Oriente Pr¨®ximo, problema europeo
Est¨¢n en juego intereses vitales y la posible reacci¨®n de las minor¨ªas ¨¦tnicas marginadas
Cu¨¢ndo y d¨®nde comenz¨® esta guerra? ?Poco despu¨¦s de las nueve de la ma?ana, hora local, del mi¨¦rcoles 12 de julio, cuando unos militantes de Hezbol¨¢ capturaron a Ehud Goldwasser y Eldad Regev -unos reservistas israel¨ªes en el ¨²ltimo d¨ªa de su turno de servicio- en una incursi¨®n en el norte de Israel desde el otro lado de la frontera? ?El viernes 9 de junio, cuando unos proyectiles israel¨ªes mataron al menos a siete civiles palestinos en una playa de la franja de Gaza? ?En enero de este a?o, cuando Ham¨¢s venci¨® en las elecciones legislativas palestinas, un triunfo ambiguo para la pol¨ªtica estadounidense de apoyo a la democratizaci¨®n? ?En 1982, cuando Israel invadi¨® L¨ªbano? ?En 1979, con la revoluci¨®n isl¨¢mica en Ir¨¢n? ?En 1948, con la creaci¨®n del Estado de Israel? ?O quiz¨¢ en Rusia, en la primavera de 1881?
Esa historia de un rechazo europeo, desde la d¨¦cada de 1880 hasta la de 1940, impuls¨® el sionismo, la marcha a Palestina y la creaci¨®n de Israel
Esta terrible historia no significa que los europeos deban mostrar solidaridad ciega con cualquier cosa que se le ocurra hacer al Gobierno israel¨ª
La vida de cada liban¨¦s muerto o herido por los bombardeos israel¨ªes vale exactamente lo mismo que la de cada israel¨ª muerto o herido por Hezbol¨¢
Las preguntas simples exigen respuestas muy complicadas. Incluso aunque nos pongamos de acuerdo sobre los datos esenciales, todos y cada uno de los t¨¦rminos est¨¢n en discusi¨®n: ?militantes, soldados o terroristas?, ?detenidos, capturados o secuestrados? Cada forma de escoger los hechos implica una interpretaci¨®n. Y en historias tan atormentadas como ¨¦sta, cada horror se explica o se justifica mediante la referencia a otro horror anterior.
"De tiran¨ªa en tiran¨ªa hasta la guerra. / De dinast¨ªa en dinast¨ªa hasta el odio. / De villan¨ªa en villan¨ªa hasta la muerte. / De pol¨ªtica en pol¨ªtica hasta la tumba... La canci¨®n es tuya. Ord¨¦nala como quieras", dice el poeta James Fenton en su Balada del im¨¢n y el sha.
Sin embargo, al observar las reacciones europeas ante el conflicto actual, quiero insistir en que existen muchas razones para que Europa est¨¦ entre las primeras causas. Los pogromos rusos de 1881; la turba francesa que gritaba "?abajo los jud¨ªos!" mientras al capit¨¢n Dreyfus le arrancaban los galones en la ?cole Militaire; el antisemitismo enconado en Austria alrededor de 1900, encarnado en la figura del joven Adolf Hitler; hasta desembocar en el Holocausto de los jud¨ªos europeos y las oleadas de antisemitismo que sacudieron Europa inmediatamente despu¨¦s. Esa historia de un rechazo europeo cada vez m¨¢s radical, desde la d¨¦cada de 1880 hasta la de 1940, es la que impuls¨® el sionismo pol¨ªtico, la emigraci¨®n jud¨ªa a Palestina y la creaci¨®n del Estado de Israel.
"Lo que me hizo sionista fue el caso Dreyfus", dec¨ªa Theodor Herzl, el padre del sionismo moderno. Europa hab¨ªa decidido que cada naci¨®n deb¨ªa poseer su propio Estado, no aceptaba ni a los jud¨ªos emancipados como miembros de pleno derecho de la naci¨®n francesa o la alemana, y acab¨® convirti¨¦ndose en escenario del intento de exterminio de todos los jud¨ªos, de modo que ¨¦stos necesitaban tener su hogar nacional en alg¨²n otro lugar. El hogar -seg¨²n una definici¨®n que le gustaba mucho a Isaiah Berlin- es el lugar en el que, cuando llegas, tienen que acogerte.
Nunca m¨¢s volver¨ªan a ir los jud¨ªos como ovejas al matadero. Como israel¨ªes, luchar¨ªan por la vida de cada uno de ellos. Los estereotipos decimon¨®nicos del Helden alem¨¢n y el H?ndler jud¨ªo se han invertido. Los alemanes, y con ellos la mayor¨ªa de los europeos aburguesados de hoy, se han convertido en los eternos comerciantes; los jud¨ªos, en Israel, son los eternos guerreros.
