Historias contra el estigma del sida
Relato de las vidas de tres enfermos de VIH contadas por los artistas que plasmaron su imagen
Dhriti no le ha contado a nadie en su familia que est¨¢ infectada con el VIH. Con 24 a?os, tiene miedo de ser rechazada por su marido y su comunidad. Vive en una diminuta aldea de la India, donde recibe el tratamiento contra el virus que causa el sida de forma gratuita. Su hija peque?a siempre le acompa?a, aunque apenas comprende la situaci¨®n de su madre. Ha tenido m¨¢s suerte. No tiene el VIH. Dhriti se infect¨® al recibir una transfusi¨®n de sangre justo despu¨¦s del parto.
Otra escena en la India, en Calcuta: una mujer con sida pasa sus ¨²ltimos momentos junto a una joven voluntaria italiana. Dos mujeres unidas por el calor humano en uno de los morideros de la caridad, un hospicio al que acuden todo tipo de enfermos terminales para morir dignamente.
Oniel Arriete, con tan s¨®lo 12 a?os, comparte con las anteriores el d¨ªa a d¨ªa como portador del virus de la inmunodeficiencia humana. Este ni?o cubano no puede mover las piernas, pero cuenta con una fuerza admirable en los brazos. Es incluso capaz de levantar las ruedas delanteras de su silla de ruedas y mantenerse unos instantes en equilibrio. Al hacerlo, suele lanzar una sonrisa inmensa.
Tres historias de superaci¨®n, tres dramas, tres vidas ligadas al VIH, contadas por los fot¨®grafos que las inmortalizaron. Los tres han sido galardonados en el Certamen Fotogr¨¢fico One Vision, una iniciativa que pretende "denunciar el estigma y la discriminaci¨®n" que sufren los m¨¢s de 40 millones de personas que conviven con el VIH en todo el mundo, seg¨²n explica Brian Henry, un portavoz del certamen. "Queremos romper con la barrera de silencio que rodea a esta enfermedad y reflejar c¨®mo las personas se enfrentan a ella cada d¨ªa", cuenta. Estas son las historias:
El drama de Dhriti "Se contagi¨® cuando naci¨® su hija"
"Dhriti estaba convencida de que hab¨ªa sido su culpa contraer el VIH", cuenta la fot¨®grafa Eveline d'Hanens. Esta belga de 26 a?os que se ha hecho con el primer premio del certamen One Vision, la inmortaliz¨® en la India el verano pasado, junto a su hija. "Dhriti era pobre, pero acced¨ªa a los medicamentos gracias a un programa de ayuda subvencionado", cuenta D'Hanens. En la foto se encuentra recibiendo el tratamiento, que es precisamente el t¨ªtulo de la imagen.
"Se contagi¨® con el VIH por una transfusi¨®n de sangre al nacer la peque?a", cuenta D'Hanens. Se refiere a la ni?a que aparece en la fotograf¨ªa, a medio camino entre su madre, infectada, y la cruz pintada sobre la pared del centro de salud. "Me cont¨® que la sangre que utilizaron en el hospital probablemente no fuera examinada y procediera de gente sin recursos que la vende para mejorar sus escasos ingresos", relata D'Hanens.
"A medida que Dhriti me iba contando su historia se le notaba m¨¢s avergonzada", explica la fot¨®grafa. "Ten¨ªa miedo de que su marido se enterase de su enfermedad y se divorciase de ella. Tampoco quer¨ªa que sus hijos mayores fuesen discriminados en su comunidad por su culpa", cuenta. La discriminaci¨®n de personas infectadas es uno de los rostros m¨¢s comunes del VIH. Esta marginaci¨®n se vive con especial intensidad en la India, donde se calcula que unos 7 millones de personas conviven con el virus, seg¨²n ONUSIDA. "Dhriti decidi¨® por ese motivo que no quer¨ªa ser reconocida en la imagen", explica la fot¨®grafa. El rostro de la mujer aparece en sombra, a la izquierda, ante la mirada de la peque?a.
