Una isla rodeada de f¨¢bricas, prostitutas y yonquis
En la colonia Marconi de Villaverde hay un millar de viviendas. Son unos 3.500 vecinos. Sus casas se construyeron hace seis a?os donde antes estaban los chal¨¦s de los trabajadores de la empresa de radios Marconi. Hay cuatro bloques de protecci¨®n oficial, dos de precio tasado y uno de realojo. "El Ayuntamiento nos enga?¨®. Vivimos rodeados de putas, yonquis y ladrones. ?No hay ni un solo equipamiento de los que nos prometieron!", grita airadamente una vecina cuando descubre a los pol¨ªticos del PSOE que pasean por el barrio. "A eso venimos, a denunciar la situaci¨®n", le responden. "Ya. Sois todos iguales. S¨®lo promet¨¦is", se despide la mujer.
En el barrio apenas hay una tienda de alimentaci¨®n, un quiosco, un bar, un banco y un mercadillo los domingos. Es una isla en medio del pol¨ªgono La Resina. "Aprovechamos para hacer la compra cuando llevamos a los ni?os al barrio donde les ha tocado el colegio. Aqu¨ª no podemos", cuenta F¨¢tima Mart¨ªn. Est¨¢ en contra del salvoconducto impuesto por el Ayuntamiento para entrar en coche. "Estamos muy contentos de que se anule esa barbaridad. Antes las prostitutas trabajaban de noche. Ahora es peor: est¨¢ la calle llena de pa?uelos y preservativos. Salgo a las once de la ma?ana y est¨¢n ah¨ª casi desnudas", se lamenta.
25 euros por servicio
Dando una vuelta por el barrio es f¨¢cil comprobarlo. A pleno sol, a 34 grados, las chicas esperan a sus clientes. Son 25 euros el servicio. "Ah¨ª mismo, en un rinc¨®n", explican Nancy y Patricia, dos ecuatorianas de 27 y 28 a?os. S¨®lo trabajan de d¨ªa. Est¨¢n en la zona de las suramericanas. Ellas tambi¨¦n celebran la anulaci¨®n de la medida municipal. "Ahora tenemos menos clientes. La polic¨ªa est¨¢ siempre molestando. Menos cuando vienen como clientes, claro", dicen.
Llegaron hace cinco a?os a Espa?a. "Pero este pa¨ªs no es lo que uno piensa", suspira Nancy. Ella empez¨® trabajando como empleada del hogar en Boadilla. "Luego las deudas me ahogaron y me pas¨¦ a esto". En Marconi gana unos 90 euros al d¨ªa. En Quito la espera su hijo de 10 a?os. "Cuando pueda, vuelvo".
"Las prostitutas no son el problema. Muchas est¨¢n explotadas", opina Francisco Madrid, un vecino del barrio. "El problema son los yonquis que vienen al Salobral. Llegan aqu¨ª y roban a la gente. M¨ªralos", se?ala. En ese momento pasan dos individuos escu¨¢lidos y con tres dientes sumando las dos bocas. En la estaci¨®n de tren, varios vigilantes impiden a los toxic¨®manos que bajen a la zona de las viviendas.
El barrio se expande. Pero lo que aparecen son lofts. "Despachos profesionales", reza el anuncio. "En realidad son viviendas. Tienen cocina y ba?o. No tienen c¨¦dula de habitabilidad, pero hay un vac¨ªo legal y todo el mundo las compra para vivir ah¨ª", admiten desde la promotora. 43 metros, 151.000 euros. Pronto llegar¨¢n nuevos vecinos al pol¨ªgono.
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