La transformaci¨®n que no cesa

Eduardo de la Fuente (San Sebasti¨¢n, 1955) naci¨® en la calle Euskal Herria. Una vez casado se instal¨® en la calle Mayor y, cuando se lo permiti¨® su cuenta corriente, compr¨® un piso en San Jer¨®nimo, donde vive con su mujer y su hija. En toda su vida, no ha salido de la Parte Vieja donostiarra. "Es verdad que el barrio se ha modernizado, pero tambi¨¦n que se ha convertido con los a?os en el ¨¢rea de servicio del resto de la ciudad", dice. "Han desaparecido las carboner¨ªas, las carpinter¨ªas; el sector primario. Hoy todo es hosteler¨ªa. La calidad de vida se ha empobrecido".

El casco hist¨®rico, reconstruido de sus cenizas tras el incendio de 1813, ha sufrido una profunda transformaci¨®n, fruto de actuaciones urban¨ªsticas, cambios en los h¨¢bitos de ocio y la paulatina desaparici¨®n de la kale borroka. En los ochenta, viv¨ªan en ¨¦l 5.000 personas. "Se hab¨ªa ido despoblando, estaba envejeciendo, ten¨ªa un tejido comercial sin modernizar y unas redes de servicios obsoletas", explica I?aki Maiza, director de la sociedad municipal Parvisa. En 1991 se puso en marcha un plan p¨²blico para levantar calles, cambiar redes subterr¨¢neas de infraestructuras y dotar al barrio de equipamientos, como el centro de salud. Cuatro a?os despu¨¦s, comenzaba a abordarse la rehabilitaci¨®n privada de cubiertas y fachadas.

"Hoy existen m¨¢s de 200 bares, pubs y restaurantes que abren hasta altas horas"

"El barrio se ha modernizado, pero se ha convertido en el ¨¢rea de servicio de la ciudad"

Hoy, el casco, que ha recuperado para el ciudadano las plazas de la Constituci¨®n, Lasala y Zuloaga y se ha unido m¨¢s al resto de la ciudad con el nuevo Boulevard, tiene 8.000 habitantes y ha dejado de ser el barrio con poblaci¨®n m¨¢s vieja para situarse en el quinto puesto de la clasificaci¨®n. "Socialmente ha recuperado el tono, pero hay problemas", reconoce Maiza. "Tiene un sector comercial no equilibrado, sobre todo, hostelero". Santiago Pe?alba, actual director del Plan General de San Sebasti¨¢n, coincide con ¨¦l y cree necesario dise?ar un plan para evitar ese "monocultivo" que causa molestias a los vecinos.

De la Fuente, lo sabe bien. Es el presidente de Ixo, asociaci¨®n que naci¨® en 1998 para denunciar problemas de ruido, suciedad y comportamientos inc¨ªvicos. El auge de la hosteler¨ªa, cuenta, se dio a principios de los noventa con la pavimentaci¨®n de la Parte Vieja. "Hasta entonces hab¨ªa sido una zona de poteo de donostiarras y gente de la provincia. Los vinos y las gildas no se alargaban m¨¢s all¨¢ de las diez de la noche. Los pinchos todav¨ªa no se hab¨ªan inventado. Tampoco el turismo masificado. El cambio lo notamos con la tregua de 1998", explica. Hoy existen m¨¢s de 200 bares, pubs y restaurantes que abren todo el d¨ªa hasta altas horas, seg¨²n confirma Mikel Ubarretxena, vicepresidente de la Asociaci¨®n de Hosteler¨ªa. "Para nosotros es fundamental no ser molestos, por eso estamos trabajando en medidas correctoras".

La hosteler¨ªa tiene conquistado el barrio, pero en los ¨²ltimos tiempos se han abierto tambi¨¦n tiendas de ropa, locutorios o comercios chinos que venden de todo a todas horas. Porque este es precisamente uno de los barrios que mejor ha integrado a los inmigrantes, como vecinos y trabajores. Eso s¨ª, tras superar episodios convulsos. Hace dos a?os hubo un repunte de delitos y creci¨® la sensaci¨®n de inseguridad cuando un s¨²bdito argelino viol¨® a una turista australiana. "A la gente le dio por criminalizar a ese colectivo, pero se control¨® y las aguas han vuelto a su cauce", dice De la Fuente. Ahora, contin¨²a, hay problemas puntuales: robos, sobre todo en temporada tur¨ªstica, y trapicheo de drogas por las noches. Tambi¨¦n se han extinguido las refriegas entre polic¨ªas y j¨®venes radicales que en otros tiempos alejaban a los visitantes.

Sus problemas ahora son otros, y en eso coincide con otros vecinos, arquitectos y representantes institucionales. Padecen como nadie el cierre de las calles al tr¨¢fico -s¨®lo est¨¢ permitido circular hasta las 12.00- carecen de una casa de cultura y de instalaciones deportivas. "El alcalde

nos rob¨® la Brecha [hoy mercado y centro comercial], perdimos la oportunidad de crear all¨ª un gran centro c¨ªvico para el barrio", denuncia De la Fuente. Hoy se discute si la plaza de la Trinidad debe recuperar el dise?o original de Luis Pe?a Ganchegui o acentuar los usos deportivos que se le han adjudicado ¨²ltimamente para dar servicio a este barrio. Su fisonom¨ªa va a verse modificada ahora con la ampliaci¨®n del Museo San Telmo y la reforma del Convento de Santa Teresa. La Parte Vieja ha cambiado y no tiene intenci¨®n de dejar de hacerlo.