La gran industria del dopaje
Los grupos organizados y subterr¨¢neos que atienden a los deportistas profesionales funcionan como verdaderas empresas de servicios, atentas a todos los detalles para, sobre todo, evitar la detecci¨®n
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
La l¨®gica capitalista funciona a la perfecci¨®n. As¨ª funciona la sociedad de consumo. Primero se crea la necesidad. Despu¨¦s, casi simult¨¢neamente, se satisface. Una industria, un complejo comercial, ya est¨¢ preparada para la tarea. Para dar el servicio. Para enriquecerse con ello. As¨ª, el dopaje.
Oculto tras el brillo de los r¨¦cords, del gigantismo, del espect¨¢culo deslumbrante de los grandes acontecimientos deportivos, Juegos Ol¨ªmpicos, Mundiales, Tour de Francia, un verdadero ej¨¦rcito, una industria subterr¨¢nea, ha florecido. Su misi¨®n, cubrir todos los frentes, ofrecer todos los servicios, organizar todas las contingencias. Como si fuera una compa?¨ªa telef¨®nica, un proveedor de Internet, el servicio del gas o un fabricante de coches.
Las investigaciones del FBI o de la Guardia Civil han demostrado que las bandas controlan hasta el menor detalle
Su clandestinidad, complejidad, su profundidad, la calidad de los servicios que presta la industria del dopaje ha ido aumentando conforme las autoridades deportivas, ol¨ªmpicas, policiales y judiciales han ido hundiendo su cuchillo, han aumentado la persecuci¨®n, han estrechado el cerco. De la libertad con que actuaba el dopaje de Estado instituido en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y en los pa¨ªses del entorno en los a?os 60 y 70, se ha pasado a las actuales organizaciones, igual de poderosas, igual de peligrosas, pero casi absolutamente subterr¨¢neas. De la artesan¨ªa de medios y m¨¦todos, pr¨¢cticamente intuitivos, con que se mov¨ªa el frente del dopaje en el mundo occidental hasta los a?os 90, se ha pasado a la sofisticaci¨®n, a la investigaci¨®n, al enga?oso hipercientifismo actual, cuyo ¨²nico objetivo es, finalmente, evitar la detecci¨®n, la impunidad.
Mientras, el deportista, siempre en el mismo lugar, el de consumidor pasivo, convencido por el sistema de que el atajo es inevitable si se quiere alcanzar la gloria, la recompensa econ¨®mica merecida, el honor. El dopaje, un gasto m¨¢s, una suma m¨¢s que descontar de las ganancias, como el 15% del agente, el 40% de Hacienda, o as¨ª.
La industria del dopaje y su contraparte, la lucha contra su prevalencia, ha evolucionado, se ha ido modelando, adaptando a las nuevas realidades a golpe de esc¨¢ndalo. Son fechas claras, exactas. La muerte de Simpson en el Tour del 67, la detecci¨®n de los anabolizantes en 1976, el positivo de Ben Johnson en Se¨²l 88, el descubrimiento de la EPO recombinante en 1989, el esc¨¢ndalo Festina en el Tour 98, el control de hematocrito en 1999, la fundaci¨®n de la Agencia Mundial Antidopaje en 2000, la posibilidad de detectar la EPO en 2000, la redada de San Remo en el Giro 2001, el caso Balco en 2003, la Operaci¨®n Puerto en 2006...
Y as¨ª est¨¢n las cosas. La investigaci¨®n del FBI en EE UU que dio lugar al caso Balco, la de la Guardia Civil espa?ola, la Operaci¨®n Puerto, y la ¨²ltima investigaci¨®n del hemat¨®logo australiano Michael Ashenden permiten tener una fotograf¨ªa de c¨®mo las bandas organizadas, verdaderas transnacionales en un negocio globalizado, controlan hasta el menor de los detalles del dopaje del siglo XXI.
Balco, como las instalaciones de Merino Batres en el centro de Madrid, era un laboratorio de an¨¢lisis legal. Estaba especializado en deportistas y, aparentemente, los ¨²nicos productos que recomendaba a atletas con problemas, eran dos minerales, zinc y magnesio. En realidad, desde el peque?o laboratorio en la bah¨ªa de San Francisco, Victor Conte, el jefe de la banda, garantizaba todo tipo de servicios que convert¨ªan el dopaje en invisible para las autoridades. El deportista que llegaba a sus instalaciones recib¨ªa an¨¢lisis, productos (EPO; anabolizantes, hormona del crecimiento, el estimulante modafinil y una crema de epitestosterona para enga?ar en los an¨¢lisis), consejos de dosificaci¨®n para evitar la detecci¨®n, apoyo psicol¨®gico... El pack completo a cambio de fuertes sumas de dinero.
Gracias a su empresa, Barry Bonds acumulaba los homeruns, Tim Montgomery y Dwain Chambers machacaban el cron¨®metro, Jason Giambi romp¨ªa las pelotas... Ten¨ªa trabajadores para todo, contactos con m¨¢nagers, entrenadores, deportistas, pero la relaci¨®n fundamental era la que manten¨ªa con Patrick Arnold, un qu¨ªmico con un laboratorio en Illinois. Arnold era fant¨¢stico porque de la nada era capaz de inventar, de dise?ar esteroides anabolizantes que nunca ser¨ªan detectados en los laboratorios. Suyas eran las prohormonas que invad¨ªan a principios de siglo los campos de b¨¦isbol y de f¨²tbol americano; hija suya era tambi¨¦n la THG, el anabolizante invisible que, finalmente, fue el causante de su ca¨ªda. Trevor Graham, un entrenador celoso, le delat¨®. La THG dejaba de ser invisible.
