Obispa Katharine

La vida tiene que ser una aventura". Katharine J. Schori habla suavemente y con seguridad, quiz¨¢ porque est¨¢ pensando en su propia vida. La aventura de esta mujer de 52 a?os, nacida en Florida, casada y con una hija, es muy particular: educada como cat¨®lica, acaba de ser nombrada obispa presidente de la Iglesia episcopaliana de EE UU; formada como ocean¨®grafa, se pas¨® a la teolog¨ªa; quiso aprender espa?ol, y lo habla -aunque prefiere mantener en ingl¨¦s la mayor parte de la conversaci¨®n- para llegar mejor a los fieles hispanos en Oreg¨®n y Nevada, y es consumada piloto de avioneta. "S¨ª, me gustan mucho los desaf¨ªos. Dios nos env¨ªa retos para, de alguna forma, mantenernos en marcha. Si no, la vida ser¨ªa demasiado f¨¢cil".

Los episcopalianos han dado a Estados Unidos la cuarta parte de sus presidentes, entre ellos Washington, Roosevelt y George Bush, padre

Nunca hubo una mujer en un puesto como el de Schori. Y, de 38 provincias anglicanas en el mundo, s¨®lo hay obispas en EE UU, Canad¨¢ y Nueva Zelanda

"La Iglesia episcopaliana est¨¢ en una encrucijada de su historia. Est¨¢ en juego el alma del anglicanismo", asegura el de¨¢n de la catedral de Columbia

"Me gustan mucho los desaf¨ªos. Dios nos env¨ªa los retos para, de alguna forma, mantenernos en marcha. Si no, la vida ser¨ªa demasiado f¨¢cil"

Seg¨²n este punto de vista, Dios ha decidido definitivamente animar la vida de los 2,3 millones de fieles de la Iglesia episcopaliana -la denominaci¨®n estadounidense de la Comuni¨®n Anglicana internacional-, que Katharine Schori dirigir¨¢ a partir de noviembre. Los episcopalianos, con predominio hist¨®rico de te¨®logos liberales, que han dado a EE UU la cuarta parte de sus presidentes, entre ellos Washington, Jefferson, Roosevelt y Bush padre, agitaron en 2003 las aguas del anglicanismo (77 millones en todo el mundo) al ordenar a un obispo gay, Gene Robinson. Ahora han vuelto a hacer historia al elegir a Schori: a pesar de la tradici¨®n progresista de la Iglesia, nunca hab¨ªa habido una mujer en ese puesto. De las 38 provincias anglicanas en el mundo, s¨®lo hay obispos mujeres en EE UU, Canad¨¢ y Nueva Zelanda.

"?Que si me da v¨¦rtigo? Todav¨ªa no", r¨ªe Katharine Schori, que tiene una confianza en s¨ª misma que le ha acompa?ado toda su vida y le ha sido muy ¨²til: cuando era bi¨®loga marina -licenciada en Ciencias por la Universidad de Stanford en 1974 y graduada en Oceanograf¨ªa por la Universidad de Oreg¨®n en 1977, especializada en investigaci¨®n relacionada con ostras y calamares- y se embarc¨® en un crucero cient¨ªfico, el capit¨¢n jur¨® que no iba a hablar una sola palabra con ella. "Quince minutos despu¨¦s de que yo subiera a bordo, ya se le hab¨ªa pasado".

Con la ca?a echada

Luego se cas¨®-con un matem¨¢tico-, tuvo una hija -Katharine, que elev¨® la afici¨®n familiar al vuelo a la categor¨ªa de profesi¨®n y ahora, con 25 a?os, es piloto de las Fuerzas A¨¦reas- y empez¨® a ver que le atra¨ªan m¨¢s las alturas que las profundidades. ?C¨®mo pas¨® de la mar al sacerdocio? "Era una manera de seguir con la ca?a echada", bromea.

