Mi hermano se cay¨®, yo sigo
?ngel Jim¨¦nez trabaja sin contrato. Su familiar muri¨® en la obra
Con 52 a?os, ?ngel Jim¨¦nez piensa que tiene una edad en la que ya no le van a coger en ning¨²n trabajo. As¨ª que s¨®lo le queda seguir haciendo lo que ha hecho toda la vida: poner ladrillos en una obra. ?ngel se sube todos los d¨ªas al andamio; a¨²n sabiendo que su hermano Julio se mat¨® desde uno el pasado 14 de febrero junto con otro compa?ero, Juan Carlos Guti¨¦rrez. Ambos obreros cayeron desde 15 metros de altura y murieron en el acto.
En seis meses, a ?ngel se le ha ca¨ªdo el pelo y la cara se le ha llenado de surcos y ojeras.
Ahora trabaja en un edificio de 10 plantas en el Barrio del Pilar (Fuencarral). Est¨¢ triste. Ya no es tan ¨¢gil como cuando era un veintea?ero, pero en la obra le exigen como al que m¨¢s y tiene que subirse a cualquier altura. "Aqu¨ª no hacen miramientos", cuenta.
Aunque quisiera, este obrero no ha podido olvidar el accidente en el que falleci¨® su hermano Julio. Lleva medio a?o de juzgados y papeleos. "Y la viuda de mi hermano no ha cobrado ni siquiera la indemnizaci¨®n porque resulta que la empresa no hab¨ªa pagado la cuota del seguro", se queja con amargura. Para cobrar la ¨²ltima n¨®mina del fallecido tambi¨¦n se las han visto y deseado. Todo son problemas. El inspector de trabajo a¨²n no ha remitido el informe de lo que sucedi¨® aquel d¨ªa al juzgado. La viuda del otro trabajador ya "ha tirado la toalla", cuenta ?ngel.
Como estas familias, muchas se han visto enredadas en la burocracia de juzgados y abogados, sin ver un euro y teniendo que revivir la tragedia cada vez que tienen que hacer una nueva gesti¨®n interminable. Para concienciar a los trabajadores, el Gobierno regional ha habilitado un autob¨²s que desde mayo recorre 160 obras de la regi¨®n. "Varios t¨¦cnicos ense?an a los obreros, sobre todo a los inmigrantes, cu¨¢les son normas de seguridad. Repartimos tr¨ªpticos en ingl¨¦s, franc¨¦s, rumano, ¨¢rabe y polaco", explica el director general de Trabajo, Javier Vallejo.
"La seguridad no est¨¢ bien en ning¨²n sitio", recalca ?ngel Jim¨¦nez, cuando se le pregunta sobre las medidas que toman en su obra, un inmueble donde en apariencia todo est¨¢ en orden.
?ngel no tiene contrato, cobra por metros de obra realizada. El viernes, horas antes de la conversaci¨®n, un obrero se ha ca¨ªdo en su trabajo y se ha roto una costilla. El hombre se ha precipitado por el andamio. A pesar del peligro, pocos obreros se ponen el arn¨¦s porque obliga a trabajar m¨¢s lento y entonces se gana menos. Y ?ngel, como muchos obreros, tiene que llegar a fin de mes. "Me pongo el arn¨¦s cuando veo que hay mucho peligro", cuenta. El metro trabajado lo cobra a unos 20 euros, pero el dinero lo tiene que repartir con los otros dos trabajadores de su cuadrilla.
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