Un hilo importante
Por supuesto, ¨¦ste no es m¨¢s que un hilo en el que tal vez es el tejido pol¨ªtico m¨¢s complicado del mundo, pero es un hilo muy importante. Creo que ning¨²n europeo deber¨ªa hablar o escribir sobre el conflicto actual en Oriente Pr¨®ximo sin ser consciente de nuestra responsabilidad hist¨®rica. Me temo que algunos europeos lo hacen, y no me refiero a los ultraderechistas alemanes que se manifestaron el s¨¢bado de la semana pasada en la ciudad de Verden, en la Baja Sajonia, ondeando banderas iran¨ªes y gritando "?Israel, centro internacional del genocidio!" Me refiero asimismo a gente de izquierdas, personas que participan en los foros de discusi¨®n de The Guardian y otros similares. Al tiempo que criticamos al ej¨¦rcito israel¨ª por matar a civiles libaneses y observadores de la ONU con la excusa de querer recobrar a Ehud Goldwasser (y destruir la infraestructura militar de Hezbol¨¢), debemos recordar que todo esto, seguramente, no ocurrir¨ªa si algunos europeos no hubieran intentado, hace varios decenios, borrar a todos los que se llamaban Goldwasser de la faz de Europa... o incluso de la Tierra.
Que quede claro lo que quiero decir. Esta terrible historia europea no significa que los europeos deban mostrar una solidaridad ciega con cualquier cosa que se le ocurra hacer al Gobierno de Israel, por violenta o equivocada que sea. Al contrario, el amigo de verdad es el que no se calla cuando est¨¢s cometiendo un error. No significa que debamos apuntarnos a las m¨¢s recientes y peligrosas simplificaciones de una "guerra tercermundista" contra "una alianza terrorista de Ir¨¢n, Siria, Hezbol¨¢ y Ham¨¢s" (seg¨²n el republicano estadounidense Newt Gingrich) o un "movimiento totalitario unificado" del islamismo pol¨ªtico (seg¨²n el parlamentario y periodista conservador brit¨¢nico Michael Gove).
No significa que cualquier europeo que critique a Israel es un antisemita encubierto, como parecen insinuar algunos comentaristas en EE UU. Y desde luego, no significa que debamos prestar menos atenci¨®n al sufrimiento de los ¨¢rabes, entre ellos los ¨¢rabes palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus casas al crearse el Estado de Israel o sus descendientes que crecieron en campos de refugiados. La vida de cada liban¨¦s muerto o herido por los bombardeos israel¨ªes vale exactamente lo mismo que la de cada israel¨ª muerto o herido por los cohetes de Hezbol¨¢.
La huella de los europeos
?Significa que los europeos tienen una obligaci¨®n especial de involucrarse para tratar de lograr un acuerdo de paz con el que el Estado de Israel pueda vivir dentro de unas fronteras seguras y al lado de un Estado palestino viable? En mi opini¨®n, s¨ª. Por supuesto, dado que los europeos han dejado su huella, de uno u otro modo, casi en cualquier rinc¨®n de la Tierra, este argumento hist¨®rico podr¨ªa llevarnos, en teor¨ªa, a todas partes: el legado del imperialismo europeo ofrecer¨ªa una excusa moral universal para el neoimperialismo europeo. Pero la historia de los jud¨ªos expulsados de sus hogares europeos y que, a su vez, expulsaron de su hogar a los ¨¢rabes palestinos, es un caso extraordinario. Y aunque uno no acepte el argumento de la responsabilidad hist¨®rica y moral, est¨¢n en juego intereses vitales para Europa: petr¨®leo, proliferaci¨®n nuclear y la posible reacci¨®n de nuestras propias minor¨ªas musulmanas marginadas, por no citar m¨¢s que tres factores.
No est¨¢ tan claro en qu¨¦ deber¨ªa consistir esa intervenci¨®n. Se ha propuesto que los europeos participen en una fuerza de paz multinacional en el sur de L¨ªbano, pero eso s¨®lo tiene sentido si se establecen unos par¨¢metros realistas que permitan llevar a cabo una misi¨®n clara, factible y concreta. Unos par¨¢metros que no se ven todav¨ªa cerca. Ni siquiera se ve cerca un alto el fuego. La cumbre de Roma termin¨® el mi¨¦rcoles por la tarde disimulando a duras penas las claras discrepancias entre Estados Unidos e Israel, por un lado, y la mayor parte del resto del mundo -incluidas la UE y la ONU-, por otro, sobre c¨®mo lograr el alto el fuego. La verdad es que, m¨¢s que nunca, la clave diplom¨¢tica est¨¢ en que EE UU se comprometa a fondo, utilice su influencia sobre Israel y negocie de la forma m¨¢s directa posible con todas las partes en el conflicto, por desagradable que resulte. Mientras eso no ocurra, Europa puede hacer poco por s¨ª sola.
Pero lo importante aqu¨ª no es s¨®lo cambiar las cosas en Oriente Pr¨®ximo. Lo que los europeos dicen y escriben sobre la situaci¨®n de los jud¨ªos en la regi¨®n a la que los europeos les empujamos est¨¢ relacionado con nuestra forma de definirnos a nosotros mismos. Tenemos que medir cada palabra.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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