Y dicen que no hay noticias
Nos movemos entre t¨®picos. Cre¨ªamos que en verano no hay noticias, cuando lo que ocurre es que los periodistas, los pol¨ªticos, y casi todos los que nos organizan la agenda est¨¢n de vacaciones. No es cierto que no existan noticias, aunque s¨ª lo es que todos los que vivimos en la ciudad m¨¢s importante del mundo, Bilbao, o en sus alrededores, nos quedamos prendados la semana pasada por el t¨ªtulo de Patrimonio de la Humanidad que otorgaron a nuestro puente colgante y nos pusimos todos a escribir sobre ¨¦l, que result¨® ser un puente muy particular para cada uno. El m¨ªo era un poco s¨ªmbolo de la lucha de clases, y revanchista.
Pero no s¨®lo del Plan Ibarretxe, ni del proceso, ni del puente colgante vive el comentarista. Si se fijan ustedes, hay aut¨¦nticos bombazos informativos en lo cotidiano que merece la pena comentar. Por ejemplo, les va a sentar a los fundamentalistas del nacionalismo vasco como una patada en la boca que Javier Clemente se vaya de seleccionador nacional nada menos que a Serbia. Pas¨® antes por la de Espa?a, y ya le hab¨ªan perdonado para que sacara al Athletic del agujero en el que estaba. Pero lo de Serbia, s¨ªmbolo para nuestros nacionalistas de la opresi¨®n de las naciones balc¨¢nicas, que al final pudieron liberarse de su yugo, no va a sentar nada bien. Por mucho que se diga que un profesional se debe a su trabajo. Tengo que confesar que me impact¨®. Y eso que estimo a Javier Clemente, porque es el prototipo, en presencia, lenguaje, solera y cierta prepotencia, de la Margen Izquierda (otro prototipo vivo es Nicol¨¢s Redondo padre), que son m¨¢s de Bilbao que los de Bilbao cuando ejercen. Pero no pasa nada, que deje alto el pabell¨®n, all¨ª tambi¨¦n, del bilba¨ªnismo, que en todo caso ser¨¢ perdonado por los nacionalistas vascos si logra eliminar a Espa?a.
Tambi¨¦n me emocion¨® escuchar las amables palabras del lehendakari al recibir a los ni?os de Chernobil, dirigi¨¦ndoles las t¨ªpicas estupideces que los pol¨ªticos dicen a los ni?os en estos casos de recepciones oficiales. Me conmovi¨® que los declarase hijos del pueblo vasco, en un exceso de generosidad ex¨®tica con el ni?o necesitado. Lo digo en serio, me emocion¨¦. Como me emocion¨¦ cuando he visto que Ken Follet ha decidido inspirarse en la vieja catedral de Vitoria para la segunda parte de Los pilares de la Tierra. Es de agradecer a sus promotores el trabajo de recuperaci¨®n y difusi¨®n de este viejo templo. En los a?os sesenta, la catedral sufri¨® una modesta reparaci¨®n en su suelo y cristaleras y apareci¨® una iglesia bell¨ªsima, iluminada, esbelta, que pocas personas pudimos entonces descubrir. Su desconocimiento y falta de cari?o estaba forzado entonces por el inter¨¦s de la di¨®cesis en hacer de una vez la nueva catedral, ese monumento al hormig¨®n y al mal gusto que acab¨® inaugurando Franco en 1969. Es un gran acierto fomentar el conocimiento p¨²blico de la catedral g¨®tica, esta joya bastante desconsiderada y despreciada en el pasado, pero al final le lleg¨® su vindicaci¨®n.
Hay tambi¨¦n otras noticias, igualmente sentimentales, que alegran la existencia. La elecci¨®n de Mariv¨ª Bilbao, a la que tambi¨¦n le ha llegado su momento, como chupinera en las fiestas de Bilbao, se lo merece. Gracias a su popularidad en la serie de televisi¨®n m¨¢s castizamente espa?ola de todas, le llega este reconocimiento a esta buena actriz de personalidad tan alegre. La mala noticia es que, por razones personales, me perd¨ª el concierto en Amorebieta de mis ¨ªdolos m¨¢s radicales, desde que una tarde fr¨ªa en un invierno de Par¨ªs me met¨ª en un cine con un amigo a ver Granujas a todo ritmo. Fue para librarnos, tengo que confesarlo, de la helada que ca¨ªa, pero descubr¨ª que una de las cosas m¨¢s importantes de la humanidad es el rock que inventaron los americanos. Mucho m¨¢s que la Coca Cola.
Y como apoteosis final viene la reaparici¨®n de lo que un peri¨®dico local titulaba como "la mejor izquierda", cosa que, tal como van las cosas en el mundo, hoy en d¨ªa ser¨ªa todo un fen¨®meno. Pero que se trata de algo mucho m¨¢s importante, sobre todo para los que desde la distancia amamos: la reaparici¨®n de la famosa ola que enamora a los surfistas. Y luego dicen que en verano no hay noticias.
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