El conflicto de L¨ªbano divide a los republicanos de EE UU
Los partidarios de un acercamiento al mundo musulm¨¢n chocan con quienes piden m¨¢s 'mano dura' y apoyo incondicional a Israel
El senador republicano Chuck Hagel (Nebraska) ha sido el primero en levantar la voz contra la actual pol¨ªtica de George W. Bush en Oriente Pr¨®ximo. "Esta locura debe acabar", proclam¨® Hagel en el Congreso de Estados Unidos. Hagel, miembro del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado y con aspiraciones a la Casa Blanca en 2008, abog¨® por un compromiso de Estados Unidos con Siria e Ir¨¢n en la guerra del L¨ªbano y advirti¨® de que una estrecha alianza con Israel puede costar un alto precio: las relaciones con el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n.
Pero a la vez que el iconoclasta republicano se hac¨ªa o¨ªr, los halcones del Partido Republicano andaban revueltos por lo que consideraban demasiado "mano blanda" de su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien cuando tom¨® posesi¨®n de su cargo asegur¨® que hab¨ªa llegado "la hora de la diplomacia".
La guerra en L¨ªbano ha sacado a flote fisuras en el partido de Bush. Cierto es que los neoconservadores que andaban escandalizados con tanta benevolencia con los enemigos de Estados Unidos se reconciliaban con su jefe tras mostrar ¨¦ste su m¨¢s f¨¦rreo apoyo a los bombardeos lanzados por Israel sobre L¨ªbano. "Esta es la estrategia correcta", asegura en el Financial Times David Frum, quien en el pasado escribi¨® discursos para Bush y ayud¨® al presidente a redactar su discurso de 2002 sobre el Eje del Mal.
Pero si a unos les sobra diplomacia, otros la echan en falta. Algunos de los estrategas en pol¨ªtica exterior m¨¢s reputados del Partido Republicano andan inc¨®modos por no dejar espacio para el di¨¢logo. Richard Armitage, antiguo cargo en el Pent¨¢gono con Bush padre y subsecretario de Estado en el primer mandato de George W. Bush, critic¨® el hecho de que Washington rechazase a Siria como interlocutor dentro de la actual crisis en la zona. "Creo que nos estamos haciendo vagos cuando empleamos el tiempo en ejercer la diplomacia con nuestros amigos y no con nuestros enemigos", declaraba Armitage durante una entrevista en la National Public Radio (NPR) la semana pasada.
"Tenemos que ser capaces de sentarnos y escuchar a los sirios para ver si tienen el deseo, el coraje y la sabidur¨ªa para involucrarse de una forma positiva en la resoluci¨®n" del conflicto, hizo notar Armitage en un impl¨ªcito reproche al hecho de que Rice utilice a Arabia Saud¨ª y otros intermediarios para comunicarse con Damasco. En la misma entrevista, el ex subsecretario de Estado critic¨® abiertamente la campa?a a¨¦rea de Israel sobre L¨ªbano. En su opini¨®n, la t¨¢ctica del Gobierno del primer ministro Ehud Olmert s¨®lo conseguir¨¢ "hacer m¨¢s fuerte a Hezbol¨¢ e introducir una din¨¢mica en la pol¨ªtica interna de L¨ªbano de la que se tardar¨¢ mucho tiempo en salir". "No s¨®lo de L¨ªbano, sino en todo el mundo ¨¢rabe, e incluso en Europa", puntualiza Richard Haass, ayudante del ex secretario de Estado Colin Powell y actual presidente del prestigioso Council on Foreign Relations.
Tres semanas despu¨¦s de que comenzaran a caer las bombas israel¨ªes, una cosa parece estar clara: la pol¨ªtica de Bush hijo respecto a Israel poco o nada tiene que ver con la de su padre. El primer presidente Bush fue duro con el Gobierno de turno de Tel Aviv. M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s, el actual inquilino de la Casa Blanca tomaba en marzo de 2001, seis meses antes del 11-S, el t¨¦ con Ariel Sharon en el Despacho Oval. "Usar¨¦ la fuerza para proteger a Israel" le dijo el presidente Bush a Sharon, seg¨²n asegura una fuente presente en aquella reuni¨®n.
"Sin duda, es muy peligrosa una pol¨ªtica en la cual no se puede distinguir cuando habla el Gobierno de Israel y cuando lo hace el de Estados Unidos", asegura en The New York Times Aaron David Miller, negociador en el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª para ambos presidentes Bush. "Bush Uno y James Baker [secretario de Estado con George Bush] no hubieran permitido nunca que ocurriera lo que est¨¢ ocurriendo" en L¨ªbano, asegura Miller.
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