Todo Mozart y nuevo 'anillo' de Wagner
Salzburgo programa las 22 ¨®peras mozartianas, y Bayreuth, una tetralog¨ªa del nibelungo - Los precios de las entradas en Internet superan los de la final del Mundial de f¨²tbol
El Festival de Salzburgo tira este a?o la casa por la ventana. Se celebra hasta en el ¨²ltimo rinc¨®n del planeta en 2006 el 250? aniversario del nacimiento de Mozart y su ciudad natal no ha querido quedarse atr¨¢s. En su festival de verano se van a representar sus 22 ¨®peras, con producciones nuevas, recuperaci¨®n de algunas de ediciones anteriores y compa?¨ªas invitadas de otros teatros. Nada de versiones de concierto o similares. La dimensi¨®n cultural de esta iniciativa es admirable. Adem¨¢s, se ha restaurado la sala peque?a del Palacio de Festivales, rebautiz¨¢ndola como Haus f¨¹r Mozart; hay una interesante exposici¨®n sobre el compositor en uno de los palacios del centro, y hasta un artista como Robert Wilson ha realizado una instalaci¨®n en la casa-museo de nacimiento del genio, imaginativa para muchos, irreverente para otros y, en cualquier caso, sugerente.
El festival comienza esta tarde -tradici¨®n obliga- con una representaci¨®n teatral de Jedermann, de Hugo von Hofmannsthal, uno de los fundadores de esta cita anual, al aire libre, en la plaza de la catedral. El primer concierto corresponde a la Filarm¨®nica de Viena y tiene como maestro a Daniel Barenboim, que tambi¨¦n tocar¨¢ el piano. Con obras de Mozart, claro. La Filarm¨®nica de Viena ser¨¢ tambi¨¦n dirigida por Harnoncourt, Muti, Boulez, Norrington y Harding, y todos ellos -incluso Boulez- han incluido obras de Mozart. Hasta el mism¨ªsimo Simon Rattle dedica a Mozart uno de sus dos programas, pero esto es con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, que es otra historia.
Las ¨®peras empiezan con t¨ªtulos menores -Il re pastore, Lucio Silla- y est¨¢n distribuidas con bastante equilibrio hasta finales de agosto. De lo nuevo esc¨¦nicamente sobresale Las bodas de F¨ªgaro, dirigida por Harnoncourt y Claus Guth, con Netrebko, Sch?fer, Skovhus y R?schmann, entre otros, en el reparto. De lo recuperado, la sensacional La clemencia de Tito, dirigida por Harnoncourt y Kusej, con Kasarova y Bonney entre los cantantes. Y de lo m¨¢s novedoso el programa Zaide-Adama, esta ¨²ltima sobre el tema de la primera, a cargo de la compositora actual Chaya Czernowin, con Bolton dirigiendo, y la versi¨®n de Richard Strauss de Idomeneo, a cargo de Fabio Luisi. Lo ¨²nico no mozartiano en ¨®pera es el estreno mundial de Gogo no Eiko, de Hans Werner Henze, a partir de un texto de Mishima.
Despedida
Se despide con esta edici¨®n como director art¨ªstico del festival el compositor Peter Rucizka, despu¨¦s de cinco a?os. Sucedi¨® a Mortier y en ocasiones se pas¨® de mortierismo, aunque sin la agudeza del belga. En otros momentos coquete¨® con opciones descaradamente comerciales. Lo mejor quiz¨¢s sea su ciclo de autores prohibidos por el nazismo y alg¨²n espect¨¢culo aislado como el Tito mozartiano ya citado.
Paralelamente, la ciudad de Salzburgo ha hecho un esfuerzo importante en los ¨²ltimos a?os para modernizarse, y eso se nota desde la pol¨ªtica art¨ªstica que culmina con el nuevo museo de arte contempor¨¢neo en la monta?a, hasta la gastron¨®mica, donde han proliferado las estrellas michelin en los restaurantes. Los estudios de la C¨¢mara de Comercio sobre la sociolog¨ªa del festival y el tipo de espectador han servido de indicaci¨®n para una adaptaci¨®n tur¨ªstica de la ciudad a las aspiraciones del visitante actual.
No se debe olvidar que del presupuesto del festival -51,4 millones de euros- no llega al 25% el procedente de aportaciones p¨²blicas; que las entradas pueden llegar a costar hasta 400 euros (600 en circunstancias muy excepcionales); que la media de edad de los asistentes est¨¢ en torno a los 60 a?os, y, obvio es decirlo, que la capacidad adquisitiva es de rango alto.
Preguntaron hace unos a?os en una encuesta a los asistentes al Festival de Salzburgo cu¨¢l era la segunda opci¨®n en cuanto a festival que ellos ten¨ªan. Sali¨® Bayreuth. Pero el ambiente de la peque?a ciudad b¨¢vara es diametralmente opuesto. El glamour deja su sitio a los ejercicios espirituales. Las entradas no son ni de lejos tan caras (poco m¨¢s de 200 euros las m¨¢s elevadas), pero se han recibido este a?o 492.000 peticiones de 80 pa¨ªses, de las cuales solamente se han podido atender 53.900. Ello explica las listas de espera de varios a?os para tener una oportunidad, el ingreso en sociedades de amigos del festival para tener alguna ventaja adicional o, como contaba el periodista Simon Morgan en la prensa europea estos d¨ªas, que haya subastas por Internet de localidades cuyo precio llega a 1.250 euros, es decir, mayor que el coste en el mercado negro -1.200 euros- de una entrada para la final del reciente Mundial de f¨²tbol a una hora de comenzar el partido.
Bayreuth tiene este a?o nuevo Anillo del nibelungo, ese rito que se repite cada seis a?os y que Radio Cl¨¢sica de RNE retransmitir¨¢ en directo los pr¨®ximos d¨ªas 26, 27, 29 y 31. Dirige Christian Thielemann y ello ha aumentado el inter¨¦s, pues el director alem¨¢n encarna para muchos al nuevo redentor de la causa wagneriana o de la m¨²sica rom¨¢ntica alemana, si se prefiere. Sucede a Sinopoli en 2000, Levine en 1994 y Barenboim en 1988. La puesta en escena es del debutante Tankred Dorst, veterano dramaturgo que sustituye al inicialmente previsto Lars von Trier. Bayreuth se abre el martes con El holand¨¦s errante, a cargo de Marc Albrecht y Claus Guth y, a partir del 1 y 2 de agosto cuenta con las reposiciones de Trist¨¢n e Isolda y Parsifal, en las controvertidas puestas en escena de Christoph Marthaler y Christoph Schlingensief, respectivamente.
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