Arnold prove¨ªa a Conte de anabolizantes invisibles -aparte de la THG, la norboletona y el Madol-, pero el californiano no era su ¨²nico cliente: el comercio del dopaje en el deporte profesional no conoce fronteras. En Grecia, seg¨²n la sentencia de abril pasado que conden¨® a Arnold a tres meses de prisi¨®n y a tres meses de reclusi¨®n en su domicilio, Cristos Tsekos, entrenador de Caterina Thanou y Costas Kenteris, los velocistas helenos sancionados por huir de los controles sorpresa en v¨ªsperas de los Juegos de Atenas. Una t¨¢ctica, la fuga, que tambi¨¦n practicaban los atletas entrenados por Graham en el a?o 2000: en su base de entrenamiento en Raleigh (Carolina del Norte), una persona estaba especializada en dar el queo cuando llegaba un controlador de la agencia antidopaje. Los atletas r¨¢pidamente saltaban vallas, hu¨ªan.
Ning¨²n detalle, efectivamente, quedaba al azar.
Tampoco en la Operaci¨®n Puerto. Uno de los detalles menos conocidos, pero quiz¨¢s uno de los m¨¢s significativos, de las minuciosas estrategias log¨ªsticas del grupo de Eufemiano Fuentes es, seg¨²n las investigaciones de la Guardia Civil, el sistema de extracciones y reinfusiones de sangre que garantizaban el servicio en pr¨¢cticamente toda Europa, anulando los evidentes riesgos del delicado transporte y los peligrosos cruces de fronteras. Meses antes de las competiciones en las que el deportista iba a precisar de concentrados de gl¨®bulos rojos, se decid¨ªa en qu¨¦ puntos de Europa, Francia, Alemania e Italia, principalmente, iba a ser necesario efectuar la reinfusi¨®n de sangre. Colaboradores del m¨¦dico canario en los diferentes pa¨ªses se encargaban de la extracci¨®n semanas antes de la competici¨®n, garantizaban la conservaci¨®n refrigerada de las bolsas de hemat¨ªes y, posteriormente, durante la competici¨®n, organizaban la reinfusi¨®n. Las bolsas congeladas halladas en Madrid se utilizaban para mantener un remanente: el deportista que se extra¨ªa sangre en Italia, por ejemplo, acud¨ªa a Madrid inmediatamente para reinfundirse un concentrado, y evitar as¨ª tener que estar cinco o seis d¨ªas con valores bajos y entrenamientos de escaso nivel, y, al mismo tiempo, extraerse otra unidad. As¨ª, la sangre ni volaba en mochilas refrigeradas ni atravesaba por carretera puestos fronterizos donde un control de rutina pod¨ªa acabar con el entramado.
Esto ten¨ªa un precio. Entre 30.000 y 60.000 euros al a?o por deportista, dependiendo del grado de servicio que quisiera solicitar. Cuanto m¨¢s pagaba, m¨¢s exig¨ªa: servicio personalizado, elecci¨®n de las fechas de reinfusi¨®n y extracci¨®n, preferencias a la hora de experimentar con nuevos productos... En el nivel m¨¢s bajo, los detalles eran cosa de la empresa que prestaba los servicios, que decid¨ªa cuando y c¨®mo se practicaban las extracciones / reinfusiones y qu¨¦ nivel de productos pod¨ªa tomar.
Ashenden, el investigador
Michael Ashenden es un hemat¨®logo australiano que investiga financiado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y el grupo Ciencia e Industria contra el dopaje sangu¨ªneo. De su laboratorio han surgido la mayor¨ªa de las iniciativas y t¨¦cnicas que han permitido limitar, sobre todo, el uso de la Eritropoietina en el deporte profesional, como son el pasaporte sangu¨ªneo o la f¨®rmula australiana, una manera indirecta de detectar el uso de EPO con un simple an¨¢lisis de hematocrito, hemoglobina y reticulocitos. De su laboratorio ha surgido la ¨²ltima noticia, descorazonadora m¨¢s que esperanzadora, la ratificaci¨®n, una vez m¨¢s de que los tramposos siempre van por delante de los polic¨ªas.
Los deportistas contaban con el conocimiento emp¨ªrico de que la eritropoietina inyectada en microdosis no era detectable. Un mito, dec¨ªan los cient¨ªficos: no s¨®lo es detectable sino que las dosis tan peque?as no tienen ning¨²n efecto. El estudio de Ashenden, publicado en el n¨²mero de agosto de la revista especializada Haematologica, da la raz¨®n al mito: si antes de una competici¨®n larga un deportista logra mediante fuertes dosis de EPO un alto grado de hemoglobina, superior a 17, incluso, el uso cotidiano de microdosis de mantenimiento, de un 10% de la dosis inicial, durante la competici¨®n no s¨®lo lograr¨¢ que los niveles de hemoglobina, y por lo tanto la capacidad de transporte de ox¨ªgeno, se mantengan pr¨¢cticamente, sino tambi¨¦n conseguir¨¢ la invisibilidad: a las 12-18 horas, su rastro habr¨¢ desaparecido de su organismo. Dos verdades que muy bien sab¨ªan los tramposos y los equipos de expertos que organizan su dopaje.
![V¨ªctor Conte ense?a en su laboratorio una foto firmada por Marion Jones.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AJX75SFO7JSOWP33DHX6UOA3QA.jpg?auth=9b236f462366090afe4c4184ae5effc2bde6e0f0a2a20882f06edea0ee1aef71&width=414)
![Eufemiano Fuentes, junto a su abogado y su madre, el pasado 27 de mayo, cuando abandon¨® la c¨¢rcel.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UAIC27EJDHOEB5JPFHLNFDRDLE.jpg?auth=ae8b29cf0377c8a63042339b05ba153dea056e32758b652eee0c3c965bb97baa&width=414)
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