Agon¨ªa morisca

Profesora em¨¦rita de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y nieta del fundador del diario El Sol, Soledad Carrasco Urgoiti es una mujer menuda, de trato delicioso, que ha consagrado su labor investigadora en las ¨²ltimas d¨¦cadas a la literatura de tema morisco. Los tres libros publicados dentro de la colecci¨®n Albor¨¢n, de Ediciones Bellaterra, permiten reconocer el valor de una aportaci¨®n, hasta ahora dispersa.

Los rasgos externos del pe

riodo ag¨®nico de la historia morisca, entre la conquista de Granada y la expulsi¨®n de 1609, ofrecen la imagen de un enfrentamiento recurrente entre la asimilaci¨®n forzosa propuesta desde el poder real y el eclesi¨¢stico, de un lado, y la resistencia, salpicada de levantamientos, en la vertiente opuesta. La guerra de las Alpujarras y la expulsi¨®n fueron los dos momentos culminantes de una trayectoria que conocemos bien a partir de los estudios de Dom¨ªnguez Ortiz, Bernard Vincent, Cardaillac y Epalza, entre otros. Paralelamente, sin embargo, la literatura nos presenta un panorama m¨¢s complejo que arranca de las relaciones de frontera en el siglo XV y que muestra un notable esfuerzo de comprensi¨®n, y podr¨ªa decirse que de salvamento del otro, cuyo punto de llegada es el tratamiento del tema por Cervantes, pero que tiene tras de s¨ª una tradici¨®n literaria cuyos principales hitos son el relato del Abencerraje, los dos libros sobre las guerras civiles de Granada, antes y despu¨¦s de la conquista, de P¨¦rez de Hita, y la historia de Ozmin y Daraja, enquistada en el Guzm¨¢n de Alfarache. Al tiempo que la pol¨ªtica antimorisca se endurece ante la aparici¨®n de la amenaza turca, nos explica Soledad Carrasco, estas obras se esfuerzan por transmitir una imagen positiva del moro, present¨¢ndolo, por lo menos en sus elites, como una figura claramente diferenciada, pero perfectamente ajustable al orden nobiliario cristiano. El amor, tanto en el Abencerraje como en Ozmin y Daraja, sirve de puente para describir un happy end arm¨®nico, ajustado a las incumplidas capitulaciones de 1492.

En su fascinante recorrido

por los escritos de P¨¦rez de Hita, Soledad Carrasco deshace el espejismo. Si en su historia idealizada del enfrentamiento entre abencerrajes y zegr¨ªes en el ocaso de la independencia de Granada P¨¦rez de Hita inventa una tradici¨®n para justificar la integraci¨®n de los caballeros moros convertidos, la segunda guerra, en la que participa personalmente, la de las Alpujarras, con las descripciones realistas de actos de violencia y de luchas feroces, a pesar de la admiraci¨®n que siente ante los ejemplos de hidalgu¨ªa mora, refleja el fracaso de la buscada convivencia. Todo ello en una composici¨®n trenzada que permite a Mar¨ªa Soledad Carrasco Urgoiti destacar temas y personajes significativos, as¨ª como contrastar una y otra vez el enlace entre el relato hist¨®rico y la ficci¨®n.