Largas a L¨ªbano

Aparte buenas palabras, la conferencia de Roma ha dejado en absoluta penumbra las dos necesidades m¨¢s apremiantes en L¨ªbano: un alto el fuego y el env¨ªo de una fuerza de pacificaci¨®n. Nada se ha concretado sobre c¨®mo conseguir el inmediato fin de un apocalipsis que dura 15 d¨ªas, ni tampoco a prop¨®sito de la naturaleza, composici¨®n, mandato o momento de despliegue de los soldados internacionales. As¨ª las cosas, todo apunta a que Israel tendr¨¢ tiempo, como quiere Washington, para conseguir limitar con su ofensiva la capacidad militar de Hezbol¨¢ y liquidar la consolidaci¨®n de su base territorial en el sur de L¨ªbano. Condoleezza Rice lo ha expresado en t¨¦rminos diplom¨¢ticos: las cosas en L¨ªbano deben quedar arregladas de manera que sea imposible una vuelta al statu quo anterior.

La guerra, sin embargo, no est¨¢ siendo un paseo para uno de los ej¨¦rcitos m¨¢s experimentados del mundo. Los combates cuerpo a cuerpo para conquistar los feudos de Hezbol¨¢ est¨¢n resultando particularmente sangrientos para las tropas israel¨ªes, cuyas bajas aumentan sin cesar. Y los cohetes de la fan¨¢tica milicia chi¨ª siguen cayendo a mansalva y matando a civiles en Haifa y otras localidades norte?as. A medida que crecen los costos humanos de la invasi¨®n, una fuerza de interposici¨®n tiene cada vez m¨¢s sentido para un Israel con dificultades para desplegarse con eficacia en los frentes de L¨ªbano y Gaza y en su frontera con Siria. Nada sugiere, tras el vacilante c¨®nclave diplom¨¢tico de ayer, que vaya a ser f¨¢cil o r¨¢pido el reclutamiento de esta fuerza crucial bajo los auspicios de Naciones Unidas, que Romano Prodi cifra al menos en 10.000 soldados y de la que la OTAN ya se desmarca. Francia y Alemania mostraron ayer abiertamente su oposici¨®n a implicar a la Alianza, que se apresta a medir su eficacia en el descontrolado polvor¨ªn afgano.

Pero L¨ªbano no puede esperar. Transcurridos 15 d¨ªas, los combates son m¨¢s encarnizados que nunca, y el peaje en v¨ªctimas inocentes y devastaci¨®n es insoportable. Y con ello la amenaza de una extensi¨®n regional del conflicto que acabe implicando a los grandes protagonistas en la sombra, Ir¨¢n y Siria, y haciendo si cabe m¨¢s ingobernable Irak por la agitaci¨®n incontenible que entre su mayor¨ªa chi¨ª provocan los acontecimientos libaneses. Es preciso, por tanto, concretar en d¨ªas, no semanas, un alto el fuego tan duradero como sea posible, pero en cualquier caso inmediato. El paso siguiente, e imprescindible, ser¨¢ obtener de Hezbol¨¢ la disoluci¨®n de sus milicias, algo que exige la implicaci¨®n directa de Teher¨¢n y Damasco, y cuyas posibilidades actuales son pr¨¢cticamente cero en un L¨ªbano destruido y pol¨ªticamente inane.

Ni en Roma ha habido suficiente sentido de la urgencia ni tampoco indicios de que Estados Unidos, el ¨²nico actor del reparto con capacidad para ello, est¨¦ preparado para leer la cartilla a Israel y sacarle de su tr¨¢gico error, seg¨²n el cual a m¨¢s destrucci¨®n, mayor seguridad. Lo que viene, salvo milagro, es la prolongaci¨®n de la agon¨ªa de los libaneses.