El precio de la guerra en Israel
El comienzo de las negociaciones para un alto el fuego puede marcar el fin del apoyo incondicional al Gobierno de Olmert
Hace s¨®lo un a?o la fractura en la sociedad israel¨ª era profunda. La evacuaci¨®n de la franja de Gaza provocaba incluso amenazas de muerte al entonces primer ministro, Ariel Sharon. S¨®lo su carisma impidi¨® que la divisi¨®n fuera a m¨¢s. Al mismo tiempo, Ham¨¢s respetaba la tregua y la frontera libanesa era casi una balsa de aceite. ?Qu¨¦ vuelco en s¨®lo 12 meses! La opini¨®n p¨²blica se agrupa en masa, s¨®lo por el momento, en torno a Ehud Olmert, su jefe de Gobierno. La raya con L¨ªbano es un volc¨¢n, y la milicia palestina amenaza con reanudar los atentados suicidas. El delf¨ªn de Sharon no goza del prestigio de su patr¨®n y est¨¢ jug¨¢ndose su futuro pol¨ªtico en la guerra contra Hezbol¨¢.
Desde hace tres d¨ªas anda Olmert lanzando proclamas triunfalistas. Que si la guerra est¨¢ ganada; que si la milicia chi¨ª ha sido desmantelada. Los israel¨ªes no van a alzar la voz mientras sigan llegando cad¨¢veres de soldados, tres ayer, desde L¨ªbano. Pero no ser¨¢ sencillo vender el producto de la victoria. Olmert y sus generales hablaban desde el arranque de las hostilidades de tres objetivos: restablecer el poder de disuasi¨®n de Israel destruyendo a Hezbol¨¢, el desarme de la guerrilla islamista y la vuelta a casa de los dos soldados capturados el 12 de julio sin pasar por el mal trago de la negociaci¨®n. Esas metas han sido orilladas.
"Es la guerra menos exitosa que hemos tenido", asegura un profesor israel¨ª
Se conforma ahora el Gobierno de Tel Aviv con el despliegue de una fuerza internacional al norte de su frontera para frenar el lanzamiento de Katiushas -160 ayer-, lo que supone un giro radical para un pa¨ªs que nunca ha permitido que cuestiones que afectan a su seguridad fueran manejadas por extranjeros. Tambi¨¦n ha renunciado Israel a conseguir el desarme total de Hezbol¨¢. Persigue ahora la expulsi¨®n de los milicianos a 30 kil¨®metros de la frontera. Y s¨®lo hace falta hablar unos minutos con los envalentonados palestinos, con drusos del Gol¨¢n o escuchar los comentarios de los libaneses para constatar que el poder de disuasi¨®n del Ej¨¦rcito hebreo ha sufrido un varapalo.
"Asusta pensar que quienes se embarcaron en esta guerra no pudieran imaginar las consecuencias destructoras, ni los da?os pol¨ªticos y psicol¨®gicos, ni el golpe a la credibilidad del Gobierno. Las guerras de 1967 y de 1973 fueron guerras de supervivencia. Ahora se han inventado otra guerra por la supervivencia que es la menos exitosa que hemos tenido", opina el profesor de la Universidad Hebrea Zeev Sternhell.
Abundan los analistas convencidos de que el conflicto pasar¨¢ factura a Olmert. Porque advierten de que tras la invasi¨®n de Gaza en junio y la guerra en L¨ªbano, los tiempos de la imposici¨®n unilateral para abordar los conflictos son cosa del pasado. Y ese es precisamente el m¨¦todo que pregona el primer ministro. Retirarse de parte de Cisjordania, conservando las colonias m¨¢s pobladas y el valle del Jord¨¢n, sin negociar con los palestinos. Con este plan venci¨® en las elecciones de marzo. Y s¨®lo cuatro meses m¨¢s tarde afloran las cr¨ªticas a su gesti¨®n de la guerra y la derecha y los colonos -una decena de ellos amenaza con desobedecer al llamamiento a filas si Olmert persiste en su idea de abandonar un cent¨ªmetro de Cisjordania- aguardan a que el conflicto amaine para ense?ar sus garras. "S¨®lo hace falta hablar en profundidad con tres o cuatro dirigentes pol¨ªticos para darse cuenta de que el consenso sobre el manejo de la guerra no existe", escribi¨® ayer en Maariv el analista Nadav Eyal. Al heredero de Sharon se las van a hacer pasar canutas.
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