Eclipse del patriarca

La "Proclama del Comandante en Jefe al pueblo de Cuba", firmada de pu?o y letra por Fidel Castro y hecha p¨²blica ayer, en la que el dictador cubano delega los poderes m¨¢ximos en su hermano Ra¨²l y diversas competencias en otros miembros del Partido Comunist

a, ha generado inquietud, interrogantes y grandes expectativas tanto en la isla como fuera de ella. A punto de cumplir los 80 a?os, resulta evidente que, aunque Castro se recupere de esta crisis intestinal, de la que no se ha ofrecido ning¨²n detalle, y de la intervenci¨®n quir¨²rgica, Cuba est¨¢ ya plenamente sumida en la transici¨®n al poscastrismo, sin que nadie sea capaz hoy de decir qu¨¦ es lo que ser¨¢ la isla cuando termine. El eclipse del gran patriarca de la revoluci¨®n cubana que sugiere su propia proclama no puede tardar en convertirse en su ocaso definitivo y en la apertura de un nuevo camino pol¨ªtico para Cuba, que es de esperar transcurra por cauces pac¨ªficos, hacia una democracia plena sobre las bases de una reconciliaci¨®n entre los cubanos del interior y el exterior.

Castro delega poder -de manera "interina y provisional"- por primera vez en 47 a?os, y lo hace en su hermano, otro anciano (75 a?os). Es la m¨¢xima expresi¨®n de la incapacidad del r¨¦gimen para renovarse y emprender una transformaci¨®n democr¨¢tica desde dentro, que quiz¨¢s pudo hacerse cuando se hundi¨® el comunismo. S¨®lo las condiciones extraordinarias en Cuba, su vecindad con Estados Unidos, el embargo de Washington y la cohesi¨®n que supo mantener la dictadura con una movilizaci¨®n continua explican que el anacronismo comunista en la isla haya llegado a nuestros d¨ªas con la oposici¨®n interna controlada y reprimida y un considerable prestigio en la regi¨®n, fortalecido por la reciente llegada al poder de nuevos populismos izquierdistas, como el del postrer gran aliado de Castro Hugo Ch¨¢vez.

Nada se sabe sobre el estado real del dictador y, salvo su propia proclama previa a la intervenci¨®n, todo son especulaciones sobre los movimientos reales que puedan estar produci¨¦ndose en la c¨²pula del r¨¦gimen. Claro est¨¢ que el castrismo sin Castro ser¨¢ inviable y que ahora es inter¨¦s de todos que el proceso que se abre sea pac¨ªfico y protagonizado por los propios cubanos. Si en algo coinciden hasta el Partido Comunista cubano y la Casa Blanca es en la necesidad de evitar el caos en la isla, as¨ª como una posible avalancha migratoria.