Roma, una boda sin novios
Estaban todos. Padrinos de una y otra parte e invitados, muchos de ellos de piedra. Incluso asisti¨® el tutor de una de las partes ofendidas, L¨ªbano, dignamente representado en la figura de su primer ministro, Fuad Siniora, Pero la boda no pudo celebrarse por el peque?o detalle de que faltaban los contrayentes. Como se esperaba, dadas las posiciones antag¨®nicas de ambas partes, Israel, de un lado, y Hezbol¨¢ y su patrocinador iran¨ª, de otro, el acuerdo en Roma para la declaraci¨®n de un alto el fuego inmediato no fue posible. Para ayudar al clima de convivencia, la reuni¨®n internacional convocada por Italia estuvo precedida de una catilinaria m¨¢s del jeque Hasan Nasral¨¢, en la que el l¨ªder de Hezbol¨¢ rechazaba cualquier alto el fuego "humillante", entendiendo por "humillante" la devoluci¨®n, sin contrapartidas pol¨ªticas, de los dos militares israel¨ªes secuestrados por sus milicias terroristas en territorio jud¨ªo el pasado 12 de julio, secuestro que provoc¨®, aunque algunos se nieguen a aceptarlo, la actual crisis.
Por su parte, Israel se niega a aceptar, sin m¨¢s, un alto el fuego, que, en realidad, supondr¨ªa una tregua trampa de la que s¨®lo saldr¨ªa reforzado el movimiento terrorista proiran¨ª. Por eso insiste en la necesidad de establecer, como paso previo al cese de hostilidades, una zona de seguridad en su frontera norte y acepta la presencia de una fuerza internacional, que ayude al d¨¦bil Ej¨¦rcito liban¨¦s a desarmar a Hezbol¨¢, cuyas milicias constituyen -no lo olviden los que insisten en condenar a Israel- no s¨®lo una organizaci¨®n terrorista como el IRA o la ETA, ambos dedicados a reivindicaciones nacionales, sino la tercera fuerza militar de Oriente Pr¨®ximo, despu¨¦s de Israel e Ir¨¢n, cuyo fin ¨²ltimo no es otro, en l¨ªnea con los deseos expresados por sus patrones de Teher¨¢n, que la liquidaci¨®n del Estado hebreo. Ni Reino Unido, ni Espa?a luchaban por su supervivencia como naci¨®n al enfrentarse a sus terrorismos respectivos. Israel, s¨ª, como lleva haci¨¦ndolo desde 1948. ?sa deber¨ªa ser la premisa a establecer cuando se habla de "respuesta desproporcionada" por parte de Israel. En un caso de cinismo inconcebible, se quiere presentar al agredido como agresor. "?Cosas veredes, Sancho amigo!", que dec¨ªa Don Quijote. La respuesta israel¨ª no es desproporcionada porque no est¨¢ respondiendo s¨®lo a una agresi¨®n cometida dentro de su territorio, ni siquiera al secuestro de sus soldados, sino a la amenaza final que para su existencia suponen los designios finales de los Nasral¨¢ y Ahmadineyad de la zona.
No se conoce un solo caso en la historia de que un pa¨ªs bombardeado diariamente con cientos de mort¨ªferos cohetes sobre su poblaci¨®n civil, como ocurre en Haifa, Acre, Kiryat Shmona, Metula, no busque la destrucci¨®n de las lanzaderas y de las municiones de esos misiles. Desgraciadamente, la poblaci¨®n civil de L¨ªbano paga las consecuencias de albergar en su territorio, en su Gobierno y en su Parlamento a los partidarios de Hezbol¨¢. Pero, cuando se usa a la poblaci¨®n civil como escudo humano, albergando misiles en apartamentos, escuelas y garajes, como es el caso, es lamentable, pero inevitable que se produzcan v¨ªctimas civiles. Con una diferencia. Israel advierte a la poblaci¨®n civil antes de golpear y, si se producen v¨ªctimas, lamenta p¨²blicamente el sufrimiento causado. Justo lo contrario de la actitud de Hezbol¨¢ y Ham¨¢s para quienes la muerte de un israel¨ª es motivo de celebraci¨®n multitudinaria. Incluso un diplom¨¢tico cr¨ªtico con la posici¨®n israel¨ª, como el encargado de la ONU para la ayuda humanitaria, Jan Egeland, no ha dudado en calificar de "cobarde" la actitud de Hezbol¨¢ por mezclar sus efectivos entre la poblaci¨®n civil.
El env¨ªo de una fuerza de interposici¨®n no ser¨¢ r¨¢pido. Ya se ha visto que nadie quiere hacerse cargo de la misi¨®n. Todos se?alan al vecino como el m¨¢s id¨®neo. Pero, con ser importante la composici¨®n de esa fuerza, mucho m¨¢s importante debe ser el mandato que reciba, que no puede ser otro que el del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Debe ser una fuerza experimentada y potente, dispuesta no s¨®lo a mantener una paz, que no existe, sino a imponerla. El paraguas para el despliegue ya existe: la resoluci¨®n 1.559 del Consejo de Seguridad, que pide el desarme de todas las milicias de L¨ªbano -s¨®lo queda una-, y el ejercicio de la soberan¨ªa del Gobierno liban¨¦s en todo el territorio nacional.
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