plica es f¨¢cil: ?fue lamentable la concesi¨®n a Catalu?a del Estatuto de Autonom¨ªa de 1932? ?Fue lamentable que, en el bienio 1931-33, aquella Rep¨²blica tan nefasta construyese m¨¢s escuelas que la monarqu¨ªa alfonsina durante las tres d¨¦cadas anteriores? ?Fue lamentable dar el voto a las mujeres, intentar la despolitizaci¨®n del ej¨¦rcito, la secularizaci¨®n del Estado, la reforma agraria?
Los profesores Francisco Gracia y Josep M. Fullola, de la Universidad de Barcelona, acaban de publicar otro libro que les recomiendo y que lleva por t¨ªtulo El sue?o de una generaci¨®n. El crucero universitario por el Mediterr¨¢neo de 1933. Reconstruye con todo lujo de detalles el extraordinario viaje de estudios que, inspirado por las ideas de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y amparado por el Gobierno de Aza?a, efectuaron en junio-julio de 1933, a bordo del buque Ciudad de C¨¢diz, unos 200 universitarios espa?oles. Figuraban entre los viajeros Fernando Chueca Goitia, Guillermo D¨ªaz Plaja, Salvador Espriu, Isabel Garc¨ªa Lorca, Juli¨¢n Mar¨ªas, Soledad Ortega, Llu¨ªs Pericot, Bartomeu Rosell¨®-P¨°rcel, Gregorio Mara?¨®n, Antonio Tovar y Jaume Vicens Vives: una formidable concentraci¨®n de materia gris, de capacidad para el debate y el aprendizaje mutuo. Y su periplo desde T¨²nez a Mallorca, pasando por Malta, Egipto, Palestina, Turqu¨ªa, Grecia e Italia constituy¨® no s¨®lo una experiencia individual y colectiva inolvidable, sino un escaparate itinerante de los ideales educativos de la democracia republicana espa?ola, tronchados tres a?os despu¨¦s por el fascismo. ?Qu¨¦ fue, pues, lo "lamentable"? ?El crucero universitario de 1933, o los gobiernos derechistas y la posterior militarada que hicieron imposible su repetici¨®n?
Si el problema de Josep Piqu¨¦ fuese de ignorancia, cabr¨ªa recomendarle para este mes de agosto algunos libros como los citados. Por desgracia, el celo del ne¨®fito y el af¨¢n de hacer m¨¦ritos ante quienes te tachan de blando, eso no se cura leyendo.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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