Mientras trabajaba en el Servicio Nacional de Pesca Marina en Seattle se acab¨® el presupuesto de la misi¨®n en la que estaba. "Entonces me di cuenta de que no estaba segura de querer seguir; en ese momento, tres personas de mi congregaci¨®n episcopaliana me dijeron que si hab¨ªa pensado alguna vez en ordenarme sacerdote. Nunca se me hab¨ªa ocurrido, pero fue una pregunta suficientemente sorprendente como para que me la pensara un tiempo. Y llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que no era el momento adecuado. Cinco a?os despu¨¦s -antes de la guerra del Golfo, en 1990- el pastor de mi congregaci¨®n me pidi¨® que dirigiera el rezo, porque ¨¦l no iba a estar. Y esa experiencia, y la respuesta de la comunidad, fueron las razones que me hicieron finalmente decir que s¨ª".

En oto?o estaba en el seminario. En 1994, despu¨¦s de haber estudiado teolog¨ªa en la escuela de la Iglesia de la Divinidad del Pac¨ªfico, Katharine Schori fue ordenada, y se entreg¨® tan de lleno a las tareas pastorales en la iglesia del Buen Samaritano de Corvallis, en Oreg¨®n, que en 2001 fue consagrada obispa de Nevada, una di¨®cesis con 6.000 fieles. En la convenci¨®n general reci¨¦n celebrada, Schori, en una apretada votaci¨®n con otros seis obispos, fue elegida obispa primada, como dicen los episcopalianos en espa?ol.

La Iglesia ordena mujeres desde hace 30 a?os, pero hay di¨®cesis "en las que no hay mucha voluntad de permitir que desarrollen su papel", dice Schori, y ¨¦sas votaron en contra. Ella resta importancia a la oposici¨®n y no duda del papel que deben jugar las mujeres: "Ya ocuparon puestos importantes y p¨²blicos en la Iglesia primitiva. Y son, en muchas ocasiones, las que ense?an a los ni?os, las que transmiten la fe a la siguiente generaci¨®n... Siempre han estado haciendo el trabajo que hac¨ªa Marta, y, en algunos momentos y lugares se les ha permitido hacer el trabajo de Mar¨ªa".

La Iglesia cat¨®lica est¨¢ lejos de todo esto. "S¨ª, pero es que los cat¨®licos han olvidado su historia, nuestra historia. Est¨¢ muy claro que en la Iglesia primitiva, como ya le dec¨ªa, hab¨ªa mujeres que dirig¨ªan. Cuando Pablo escribe a las iglesias, escribe a menudo a esas mujeres". ?Ser¨¢ cuesti¨®n de tiempo, cambiar¨¢n los cat¨®licos? "Espero que s¨ª, hay que confiar en ello". ?Cu¨¢ndo? "Dudo de que nosotros lo veamos".

Lo que s¨ª es posible que veamos, y a corto plazo, es un cisma anglicano. La crisis empez¨® con el nombramiento del obispo gay de New Hampshire en 2003. Un a?o despu¨¦s, la Comuni¨®n Anglicana emiti¨® el Informe Windsor, en el que se ped¨ªa a los episcopalianos una moratoria en la ordenaci¨®n de obispos gays y la bendici¨®n de las uniones matrimoniales del mismo sexo. La Iglesia, en la misma convenci¨®n en la que acaba de elegir a Schori, no ha aceptado la moratoria, y se ha limitado a decir que "ejercitar¨¢ la moderaci¨®n" al elegir obispos "cuya opci¨®n de vida suponga un reto para la Iglesia y lleve a m¨¢s tensiones en la comuni¨®n anglicana".

Las discrepancias han crecido. Los primados del Consejo de Provincias de ?frica, reunidos en Kampala, se sienten "entristecidos" porque, seg¨²n escribe el obispo Peter Akinola a los episcopalianos, no han "asumido las recomendaciones del Informe Windsor". En septiembre, dicen, presentar¨¢n la " respuesta pastoral y estructural concertada con otros primados de Global South

[las 20 provincias de ?frica, sur de Asia, Caribe y Am¨¦rica del Sur]". Y concluyen: "A las di¨®cesis y congregaciones irritadas y marginadas les decimos: hemos o¨ªdo vuestros lamentos".

