Grupos de j¨®venes ocupan calles y plazas para practicar el 'botell¨®n' los fines de semana
Gr¨¤cia, Ciutat Vella, la calle de Tarragona y el Poblenou, los enclaves barceloneses m¨¢s concurridos
En Barcelona el botell¨®n es un fen¨®meno discreto, diferente del ruidoso que se vive en otras ciudades espa?olas. Peque?os grupos de j¨®venes diseminados por toda la ciudad consumen bebidas alcoh¨®licas en parques, calles, plazas y jardines desde la tarde hasta altas horas de la madrugada. Algunos ciudadanos se quejan del ruido y de la suciedad que genera el botell¨®n. Los j¨®venes arguyen que as¨ª logran no someterse a los altos precios que, a su juicio, cobran bares y discotecas por una consumici¨®n. La Ordenanza C¨ªvica del Ayuntamiento de Barcelona lo penaliza con multas.
Son j¨®venes, la mayor¨ªa estudiantes y con pocos recursos econ¨®micos. Los fines de semana, al caer la tarde, se sientan en bancos y plazas de Barcelona armados con latas de cerveza y litronas. Hacen tiempo antes de entrar en la discoteca, donde una consumici¨®n les puede salir por entre seis y nueve euros. El viernes por la tarde y la noche, tres colaboradores de este diario recorrieron algunos de los lugares predilector de los partidarios del botell¨®n en Barcelona.
- Calle de Tarragona
Son las siete de la tarde. Un chico de unos 16 a?os est¨¢ tumbado en un banco de la calle de Tarragona, muy cerca de la discoteca Space. A su alrededor un grupo de unas 10 personas, tambi¨¦n j¨®venes, beben alcohol y ente risas le dan palmadas en la cara para que reaccione. Pero el chico no responde. Se acerca un coche de los Mossos d'Esquadra y llaman a la ambulancia. El diagn¨®stico: coma por intoxicaci¨®n et¨ªlica. "A m¨ª me dio un chungo una vez, pero fue peor. De coca y eso", comenta uno de los amigos. "Hay que beber, pero con conocimiento", se?ala una chica a su lado. Al final la ambulancia se lleva al joven al hospital, mientras sus amigos se dirigen a la entrada de la discoteca.
- El Raval
A las 19.30, en el Barrio del Raval, cuatro chicas de entre 16 y 17 a?os se van pasando su combinaci¨®n de vino y Coca-Cola en un portal de la calle del Doctor Dou. Muchos fines de semana vienen de Matar¨® para salir por Barcelona y se re¨²nen all¨ª habitualmente para "ponerse a tono" antes de entrar en la discoteca. "Normalmente estamos aqu¨ª hasta las nueve. Yo necesito beber antes porque, si no, no puedo bailar. Me da verg¨¹enza", explica una de las j¨®venes. Al ser preguntadas por la ordenanza municipal que penaliza el consumo de alcohol en la v¨ªa p¨²blica, las cuatro responden con una expresi¨®n de sorpresa: "Pero si no hacemos da?o a nadie. No bebemos en parques o jardines delante de ni?os. No pasa nada por beber en la calle", justifica una de las chicas.
- Gr¨¤cia
El barrio de Gr¨¤cia es otro de los puntos tradicionalmente calientes. Ya en torno a las siete de la tarde, peque?os grupos de j¨®venes beben alcohol sentados en los bancos de las plazas. Noelia y su compa?ero se toman un par de cervezas en las escaleras de la iglesia de Sant Joan, en la plaza de la Virreina. "Venimos a menudo y nos encanta. Alguna vez pasa por aqu¨ª la Guardia Urbana y no nos dice nada. De hecho, no molestamos a nadie y siempre tiramos las latas en la papelera", dice Noelia. A pocos metros, sentados delante de una oficina bancaria, cuatro chicos se pasan una botella de Xibeca de mano en mano. "La hemos comprado en el supermercado de la calle de Verdi, es mucho m¨¢s barato que tomarse una bebida en el bar", se?ala uno de ellos mientras prepara un canuto de hach¨ªs. En la plaza del Sol, las terrazas de los bares est¨¢n abarrotadas y no hay un solo sitio libre para sentarse. Varios grupos de personas, apoyadas en la barandilla que separa la plaza de la rampa de acceso al aparcamiento, se reparten numerosas latas de cerveza. "No hay sitio en los bares", argumenta uno de ellos, "y nosotros siempre tiramos las latas a la basura". Sin embargo, en ese momento, exactamente 13 latas vac¨ªas reposan sin due?o en la misma barandilla.
- Poblenou
Despu¨¦s de la medianoche, la telara?a de calles que comunica las estaciones de metro de Bogatell y Marina parece un inmenso c¨®ctel al aire libre. Reba?os humanos deambulan entre las naves industriales del Poblenou con bebidas alcoh¨®licas en sus manos. Las mecas de esta peregrinaci¨®n son los grandes centros nocturnos de la zona, como Razzmatazz y L'Ovella Negra. "Creo que nos gastamos 10 euros en total", calcula uno de los cinco veintea?eros que, pl¨¢cidamente acomodados en el portal de un edificio residencial, brindan por el cumplea?os de uno de ellos frente a L'Ovella Negra. "Venimos desde hace unos seis meses, sobre todo por la facilidad de usar el ba?o de la taberna", comenta la homenajeada. Pietro, un italiano corpulento que controla la entrada a Razzmatazz, aclara que "hay mucha gente que hace botell¨®n antes de entrar para no consumir tanto despu¨¦s", y se?ala un gran cubo de basura donde sus clientes deben tirar sus bebidas de supermercado para poder pasar.
Informaci¨®n elaborada por: Jaume Bauz¨¤, Bernardo Bejarano y Roger Cassany.
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