Sin papeles en el censo
La poblaci¨®n espa?ola no deja de crecer -ya somos 44,4 millones a principios de 2006, seg¨²n el avance del padr¨®n elaborado por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica- y uno de los factores clave es la llegada de extranjeros: 3,88 millones, el 8,7% del total. De las cuentas del INE cabe deducir que el n¨²mero de inmigrantes sin papeles o en situaci¨®n irregular en Espa?a est¨¢ en torno al mill¨®n de personas. El problema recurrente servir¨¢ sin duda al principal partido de la oposici¨®n para resucitar el conocido mensaje que incluye el efecto llamada como efecto pernicioso de la pol¨ªtica permisiva de la regularizaci¨®n de inmigrantes y, como supuesto remedio, la repatriaci¨®n de los sin papeles y la limitaci¨®n de la entrada a aquellas personas que dispongan de un contrato de trabajo previo. Un plan que ya se intent¨® aplicar de forma espor¨¢dica por gobiernos anteriores con resultados rid¨ªculos.
La realidad desborda continuamente las construcciones de los soci¨®logos de laboratorio. El reclamo principal para la inmigraci¨®n no es la regularizaci¨®n de inmigrantes que decide el Gobierno, sino la certeza de que existe en Espa?a una demanda de trabajadores que ejecuten determinadas tareas poco cualificadas. Es el flujo de mano de obra poco cualificada lo que se traduce en graves problemas de inmigraci¨®n ilegal que afectan a varios pa¨ªses de la zona euro. Hoy, los m¨¢s conscientes del problema se inclinan por la regularizaci¨®n controlada, matizada circunstancialmente por mensajes de dureza que se aplican durante alg¨²n tiempo para limitar las llegadas masivas de inmigrantes, pero cuyo rigor no puede mantenerse indefinidamente.
La lecci¨®n principal de la inmigraci¨®n sin papeles ense?a que la presi¨®n de la demanda de mano de obra barata genera dificultades que s¨®lo pueden resolverse de forma pragm¨¢tica, es decir, con legalizaciones sucesivas de aquellas personas que demuestren su asentamiento econ¨®mico y familiar en Espa?a. A falta de estad¨ªsticas globales, la presencia nutrida de trabajadores extranjeros tiene efectos beneficiosos para la econom¨ªa. Ha permitido sostener el crecimiento, aunque sobre un modelo de baja productividad, ha contribuido modestamente al control relativo de la inflaci¨®n con salarios bajos en segmentos productivos de baja cualificaci¨®n y ha reforzado la afiliaci¨®n a la Seguridad Social. Las contrapartidas evidentes -como el mayor consumo de recursos p¨²blicos en educaci¨®n y sanidad- ser¨ªan raz¨®n bien mezquina para justificar pol¨ªticas de dureza o de olvido que acaban por convertirse en potencialmente explosivas.
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