Su hija, en cambio, no est¨¢ infectada por el VIH y a¨²n no es consciente del drama que vive su madre. "Por eso la situ¨¦ en la parte central y brillante de la fotograf¨ªa", detalla la artista, quien asegura que hasta que habl¨® con Dhriti no fue "consciente de la magnitud del problema del sida en la India".
Los 'morideros de la caridad' "La complicidad entre dos mundos distintos"
"Esta foto est¨¢ robada de la intimidad entre una mujer india, a punto de morir, y una voluntaria italiana que trabajaba en un moridero de la caridad de Calcuta", explica Javier Arcenillas desde Guatemala. Este fot¨®grafo madrile?o de 32 a?os ha obtenido el premio espa?ol, en la categor¨ªa por pa¨ªses -cada pa¨ªs participante recibe un galard¨®n-.
La Madre Teresa de Calcuta fund¨® a principio de los a?os setenta varios de estos hospicios destinados a enfermos terminales. "Era un lugar infernal al que acud¨ªa la gente sin recursos, ¨²nicamente para morir. Ven¨ªan todo tipo de enfermos, unos con c¨¢ncer, otros con lepra; la mayor¨ªa de ellos con sida. Cada d¨ªa sol¨ªan morir una o dos personas y los cuerpos se iban apilando, hab¨ªa polvo y suciedad por todas partes", cuenta Arcenillas. ?l mismo aport¨® su trabajo como voluntario durante unos meses. "Quer¨ªa experimentar en mi propia carne el trabajo fotogr¨¢fico que iba a hacer", asegura.
Durante su estancia se acerc¨® con la c¨¢mara a la secci¨®n de mujeres del hospicio y se dio de bruces con la escena: "Eran dos mujeres que pertenec¨ªan a dos mundos distintos. La voluntaria italiana hab¨ªa acudido a ofrecer apoyo social y asistencia sanitaria. La enferma estaba al borde de la muerte. Pero vi¨¦ndolas juntas no sabr¨ªas decir qui¨¦n est¨¢ ayudando a qui¨¦n. Cada una se est¨¢ curando de una forma diferente". El fot¨®grafo "rob¨®" esta "imagen de complicidad del voluntario que va a ayudar y acaba siendo ayudado". Despu¨¦s se dio media vuelta para dejarlas solas.
Oniel y su silla de ruedas "S¨®lo la sombra te dice que est¨¢ enfermo"
"Oniel Arriete ten¨ªa 12 a?os y las nalgas llenas de costras porque se pasaba el d¨ªa en la silla de ruedas y sufr¨ªa incontinencia", explica Luis Quintanal, otro espa?ol, de origen cubano, que se ha hecho con el segundo premio One Vision. La imagen fue tomada hace cinco a?os en la escuela Solidaridad con Panam¨¢ para ni?os discapacitados, en La Habana (Cuba).
"El chico hab¨ªa acudido a la enfermer¨ªa del centro, para curarse las p¨²stulas y estuve conversando y riendo un rato con ¨¦l, mientras esperaba a la enfermera", recuerda el fot¨®grafo, que se encontraba trabajando como voluntario en el centro. Oniel sufr¨ªa una par¨¢lisis en las piernas, adem¨¢s de convivir a diario con el VIH. Pero en la foto se ven sus ganas de vivir.
"No pod¨ªa caminar, pero quiso mostrarme la fuerza que ten¨ªa en los brazos", cuenta Quintanal. "Levant¨® la parte delantera de la silla, qued¨¢ndose en equilibrio sobre las dos ruedas traseras. Y ah¨ª est¨¢, posando, regalando una sonrisa". El premiado recuerda que Oniel, a pesar de su situaci¨®n ten¨ªa una fuerza impresionante. "?Era capaz de hacer el pino y caminar con las manos sosteniendo su cuerpo!".
El joven Oniel aparece en primer plano como un ni?o cualquiera, feliz, sonriente y orgullos de la pirueta por la que est¨¢ siendo retratado. "La sombra, al fondo de la fotograf¨ªa, es lo ¨²nico que te dice que est¨¢ enfermo", explica quien retrat¨®, en aquel instante, la historia de lucha y de superaci¨®n que ten¨ªa ante los ojos.
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