En las puertas del cielo
Depeche Mode despide la edici¨®n m¨¢s inglesa del FIB, en la que triunf¨® Franz Ferdinand
Depeche Mode estaba llamado a provocar el paroxismo en la ¨²ltima jornada del FIB. Ven¨ªa en buen momento, su gira hab¨ªa triunfado este mismo a?o en Madrid y Barcelona, el espect¨¢culo que ofrec¨ªa en directo resultaba fascinante y su actuaci¨®n era de las m¨¢s esperadas por el p¨²blico. Sin embargo, en su concierto de la ¨²ltima jornada del festival de Benic¨¤ssim no logr¨® convertirse en el grupo del festival y, aun convenciendo, su actuaci¨®n dist¨® mucho de alguna de las ofrecidas en Espa?a esta temporada. As¨ª las cosas, un grupo con menos profundidad pero con m¨¢s resoluci¨®n en escena como Franz Ferdinand, que actu¨® en la jornada del s¨¢bado, puede considerarse como el inapelable triunfador de la edici¨®n m¨¢s inglesa del FIB.
Que el festival acabe convirti¨¦ndose en el Glastonbury espa?ol es una buena noticia econ¨®mica
Lo de Depeche Mode no tiene explicaci¨®n f¨¢cil. De las 17 canciones interpretadas, 13 han formado parte de su repertorio en gira, introduciendo s¨®lo cuatro cambios. Es cierto que no sonaron dos ases como Just can't get enough y Everything counts; tampoco A question of lust, pero ello no explica que ¨¦xitos como Never let me down no comunicasen euforia a la multitud que atestaba el escenario principal. De hecho, el ¨²nico momento del concierto que se acerc¨® a la gloria lo propuso Enjoy the silence, cuando miles de gargantas coreaban el estribillo mientras los brazos aleteaban y los cuerpos se abandonaban a la cadencia. Un instante realmente hermoso.
Se puede tambi¨¦n argumentar que en formato festival, el fascinante complemento audiovisual de Anton Corbijn perd¨ªa mucha plasticidad. Con menos pantallas, y adem¨¢s inm¨®viles, que durante la gira por pabellones y un dise?o de luces y de escenario no espec¨ªficos, la org¨ªa de im¨¢genes, de encuadres originales y de mezcla entre instant¨¢neas pregrabadas e imagen real que han acompa?ado a Depeche Mode no pudieron completar el entorno pl¨¢stico del grupo. A¨²n con todo, se le ha de agradecer que haya sido de los pocos en ofrecer espect¨¢culo visual, no limit¨¢ndose a ponerse bajo los focos como todos los grupos que han pasado por el festival. Acabado el concierto, Fletcher y Gore, que cumpl¨ªa a?os, subieron en un autob¨²s mientras que Gahan, otra reina de aqu¨ª te espero, se marchaba en microb¨²s. A¨²n hay clases. Eso s¨ª, los tres se quedaron a las puertas del cielo.
Un poco como el mismo festival, que ha cerrado una de sus ediciones m¨¢s triunfales dejando algunas cuestiones en el aire. Una de ellas ha sido el escaso fondo de su programaci¨®n, fundamentada casi exclusivamente en los cabezas de cartel del escenario principal, donde en la noche del domingo incluso Placebo fue seguido por una multitud tras la decepcionante actuaci¨®n de Madness. Luego del sota, caballo, rey de los figurones, apenas hab¨ªa atractivos en lo que puede llamarse segunda fila. S¨ª, el domingo Herbert mejor¨® su concierto en relaci¨®n con el Sonar, y su mezcla entre electr¨®nica y composiciones en formato de canci¨®n pop mostraron su talento. Tambi¨¦n ese d¨ªa pudo destacarse a Yann Tiersen o a Art Brut, pero aun con todo los esfuerzos parecen agotarse en configurar la primera fila, algo hasta cierto punto natural en un festival que ya piensa en aumentar la capacidad del recinto hasta las 45.000 personas.
Otra de las cuestiones a dilucidar ser¨¢ c¨®mo afecta la creciente influencia inglesa en un festival que, no lo olvidemos, siempre ha sido muy british. Que se acabe convirtiendo en el Glastonbury espa?ol es una buena noticia econ¨®mica (s¨®lo el a?o pasado el p¨²blico se dej¨® nueve millones de euros en la localidad) y un premio a la intuici¨®n de los hermanos Mor¨¢n, sus creadores, pero musicalmente supone un paso m¨¢s en la adaptaci¨®n del mercado espa?ol a los patrones ingleses, fundamentados en el usar y tirar, en la moda. Adem¨¢s, los ingleses no se comportan como otros europeos, de suerte que ya comenz¨® a verse alguna pintada que cambiaba las siglas de Festival Independiente de Benic¨¤ssim por el de Festival de Ingleses Borrachos. Habr¨¢ que andar con cuidado en el encaje de este p¨²blico (este a?o, 80% de los extranjeros, que a su vez fue un 40% de la asistencia total) para evitar indeseables rechazos.
Por lo dem¨¢s, el festival se cierra con un ¨¦xito indiscutible y un seguimiento de 35.000 personas diarias. Sin mayor incidente que la advertencia que dio la valla antip¨¢nico en el concierto de Pixies, con los servicios funcionando adecuadamente y la infraestructura garantizando buenas condiciones de seguimiento de los conciertos, el p¨²blico s¨®lo ha tenido que divertirse y que en el proceso no le sorprendiese en actitud indecorosa cualquiera de las decenas de presentadores de televisi¨®n que como champi?ones brotaban en el recinto.Que el festival se acabe convirtiendo en el Glastonbury espa?ol es una buena noticia econ¨®mica
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