Los lamentos no se extienden s¨®lo entre las di¨®cesis m¨¢s conservadoras de ?frica y Asia; tambi¨¦n dentro de Norteam¨¦rica hay mar de fondo, como lo prueba la minoritaria, pero activa, Red de la Comuni¨®n Anglicana, formada por ocho grupos de EE UU y Canad¨¢. "En 2003, nuestra Iglesia actu¨®

[al ordenar al obispo gay] de una forma que pod¨ªa romper el tejido m¨¢s profundo de nuestra comuni¨®n. Desde entonces, el desgarro se ha agrandado. Pero est¨¢ amaneciendo un nuevo d¨ªa", dice su coordinador, el obispo Robert Duncan, de Pittsburgh, que asegura que ya hay "dos Iglesias bajo un mismo techo".

Rebeli¨®n tradicionalista

Hay rebeli¨®n tradicionalista en Carolina del Sur -una di¨®cesis que ya llev¨® muy mal la ordenaci¨®n de mujeres-, pero tambi¨¦n en sitios poco conservadores, como la parroquia de Todos los ?ngeles, en Manhattan, que acaba de unirse a la red, y otros lugares. En Nueva Jersey est¨¢ el otro extremo, el liberal: la di¨®cesis de Newark ha dicho que le da igual la presi¨®n y que uno de sus cuatro candidatos para ser ordenado obispo en septiembre, Michael Barlowe, es gay.

Para tratar de controlar el terremoto, el pont¨ªfice anglicano, reverend¨ªsimo Rowan Williams, arzobispo de Canterbury, ha propuesto una Comuni¨®n Anglicana de dos velocidades: unas Iglesias que Williams llama "de pleno derecho", y otras "asociadas", con relaci¨®n m¨¢s flexible. Williams apunta a los progresistas de EE UU cuando dice: "Ninguna Iglesia puede adoptar decisiones importantes unilateralmente y confiar despu¨¦s en que no habr¨¢ consecuencias". La propuesta se debatir¨¢ durante todo el a?o.

?Acabar¨¢ en cisma? "La Iglesia episcopaliana est¨¢ en una encrucijada de su historia, quiz¨¢ como ninguna otra desde nuestros comienzos", escribe en The State, de Carolina del Sur, Philip Linder, de¨¢n de la catedral trinitaria episcopaliana de Columbia. "Lo que est¨¢ en juego es nada menos que el alma de la Iglesia y del anglicanismo". Katharine Schori relativiza: "Creo que hemos mantenido conversaciones similares desde hace mucho tiempo. Ha habido algunos que quer¨ªan que las cosas permanecieran como siempre, que no hubiera cambios, y otros ven que Dios nos sigue hablando e invit¨¢ndonos a crecer en nuevas direcciones. Creo que esa es la tensi¨®n b¨¢sica que existe".

Los episcopalianos reivindican con orgullo la diversidad, y, desde su fundaci¨®n, EE UU sent¨® las bases de la libertad religiosa y acogi¨® a los que sufr¨ªan persecuci¨®n por razones de fe en Europa, para hacer realidad la afirmaci¨®n de Voltaire: "Si hubiera una sola religi¨®n en Inglaterra, habr¨ªa peligro de tiran¨ªa; si hubiera dos, cada una tratar¨ªa de cortarle el cuello a la contraria; pero hay treinta, y viven felizmente juntas en paz".

El riesgo de separaci¨®n

Juntos y en paz no es precisamente la manera en la que viven hoy los episcopalianos. El obispo Duncan ha celebrado la propuesta de Rowan Williams y cree que, en EE UU, "los grupos afiliados a la red y similares podr¨¢n seguir en completa comuni¨®n con el arzobispado de Canterbury y la Iglesia mundial, mientras que la mayor¨ªa de la Iglesia episcopaliana tendr¨¢ s¨®lo estatus de asociada".

Schori, que est¨¢ con la mayor¨ªa progresista, no tiene miedo a un cisma, aunque es consciente de que es una posibilidad real: "S¨ª, en la Iglesia hay gente que ahora mismo se siente muy angustiada, y parece que la ¨²nica posibilidad en la que piensan es esa, la de la separaci¨®n. Una de las virtudes del anglicanismo es nuestra voluntad de mantener puntos de vista diferentes, e insistir en que lo que nos mantiene unidos es rezar juntos, no estar completamente de acuerdo sobre asuntos doctrinales".

