Pesadilla en Houston

Cuevas, un futbolista paraguayo que toca la lira tradicional de su pa¨ªs, no olvidar¨¢ en su vida el partido de ayer en Houston. El delantero del Club Am¨¦rica marc¨® al Bar?a tres goles como tres soles en una primera parte que dej¨® a los azulgrana patitiesos, y con cara de p¨®quer a V¨ªctor Vald¨¦s, hasta ahora uno de los mejores en la gira por M¨¦xico y Estados Unidos. El partido pint¨® fatal cuando Oleguer marc¨® en propia puerta, pero entonces, a ocho minutos del final, apareci¨® la mejor versi¨®n del Bar?a. Saviola, a¨²n en espera de destino, marc¨® un gol; Ronaldinho transform¨® un penalti cometido sobre ¨¦l mismo y Eto'o empat¨® a dos minutos del final. El empate supo a gloria.

Casi fue una l¨¢stima que el partido acabara porque dio la impresi¨®n de que los azulgrana pod¨ªan haber marcado m¨¢s goles ante uno de los rivales con los que se enfrentar¨¢ en el Mundial de Clubes en diciembre, en Tokio. No estaba ya entonces en el campo el Piojo L¨®pez, escolta de Cuevas y que hizo revivir al Bar?a la peor de sus pesadillas de la era de Van Gaal. Puyol, tocado por un golpe (se aline¨® en su lugar el canterano Olmo), no jug¨® y se not¨®. No han debutado todav¨ªa ni Thuram ni Zambrotta y la defensa las pas¨® canutas.

No hab¨ªan pasado ni 10 minutos y el Bar?a ya hab¨ªa ofrecido lo mejor de toda la pretemporada. Pero fue un espejismo. El Am¨¦rica, un equipo compacto, serio y con un veloz contragolpe, le hizo los sietes que quiso. Cuevas meti¨® el segundo y el Piojo le sirvi¨® despu¨¦s el tercero. El partido ten¨ªa en el descanso pinta de fiasco y Rijkaard puso a toda su artiller¨ªa: Ronaldinho y Eto'o coincidieron por primera vez este curso en el campo y Messi regres¨® al c¨¦sped despu¨¦s de una larga lesi¨®n de cinco meses. La afici¨®n de Houston empez¨® a restregarse los ojos. Los nervios empezaron a cundir en el Bar?a. Pero el fantasma de la goleada -no recib¨ªa un tanteo as¨ª desde que el a?o pasado cay¨® en Zaragoza, en la Copa- espole¨® a los azulgrana, que en una reacci¨®n fulgurante marcaron tres goles en ocho minutos hasta empatar.

El Am¨¦rica casi pidi¨® la hora. Y el Bar?a y el p¨²blico acogieron con fastidio que el ¨¢rbitro tocara el silbato se?alando el camino de los vestuarios.