Santander vuelve a tararear a Mozart
Els Comediants recorre la vida y la obra del compositor en su nuevo espectáculo
Durante los ensayos en los aleda?os del Palacio de Festivales de Santander, el ruido de los ciclomotores, autobuses y coches que circulaban por las inmediaciones sofocaban las melodías de Mozart. También quedaban ocultos el ruido del enjambre de técnicos, actores, productores y máquinas de la compa?ía catalana Els Comediants, ya veterana en la programación del Festival Internacional de Santander. No les importaba, se trataba precisamente de eso, de pasar inadvertidos hasta el gran día del estreno. Y ese día llegó. Ayer nada pudo empa?ar el ambiente festivo de la cabalgata musical Mozart andante. "La idea es que la música de Mozart se vea y no solamente se oiga", explicaba su director, Jaume Bernadet, quien se encargó de fragmentar la vida del compositor salzburgués en seis escenas. Mozart en todas sus etapas vitales: el ni?o prodigio que recorre las cortes europeas en compa?ía de su padre, Leopold; el deslumbrante adolescente; el fecundo compositor; el director de óperas; el genio decadente abrumado por las deudas... Junto al compositor, un hervidero de personajes reales o extraídos de sus obras: su mujer Constanze, el misterioso caballero negro que le encargó la composición de un réquiem, solistas que interpretaban fragmentos de La flauta mágica o El rapto en el serrallo, Don Giovanni, el Papageno, la Reina de la Noche... todos ellos ataviados con trajes de vistosos colores y de dimensiones desmesuradas -"se trata de que el que esté lejos, también lo vea bien", apuntaba Bernadet-, convertidos así en las figuras grotescas de un retablo, que pretende alejarse de las conmemoraciones más oficialistas del 250? aniversario de la muerte de Mozart. Quieren aportar una mirada propia, burlesca y festiva. Las melodías que sonaron durante las dos horas del recorrido eran una combinación del top ten de Mozart (piezas de La flauta mágica, Don Giovanni, etcétera) junto a divertimentos, cuartetos y serenatas menos conocidas. "Queremos que la gente vuelva a silbar sus melodías", comentaba Bernadet. A bordo de cada carroza, los actores (un total de 42) interpretaban, en bucle, peque?as acciones. "La idea es que alguien que pase por la calle pueda ver en 12 minutos la vida de Mozart". Hubo quien se limitó a hacer precisamente eso, desde las terrazas del paseo de Pereda y no se movieron de sus sillas mientras miraban el fluir del río musical mozartiano que pasaba. Otros muchos, la mayoría, contagiados por el espíritu festivo, siguieron durante un rato a la comitiva. El entusiasmo llevó a algunos -los menos, es verdad, el recorrido se prolongaba durante algo más de un kilómetro- a completar el eje Palacio de Festivales-Plaza del Ayuntamiento. Allí les esperaba la Reina de la noche a lomos de una inmensa luna, ella les contaba a los presentes que el amor había sido el motor de la obra de Mozart bajo la atenta mirada del papa Clemente XIV, el rey Jorge III, la emperatriz María Teresa, el emperador Maximiliano y Luis XIV. En el tramo final, se incorporaron sorprendidos los adultos, boquiabiertos los más peque?os, para ver la repentina aparición de una gigantesca mano, gui?o a la masonería de Mozart, y una lluvia de cientos de partituras, las mismas cuyas melodías habían estado sonando durante el espectáculo y que algunos, ya terminado, tarareaban de vuelta a casa.
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