Infierno a las puertas de Pontevedra
"Nunca vi esto en 47 a?os", afirma un empleado de una gasolinera a siete kil¨®metros de la capital
"Pap¨¢, v¨¢monos, que nos morimos; y los bomberos, ?fuera, fuera!". Jaime Villaverde describ¨ªa ayer los gritos y el horror que vivi¨® en la madrugada del domingo en su casa de A Cardosa de Marc¨®n, a tan s¨®lo siete kil¨®metros de Pontevedra, cuando "llamas de cinco metros" se presentaron al lado de su casa. Su vivienda se ha salvado, pero el susto "lo lleva en el cuerpo". Lloraba desconsolado al tiempo que llenaba los dep¨®sitos de los coches que paraban en la gasolinera donde trabaja. Cien metros por detr¨¢s, el infierno. "No s¨¦ si faltan medios, pero est¨¢n desbordados", contaba Mariv¨ª Rivas, propietaria de la estaci¨®n de servicio. "?Ves aquel cami¨®n de bomberos? Ha venido de Castilla-La Mancha".
El negocio de Rivas es seguramente el primero que defender¨¢n las brigadas antiincendios. "No creo que llegue aqu¨ª el fuego, seguro que no lo permiten", cuenta. En Galicia arde mucho bosque y en sitios m¨²ltiples, y las autoridades tienen que priorizar. El alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fern¨¢ndez Lores, lo reconoce: "Se mandan hombres donde hay mayor peligro". Primero, explica, se acerca la polic¨ªa para valorar la gravedad del fuego. Y se decide. Si es grave, retenes, hidroaviones y helic¨®pteros pelear¨¢n contra las llamas. Si no... los gallegos se las apa?an.
La lucha de estos d¨ªas no es en absoluto sencilla. La gente tira de lo que puede y defiende sus casas y sus tierras con u?as y dientes. El coraje, la indignaci¨®n, pero tambi¨¦n la solidaridad, empujan a todos a apagar los incendios. Los agricultores con sus propias motobombas y cisternas, los dem¨¢s con xestas (ramas de arbusto). Hacen lo que pueden, porque entre el humo surgen llamaradas repentinas de hasta 10 o 15 metros y entonces tienen que alejarse. "Mi yerno no debiera estar ah¨ª, tiene asma, cogi¨® la silicosis de minero en Le¨®n", gritaba Diamantina Moreira. Esta mujer gallega de 70 a?os estaba angustiada: "Si [el fuego] pasa la carretera, mi casa arder¨¢". Sus vecinos corr¨ªan de arriba abajo y un helic¨®ptero antiincendios pasaba de largo. Prioridad, prioridad.
En Galicia buscan responsabilidades. Todos coinciden en que los incendios son provocados. Y miran a los pol¨ªticos. Unos acusan a socialistas y el bloque. Otros, a los populares. "Dile de mi parte a Touri?o que lo est¨¢ haciendo de maravilla", ironizaba Xos¨¦ Gonz¨¢lez acerca del presidente de la Xunta.
"?Est¨¢n parados!"
Respecto a los militares, tambi¨¦n ten¨ªa quejas: "?Qu¨¦ cojones hacen con lo que cobran? ?Est¨¢n parados! Cuando hice la mili, si hac¨ªa falta apag¨¢bamos fuegos por dos reales". Otro hombre, bonaerense emigrante en Galicia desde hace 30 a?os y que prefer¨ªa no dar su nombre, lanzaba: "Esto lo ha provocado gente de la derecha, quiz¨¢ como venganza porque perder el poder". No era el ¨²nico que evitaba identificarse. Uno de los miembros de un ret¨¦n aseguraba que faltan medios: "La nueva conselleria de Medio rural [en poder del Bloque Nacionalista Galego] no sabe ni por d¨®nde anda". Fern¨¢ndez Lores, alcalde de Pontevedra (BNG) opina lo contrario: "La Xunta intenta hacer pol¨ªticas de prevenci¨®n, frente a las anteriores de extinci¨®n". El problemaes que "la dimensi¨®n de ¨¦stos sobrepasa la capacidad de medios normal".
En Galicia se ven muchos eucaliptos. Fueron plantados por las empresas madereras para sustituir a los casta?os y robles, menos rentables. La desventaja de unos y otros frente a un incendio es notable. Un eucalipto chupa mucha agua. Los otros ¨¢rboles por el contrario mantienen la humedad en el piso, dificultando el avance del fuego. Adem¨¢s, antiguamente el campo estaba m¨¢s cuidado.
Pontevedra amaneci¨® clara ayer por la ma?ana. A pesar de que todav¨ªa ol¨ªa a chamuscado, el sol brillaba y el ¨¢nimo de la gente parec¨ªa recuperarse. El viento hab¨ªa empujado el humo hacia el Atl¨¢ntico. Sin embargo, el panorama fue empeorando por la tarde. Un manto amarillento cubri¨® esta ciudad donde llueve ceniza en funci¨®n de c¨®mo sople el viento. En los bares la gente no deja de comentar lo extraordinario de estos incendios que rodean Pontevedra. Justo a las afueras, Villaverde sigue atendiendo los surtidores. "Nunca vi esto en 47 a?os". Tambi¨¦n tiene unas terneras, que "est¨¢n tan asustadas que no comen nada". Este hombre, con los ojos enrojecidos, es la viva imagen de una tierra que clama por hacer justicia. "A estos [los pir¨®manos] los met¨ªa ah¨ª dentro".
Un locutor de radio intenta levantar el ¨¢nimo de los gallegos. Suena la canci¨®n del verano en Galicia. Las gaitas acompa?an a "?scar Pereiro [virtual ganador del Tour de Francia], o mellor do mundo enteiro". Entonces, la gesta parece posible.
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