La obispa recuerda que en Estados Unidos hay un componente hist¨®rico y cultural que facilita la separaci¨®n: "Bueno, los americanos... Nuestra cultura tiene una inclinaci¨®n hacia la discrepancia... Cuando a la gente no le gusta algo, agarra la puerta y se va a su casa. Las comunidades religiosas deber¨ªamos ser consecuentes a la hora de entender c¨®mo funciona la creaci¨®n: Dios crea una enorme variedad, y habla de que eso es bueno. Y Pablo dice una y otra vez que el cuerpo tiene muchas partes, todas importantes, cada una de ellas esencial, pero ninguna id¨¦ntica".

El arzobispo de Canterbury, en su reciente mensaje, dijo que todas las Iglesias anglicanas tienen que dar "su m¨¢s en¨¦rgico apoyo a la defensa de los homosexuales contra la violencia, la intolerancia y las desventajas legales", pero que eso es una cosa, y otra, muy distinta, es nombrar obispos gays o, como ha hecho la di¨®cesis canadiense de New Westminster, bendecir las uniones entre personas del mismo sexo. Schori apoy¨® hace tres a?os el nombramiento del obispo de New Hampshire y dice que es un asunto "que tenemos que seguir discutiendo entre nosotros", y que la coherencia con la defensa de los homosexuales debe llevar a admitir la posibilidad de que sean obispos. "Todo el mundo tiene un sitio a la mesa de la Iglesia. Es una mesa para la comuni¨®n, para la conversaci¨®n, es una mesa para la cena de todos".

Tiene claro tambi¨¦n que las tareas de su Iglesia no est¨¢n ah¨ª. "Nuestras prioridades tienen que ver con la lucha contra el hambre y la falta de educaci¨®n y de cuidados m¨¦dicos en muchas partes del mundo, y queremos concentrar nuestro trabajo en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y construir el reino de Dios. Ese es el sentido de nuestro trabajo, la capacidad de comprometernos en una misi¨®n: construir cl¨ªnicas en Kenia, proporcionar ense?anza b¨¢sica a los ni?os de Sud¨¢n... Podemos hacer estas cosas mucho m¨¢s creativa y eficazmente si trabajamos juntos".

El 4 de noviembre, d¨ªa de su investidura, comienzan los nueve a?os de mandato de la obispa al frente de la Iglesia episcopaliana. "En los pr¨®ximos meses", se?ala, "dejar¨¦ mi trabajo en Nevada; empezar¨¦ a prepararme, desde esta misma semana, para algunos de los desaf¨ªos que voy a abordar". Los desaf¨ªos pueden desembocar en un cataclismo, pero nada le turba: "Es una gran oportunidad, una maravillosa oportunidad".

Coraz¨®n roto

El obispo Duncan le ha asegurado que reza por ella y por "la imposible tarea que se le ha asignado", pero que su ordenaci¨®n le "rompi¨® el coraz¨®n". "Esta elecci¨®n coloca a tres de nuestras di¨®cesis en una situaci¨®n insostenible", y lo mismo ocurre "con incontables almas ortodoxas en todo el pa¨ªs", aunque lo peor fue la elecci¨®n del obispo gay, subray¨®. Schori, en su primer serm¨®n tras el nombramiento, contest¨® as¨ª: "Dejemos de lado nuestros temores y amemos al mundo; dejemos de lado nuestras espadas y escudos y busquemos la imagen de Dios en aquellos a quienes m¨¢s dif¨ªcil nos resulta amar".

Para afrontar los turbulentos tiempos que le esperan, Katharine Schori corre, hace senderismo y vuela siempre que puede: dice que la concentraci¨®n que exige llevar los mandos de la avioneta le deja en un estado mental no muy diferente al de la meditaci¨®n. Y reza, lo cual no deber¨ªa ser extra?o en una obispa. Prefiere hacerlo en el campo. "Donde mejor me encuentro con Dios es en la naturaleza, en las monta?as. Es el sitio en el que veo con m¨¢s claridad su trabajo en la creaci¨®n y donde mejor y m¨¢s claramente me reconozco como criatura".