Los conflictos

Los actos humanos de naturaleza simple, aquellos que surgen espont¨¢neamente -ponerse una bufanda de un equipo que no es el tuyo en franca confraternizaci¨®n, perder los estribos cuando alguien invade tu casa o responder a una agresi¨®n de forma airada- son los que salpimentan nuestra existencia, dan color a la vida y por ellos se nos conoce. En pol¨ªtica, es especialmente importante no descuidar estos actos, para evitar que el contrario lo rentabilice en su provecho. Ah¨ª no se puede ser natural. En las relaciones internacionales es dif¨ªcil evitar la respuesta violenta de los m¨¢s bravos ante un ataque injustificado, o una vejaci¨®n prolongada. Cuando el vejado es el m¨¢s d¨¦bil, circunstancia que se da en la mayor parte de los casos, su respuesta suele considerarse un acto de terrorismo, lo que justifica una severa y ejemplar reacci¨®n del agresor, apoyado en su mayor potencial b¨¦lico. Al cabo de un tiempo, el odio ha hecho presa hasta en los corazones de los m¨¢s nobles que no tienen por qu¨¦ ser los m¨¢s inteligentes. Los que, por el contrario, concilian inteligencia y af¨¢n de rapi?a, propician y aprovechan este caldo de cultivo para generar rentabilidades, zonas de influencia y complicidades que les hagan perpetuarse, por generaciones, en el poder. A estos humanos no se les escapa, en p¨²blico, ning¨²n gesto que les delate; para eso tienen sus marionetas, son fr¨ªos y calculadores. Saben que detr¨¢s de la cortina les espera el gran fest¨ªn.